Sergio Córdoba nació con la naranja bajo el brazo y con la ‘Roja’ de calle Saavedra en la piel. En la casa ubicada frente a Ciclón, aquel muchacho correteaba las instalaciones del club. Con siete años empezó de manera formal su incursión en el deporte. En aquel entonces acompañaba a su padre José Córdoba quien dejó una huella dentro del club (NdR: hoy el gimnasio lleva su nombre).
«Cuando yo comencé a los siete años, me acuerdo que dentro del club había una única categoría que era la preinfantil. De ahí seguí hasta los 17 años. Con las inferiores conseguimos el primer título de la Rosarina». Además, resaltó: «De esa época quiero destacar a Tito Gómez. Él fue quien me formó de chico y me dirigió en la primera de Ciclón».
El salto a primera fue diferente, el 17 de septiembre de 1975, en el básquet de Rosario compartieron cancha padre e hijo. «Era uno más, nunca se trasladó la relación padre hijo a la cancha. Él era un jugador reconocido y yo alguien que recién empezaba. Adentro de la cancha nunca lo percibí como mi padre, sino, todo lo contrarió como un compañero más», rememoró.
Además, señaló: «Al tiempo uno se da cuenta de que era distinto. Yo iba al club y practicaba primero con los de mi categoría y después me quedaba con los de la primera».
En 1977 pasó a Rosario Central, de esa época recordó: «Se había armado un muy lindo equipo. Me acuerdo que lo comandaba ‘Buby’ Le Bihan junto al PF Osvaldo Tammaro. Ese plantel lo integré con jugadores cómo, Armando Cisneros, Luis Villa, ‘Coco’ Montanini, ‘Palito’ Maya, ‘Turco’ Sozzi, Marcelo Toquero, Roberto Condorelli, ‘Nire’ Roldán y Carlos Airaudo. Era un plantel 100% rosarino y ganamos cuatro años consecutivos el torneo local».
«Con el ‘Buby’ fue con quien empecé a entender lo que era jugar al básquet. Y lo que era formar parte de un equipo competitivo».
En referencia a aquella época, rememoró: «No existía la Liga Nacional. Y no solamente nos quedamos con el torneo local, además fuimos dos años seguidos campeones de la provincia cosechando el Campeonato de Clubes Campeones. También ganamos dos años Interasociaciones».
«Pero en ese entonces, la competencia era que los campeones de cada provincia iban jugando y eliminándose hasta llegar al Campeón Argentino de Clubes. Nosotros llegamos una vez al Cuadrangular Final y una al Triangular Final. Durante esos años nos colocamos entre los mejores del país. Jugábamos contra equipos que tenían americanos y nosotros éramos todos rosarinos», agregó.
Además, dejó su huella en los seleccionados rosarinos y santafesinos. Disputó los Campeonatos Argentinos juveniles con Santa Fe en 1976 y 1978, donde lograron coronar con el título. En mayores tuvo un largo trayecto desde el 1977 hasta 1984. Logrando campeonar en 1977 y siendo subcampeón en 1979 en Bahía Blanca y en 1980 en Rosario.
A nivel nacional integró la preselección juvenil de 1977, que disputó el Sudamericano en Guayaquil. En cambio en 1979 formó parte del plantel que afrontó el Sudamericano en Montevideo que obtuvo la segunda posición. También constituyó el plantel que compitió en el Mundial de Brasil donde se colocaron terceros.
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Llegado el 1984, con el atractivo de la Liga Nacional, se mudó a 110 kilómetros de Rosario para ser jugador de Argentino de Firmat. Allí disputó en primera instancia el TNA, donde consiguió el ascenso a La Liga. «Viví toda la transición hasta llegar al más alto nivel. Lo más importante de ese paso fue competir y permanecer en la A», subrayó.
«El básquet en Firmat es muy fuerte y ese torneo se vivió con mucha más pasión».
De vuelta en la ciudad, en 1986 siguió compitiendo en Liga, pero ahora con la ‘Roja’ de Provincial donde disputó los torneos del 1987 y 1988. Con el club conquistó el TNA de 1987. «Lo lindo de esa época era estar en mi ciudad. Con el público local. La idea fue la misma que en Argentino buscar la permanencia y no sólo quedarse con el ascenso», resaltó.
