Velocidad y Resistencia es uno de los clubes fundadores de la Asociación que nuclea el básquet de nuestra ciudad. A pesar de esto, en la actualidad no cuenta con la infraestructura suficiente para lograr tener un equipo en la máxima categoría rosarina. Joaquín Gamborena, entrenador de inferiores, explicó el futuro que se planea sobre calle Urquiza.
‘El Rayo’ cuenta con tres divisiones de jugadores desarrollando el básquet dentro del club. El primero de estos grupos es de escuelita, conformado por niños y niñas de entre cuatro hasta ocho años de edad. La intención de las autoridades es dividirlos en subgrupos. El primero con los integrantes de entre cuatro hasta los seis años y el segundo con los restantes de siete y ocho años de edad.

La siguiente división es la clásica de premini y minibásquet. Desde los nueve hasta los doce años. «Es más difícil, ya que uno se encuentra con pibas o pibes de 11 y 12 años que le empiezan a agarrar el gustito a la competencia, te llevan los puntos de los partidos en la cabeza y no les gusta nada que uno trate de emparejar cuando llega la hora del partido para que ninguna o ninguno pierda», declaró Joaquín Gamborena.
Por último, se encuentran los jugadores de intermedias. El club cuenta con poco más de una docena de basquetbolistas de entre 13 y 19 años. Aquí se encuentra el primer objetivo por parte de la subcomisión de básquet en Velocidad, con un proyecto pausado debido a la pandemia. Esta temporada, la intención era hacer fuerte este grupo para conformar las categorías U13, U15, U17 y U19.

Velocidad y Resistencia no cuenta con piso de parquet, por este motivo para poder desarrollar de manera oficial se vieron obligados a alquilar otras locaciones para recibir a sus rivales la última temporada que disputaron con una categoría de primera. Con la reglamentación que impone la Rosarina, para poder hacer uso de sus instalaciones deben arreglar este problema de infraestructura.
Las obras están en marcha y la Comisión Directiva tiene intención de cumplir con las normas impuestas. «Para mitad de año habrá una serie de obras en el club que nos van a permitir triplicar o por lo menos duplicar los horarios para entrenar», explicó Gamborena.
La actualidad de la institución que no cuenta con una primera división fue una decisión tomada por el grupo directivo que se encarga de esta disciplina, la misión es darle más fuerza a las divisiones formativas para crear una base sólida para el futuro.
«Fue una decisión que tomamos a finales del 2019, nos sentamos con la subcomisión de básquet a planificar el futuro del club. La base de la pirámide era lo que había que fortalecer, que es el minibásquet, para tener la cantidad de chicos que después vayan nutriendo hacia arriba», expresó Joaquín.

«La infraestructura obviamente tiene que ver, al no contar con la cancha de parquet tenemos que salir a jugar en otro lado, se generan gastos. Deportivamente no es lo mismo, porque no es tu cancha y también dependemos de la invitación o aceptación de la ARBB por no contar con intermedias», agregó.
Sobre la calle Urquiza se vive la ilusión que, para el Centenario del club, en el año 2023, cuenten firmemente con la cancha adecuada y las categorías del básquet totalmente armadas para poder competir finalmente en su casa. Para volver así, por qué no, a ser nuevamente campeón de Rosario, como en 1941, 1942 y 1957.