Hay una vieja creencia que apunta a que sólo los campeones son recordados, pero de vez en cuando, surgen equipos siendo la excepción a esta regla. Aquel Saladillo de la temporada 2019, es uno de estos ejemplos. Un entrenador convertido en emblema del club, jugadores dispuestos a dar todo por los colores que defendían y una gran familia barrial, fueron los factores que llevaron al ‘Sala’ a la Superliga Rosarina.
«Saladillo te banca ganes o pierdas, siempre se respira eso. En lo personal fue muy especial, lo desee mucho. Ese año fue algo muy lindo para todas esas personas que trabajamos para lograrlo, jugadores, cuerpo técnico, planillera, dirigentes, colaboradores e hinchas«, declaró Fernando Walker, DT de aquella temporada.
En calle Arijón siempre hubo un sueño, el llegar a la máxima categoría del básquetbol rosarino. Para ello, se conformó un equipo con ansias de conseguir tal anhelo. Con Fernando Walker al timón, un grupo de jugadores cargaron en sus espaldas la ilusión de todo un barrio.
El club no poseía el presupuesto que varios de sus rivales más fuertes, pero eso poco les importó al momento de verse las caras. Venían de conseguir el ascenso a la segunda categoría el año anterior, aunque no se conformaron en ese logro y fueron por más en la temporada 2019. El año inició de gran manera para los dirigidos por Walker.
‘El Sala’ comenzó ganando los primeros encuentros en la nueva categoría y hasta llegó a ser el puntero del torneo trascurridas algunas fechas. «El objetivo desde el primer entrenamiento de la pretemporada fue ascender, eso fue lo que nos dijo Walker. Nos miramos todos medio medio (risas), sabíamos que había planteles de mucho presupuesto pero dijo que confiemos en nosotros y así fue», expresó René Barrios.
La barrera económica que parecía una desventaja para Saladillo frente a sus rivales no preocupó al entrenador y cada fin de semana sus jugadores salieron a ganar cada partido, cual si fuese la gran final. Los basquetbolistas sentían la confianza de todo el cuerpo técnico, además de la comisión directiva a cargo y todos los seguidores que apoyaban desde las gradas en cada uno de los partidos.
«El ambiente en Club Saladillo siempre fue bárbaro, es como una familia con sus días buenos y otros no tantos, pero todos siempre yendo para el mismo lado con mucho esfuerzo y orgullo. No faltaba nunca una palabra de aliento», comentó Laureano Boncompain. «El ambiente era muy lindo tanto en parte de la comisión como de la gente que nos acompañó durante todo el año y del cuerpo técnico», sumó Barrios.
El torneo no fue sencillo, los ‘Aurinegros’ fueron partido a partido observando como de a poco las puertas del ascenso parecían abrirse a su paso. «Siempre fuimos cautelosos, a medida que iban pasando los partidos y nos veíamos en los primeros puestos fuimos creyendo más aún todavía en que podíamos ir por el ascenso verdaderamente», explicó René.
Para llegar al Final Four del torneo, Saladillo tuvo que superar a Los Rosarinos Estudiantil en una dura llave de Playoff. Los de calle Iriondo se quedaron con el primer partido jugado en el sur, lo que puso en jaque a las aspiraciones de los dirigidos por Walker. A pesar del tropiezo, los jugadores del ‘Sala’ no se dejaron caer y mostrando su gran fuerza de voluntad, lograron torcer la serie para lograr meterse entre los cuatro mejores.
«Nos tocó un playoff con Estudiantil muy difícil, arrancamos perdiendo la serie de local y sabíamos que el segundo juego era a matar o morir. Así fue como lo jugamos», declaró Barrios. Saladillo fue el último en meterse en el épico Final Four, derrotando 70 a 58 a LRE en casa con un Tomás Iannelli inspirado que anotó 25 tantos.
Saladillo no era solamente ímpetu, todo el equipo sabía responder cuando era necesario y el grupo que se había formado era la mejor arma. Así lo explica Boncompain: «Era un equipo muy completo con casi dos años de rodaje todos juntos; chicos del club con un amor por los colores tremendo y otros que nos sentimos como propios. Buenísima competencia interna, un DT con las ideas muy claras y frontal que permitió que todos entendamos nuestro rol».