Por cuestiones laborales, en 1989 se instaló definitivamente en Rosario y pasó a vestir la camiseta de Gimnasia y Esgrima. «Ese año con GER salimos segundos en Rosarina. Pero además de eso, jugamos en la tercera categoría del básquet nacional, lo que hoy es el Torneo Federal y nos colocamos novenos en nuestra zona», recordó.
En 1990, disputó nuevamente la tercera categoría con Norte de Armstrong. El propio Sergio, señaló: «Llegamos a la final, en busca del ascenso. Pero lamentablemente perdimos la final con un equipo de Villa Ángela, Chaco».
Al año siguiente, se le presentó el desafío con Banco Santa Fe. «Allí seguí jugando en la tercera categoría. En el torneo doméstico salimos segundos y logramos cosechar algunas de las copas que se jugaban en la ciudad» comentó.
«Lo lindo de ese año fue que jugué con muchos chicos que yo había dirigido en las inferiores».
El salto a la dirección técnica la recorrió desde chico, en sus años cómo jugador de Ciclón. Sergio ya se hacía cargo del mini básquet del club. «Formalmente comencé en la Sociedad Hebraica, hoy conocida como USAR en 1980 y ahí estuve cuatro años», contó.
«No fue traumático el dejar de ser jugador al ser entrenador. Seguí jugando de manera recreativa. No me cambió mucho, yo tenía mi trabajo cómo docente. Cambié las noches de ir a entrenar profesionalmente por las de ser yo el entrenador», comentó sobre su paso a la dirección técnica.
Cuando pasó a jugar a Argentino de Firmat, tomó también las inferiores del club. En su vuelta a Rosario se hizo cargo de las categorías mayores de Ciclón. Quedando al frente de la U15 y U19. Siguió su andar en las categorías menores de Banco Provincia y de USAR donde dio el salto a primera en los años 1992 y 1993. A su vez en 1993 se sumó a la asistencia técnica en Provincial que se encontraba disputando el TNA.
En el año 1994 se hizo cargo de Sportivo América donde permaneció hasta 1997. Allí consiguió el ascenso de la B a la A. En su primer año mantuvo la categoría. «Después de ese año, con los chicos del club donde se destacaban el ‘Pollo’ López y Rodrigo Navarro, más un grupo de jugadores que se incorporaron, se armó un grupo interesante. Con ellos pudimos ascender cuando nadie nos tenía en cuenta». Al año de lo cosechado, llegaron a las semifinales de la A donde cayeron frente a Rosario Central, quien luego se consagró campeón.
En 1998 pasó a Atalaya y se hizo cargo de las categorías inferiores. Allí disfrutó de su paso por el ‘Azul’ de la Sexta. Algo similar vivió en 1999 cuando tomó la primera de Regatas. «Conformé un grupo muy bueno, todos surgidos del club y logramos permanecer en la categoría. Siempre destaco que el plantel era 100% de la institución», remarcó.
En 2000 y 2001 estuvo en Central a cargo de las inferiores y como asistente de Cristian Grimaldi cuando estaban disputando el Torneo Federal. Pero a mediados de 2001 dejó el ‘Canalla’ junto a Grimaldi y Marchica, en busca de un nuevo desafío en Libertad. «Agarramos un plantel con muchos chicos del club y sin un peso para incorporar. Logramos pasar de pelear el descenso a pelear dos años seguidos el ascenso».
«El primero lo perdimos con Central al mejor de tres partidos y el segundo lo perdemos en un Cuadrangular. Ahí ganamos los tres de local y perdimos los tres de visitantes, quedó para el recuerdo el partido que nos robaron con Edison que nos hubiera dado el ascenso», explicó.
De su paso por Provincial en 2006, expresó: «Fue muy lindo, fui para dirigir U19 y primera, con mayoría de chicos del club. En ese año pasó algo muy lindo para mí. Los resultados no se daban y la dirigencia había decidido desprenderse de mis servicios. Pero los jugadores se plantaron y pidieron que me quedara. Los mismos directivos dieron marcha atrás».
En 2007 se hizo cargo del Club Banco Nación que había logrado el ascenso a la B el año anterior. «Llegué a un club recién ascendido. Se mantuvo el equipo, pero no logramos el cometido. Me encontré con un buen grupo humano, con mucha predisposición de todos. A pesar del resultado tuvimos un buen año».