Los contrincantes a vencer eran Talleres de Arroyo Seco, Regatas y Timbúes. El primer encuentro fue contra los de la comuna con victoria para el ‘Indio’. En el segundo encuentro, Saladillo se impuso a TAS para emparejar la clasificación manteniendo vivos a todos los equipos involucrados. Esa segunda cita, fue un duelo no apto para cardíacos.
Timbúes ya había conseguido su segunda victoria y si los de Arroyo Seco derrotaban al ‘Sala’ dejaban casi definidos ambos ascensos. Walker y compañía dieron la nota con un doble de Gabriel Domínguez sobre el final del encuentro para llevarse la victoria 77 a 75. Así pues, todo se definió en el tercer y último encuentro.
En la última fecha todo podía pasar, Saladillo se enfrentó a Regatas. Un partido electrizante y lleno de nervios que se definió en los últimos diez minutos. 82 a 63 fue el marcador para que los de zona sur cumplieran totalmente con su tarea. Ahora sólo restaba esperar. El partido que terminaba con las especulaciones era el que protagonizaron TAS y Timbúes.
A Walker y sus dirigidos les servía una victoria del ‘Indio’ y así definir mano a mano con Talleres, que ya habían vencido. Por otra parte, si los de Arroyo Seco eran los vencedores, había que sacar cuentas por un triple empate. Todos los ojos del básquet rosarino estaban expectantes a saber quiénes serían los equipos que se quedarían con los ascensos a la Superliga.
Finalmente, los de Gustavo Sandrini se quedaron con el partido 75 a 69 dándoles el título de campeón, pero del otro lado del Rodolfo Carrillo y ya vestidos de civil, todos los jugadores de Saladillo festejaron el tan ansiado ascenso a la máxima categoría del básquet de Rosario.
«Lo mejor era la unión que había. El buen ambiente entre jugadores y cuerpo técnico, no había una figura en sí. Si bien estaba ‘Gaby’ Domínguez, él nos hacía sentir a todos por igual también. Formamos un muy lindo plantel con buenos jugadores», agregó Barrios. «En lo personal me sentí muy bien. Pude jugar toda la temporada sin lesiones y eso me llevo a jugar en buen ritmo todo el año. Muy contento en lo personal porque pude rendir como me lo propuse desde un principio», cerró.
«Fue una temporada muy linda, poder colaborar y darle al ‘Sala’ una alegría tan grande como ascender; y ya viniendo de otro ascenso nos hizo muy bien a todos. Fernando nos dejó muy claro que todos íbamos a tener nuestro momento en el torneo y así fue, cada cual aportó lo suyo cuando en equipo lo necesitó», declaró Boncompain.
«Y los hinchas del club que son increíbles, los chicos de inferiores, sus padres siempre apoyándonos y cuatro personas espectaculares que siempre estaban como Pato, Susi, Darío y Moni», sumó con énfasis Laureano.
Fernando Walker, el autor intelectual del gran logro, cerró: «El objetivo fue ascender, sin dudas. Hicimos una gran pretemporada y jugamos cada partido como el último. Lo que más me gustaba era el día a día, era un grupo muy unido».
El entrenador convertido en emblema de la institución, ya no está al mando, pero pone al club en un sitio especial de su carrera. «Significa mucho para mi vida, jugué mis últimos años con la del ‘Sala’ y como entrenador fueron siete años en los que aprendí mucho», dijo.
Dicen que la historia la escriben los campeones y tal vez sea cierto, pero las leyendas son inolvidables por todos aquellos que traspasan de boca en boca las hazañas concretadas por aquellos que traen alegrías. Aquel equipo de Saladillo no consiguió ser el campeón, pero el triunfo de un barrio llevó al humilde club a lo máximo del básquet de la ciudad. Sobre Avenida Arijón, esa noche se sintieron los mejores.
#Basquet🏀 #Primera🏀
Gran triunfo de nuestros chicos de Primera División vs Regatas por 82 a 63 para así conseguir el ascenso a Súper Liga!
Felicitaciones !#SaladilloClub🔶️⚫ #BasquetSalaldillo⛹🏽♂️ pic.twitter.com/iH6tYbSv34— Saladillo Club (@saladillo_club) November 20, 2019