Al año siguiente decidió tomarse un año sabático. En 2009 la propuesta de Calzada lo sedujo y tomó al primer equipo, allí permaneció hasta 2012. En la institución consiguió el ascenso a la B. «Con un presupuesto de cero, nos mantuvimos con algunos chicos del club y con otros de afuera. Fue una buena experiencia donde también trabajé con el ‘Pelado’ Marchica, con el cual uno trabaja muy cómodo», recordó.
Posteriormente, en 2013, pasó a Alumni de Casilda, donde se mantuvo un año. Sin embargo con la institución no logró mantenerse en la A. «Llegué a un club que se había desarmado completamente luego de perder la final con El Tala. Se armó un plantel para pelear por la permanencia y no lo conseguimos. En la B, estuvimos todo el año segundos y en los primeros playoffs quedamos afuera».
«Más allá de cada club, las experiencias siempre son buenas. Siempre queda lo lindo, puede ser un logro deportivo o las amistades».
En 2015 repitió la fórmula del 2008 para descansar, pero en 2016 tomó Saladillo. Se hizo cargo de las categorías juveniles. Sobre el plantel, dijo: «Cuando tomé U17 y U19, ellos venían de salir segundos. Había una gran expectativa de que esos jugadores volvieran a repetir la performance en las finales. Además de eso se esperaba que muchos de esos juveniles se incorporaran a la primera».
«Pero en realidad, las formativas son para formar jugadores y por allí no priorizaba tanto los resultados deportivos. No nos fue bien en los resultados, no llegamos a la final. Ahí tuvimos algunas diferencias. Al año siguiente varios de esos chicos pasaron a la primera. Yo me hubiera mantenido, pero no compartíamos la misma visión con los dirigentes y no continué», comentó.
Finalizada la temporada, en 2018 se hace cargo de Cremería de Carcarañá en inferiores hasta 2020. «Un muy lindo club, con muy buena gente. No es un club de básquet puro, ahí es prioritario el fútbol. Pero había una visión conjunta de trabajar mucho en inferiores, para captar chicos y así formar la primera. La verdad hicimos un muy buen trabajo hasta que llegó la pandemia», contempló.
En 2020, tomó el mando de la U19 de Sportsmen Unidos y asumió como asistente de Cristian Le Bihan. «Llegué con la misma filosofía que usé, uso y seguiré usando. Priorizar el desarrollo del juvenil para jugar en primera, más que un campeonato de la categoría», afirmó.
«Todos queremos ganar, pero si ganar un partido de U19 implica posponer el progreso, es preferible perder un partido. Tienen toda su vida para jugar en mayores».
De su rol como dirigente, comentó: «La posibilidad surgió por los antecedentes que tengo tanto en lo deportivo, como profesor y algunos contactos. Llevó a que me convoquen para hacerme cargo de la Dirección Provincial de Deportes Comunitarios a partir de diciembre de 2019. Me interesó por cosas que se pueden llevar a cabo o había para hacer, la pandemia hizo que se revea todo».
«A fin de junio renunciamos todos por no tener el suficiente apoyo de los funcionarios que están arriba nuestro».
Cerró la nota, destacando su carrera en el básquet: «El paso por los diferentes clubes te deja el afecto de las personas con las que uno convive. Más allá de los resultados, ese afecto es lo que a uno le queda. El haber estado en clubes grandes y chicos, me dejó la visión de la función social que cumplen los clubes».
Trayectoria como jugador
- Ciclón (1965/1977) y (1993)
- Rosario Central (1977/1983)
- Argentino de Firmat (1984/1986)
- Provincial (1987/1988)
- Gimnasia y Esgrima de Rosario (1989)
- Norte de Armstrong (1990)
- Banco de Santa Fe (1991)
- Red Star de San Lorenzo (1992)
Trayectoria como entrenador
- USAR (1980/1983) y (1990/1993)
- Provincial (1993) y (2006)
- Sportivo América (1994/1997)
- Atalaya (1998)
- Regatas (1999)
- Rosario Central (2000/2001)
- Libertad (2001/2005)
- Banco Nación (2007)
- Calzada (2009/2012)
- Alumni de Casilda (2013/2014)
- Saladillo (2016/2017)
- Cremería de Carcaraña (2018/2020)
- Sportsmen Unidos (2020/Actualidad)