El ocaso del Torneo Rosarino de Básquet de 1988, tuvo como escenario el estadio cubierto Claudio Newell. Allí el básquet de Regatas llegó a su máximo esplendor. De la mano del ‘Profesor’, Raúl Primo junto a sus dirigidos, los ‘Regatistas’ consiguieron ese año el único tituló de primera que lucen sus vitrinas.
El plantel de Barrio Arroyito estaba formado en su gran medida por jugadores que habían salido de sus inferiores. Primo, su entrenador y maestro para muchos de esa camada de jugadores, rememoró a ese plantel: «Teníamos todos los puestos bien cubiertos. Buenos recambios, todos conocían sus fortalezas y debilidades. Nadie se salía del libreto. Era un equipo alto que jugaba rápido y bien. Si consideramos que era un equipo amateur, jugaba muy bien».
Además, agregó: «El equipo giraba sobre Marcelo Roig, Guillermo Valiente y Omar Gazze. Ellos eran los que tenían más libertades para tomar las decisiones».
Marcelo Roig, una de las piezas de ese equipo contó con añoranza sus días como jugador: «Entrenábamos mucho para la época. Recuerdo que yo hacía doble escolaridad en el Colegio San José, al mediodía no volvía a casa. Me iba a las siete de la mañana al colegio y de ahí al club. A mi casa volvía a las 11 de la noche para comer y dormir». Todo ese sacrificio, tuvo su recompensa al final.
El torneo fue largo, con altas y bajas. El DT, hizo hincapié en lo que fue la competencia: «Esos campeonatos largos se tornaban aburridos. Mirándolo desde acá, había tres niveles. Los que iban a pelear el campeonato. Un segundo nivel con buenos quintetos iniciales pero sin profundidad en el banco y los que iban a luchar por no perder la categoría».
También, resaltó: «Había muchas canchas no reglamentadas y de baldosa. Aunque siempre supimos que íbamos a estar entre los cuatro de arriba y así fue. Con altas y bajas en el funcionamiento colectivo durante el año pero llegamos bien psicológicamente a la semifinal».
El ‘Profe’, destacó la importancia de esas semifinales: «Fue un equipo muy duro, con muy buenos tiradores. Una vez que pasamos a Banco, no teníamos dudas que estábamos para campeones. Fue una serie muy cerrada que nos preparó para la final».
Mientras Regatas fue construyendo su camino a la final, Raúl iba enseñando. Formando personas, jugadores y profesionales. Marcelo es uno de ellos y lo recuerda: «Raúl era un gran entrenador ‘convencía’. Un adelantado para el básquet rosarino. Leía mucho sobre básquet, era, es y será un fanático del entrenamiento. A mí me marcó mucho y creo que fue el que me transmitió ese fanatismo por este deporte».
«Con él, entendí que lo importante en esto es el camino. Todo lo que uno pueda lograr, va a ser consecuencia de lo que haga en el día a día. No importa si en el gimnasio o al aire libre, el equipo siempre se entrenaba. Fue un gran coach», remarcó.
La gran final del Torneo Rosarino, tenía a Regatas con la ilusión a flor de piel y con la confianza para salir campeón. Su rival fue el poderoso Newell´s Old Boys que presentaba un plantel de elite. Con todas las estrellas que jugaban Liga Nacional ‘B’. ‘La Lepra’, llegaba como un firme candidato.
«Ellos no estuvieron a la altura de lo que se esperaba. En nuestra cancha, nos impusimos en un partido muy ajustado que ganamos en la última pelota. En su cancha, pudimos desplegar el juego que más nos gustaba. Correr y conseguir puntos fáciles. Ganamos jugando zona que no era nuestra defensa habitual. Todos jugaron un gran partido», recordó Raúl. El ‘Remero’, se impuso en la serie 2 a 0.
Ese título fue más que una copa para Roig, en ese plantel jugaba con su hermano Gustavo: «Estar en el equipo con mi hermano fue un orgullo. Él era el más chico del plantel pero siempre tuvo mucho carácter para jugar y lo demostraba en el día a día. Nosotros venimos de una familia donde el básquet siempre estuvo presente. El hecho de que hayamos compartido equipo fue hermoso, aunque como pasa en toda familia siempre teníamos discusiones», rememoró entre la emoción y la risa.
Cuando fueron preguntados por lo que significó este título, ambos destacaron las gestiones realizadas por los dirigentes. En primer lugar Raúl comentó: «El título significó el último logro de un proceso. Muchos de los jugadores habían sido minis del club y varios llegaron en cadetes desde otros clubes. En los años anteriores, Regatas había sido campeón en infantiles, cadetes y juveniles».
Y continuó: «Quiero resaltar que tuvimos muy buenos dirigentes en ese nivel. El ‘Flaco’ Zalva, ‘Panchi’ Revori y por sobre todos Giovanni Solarino que apoyaron un proceso inédito en Regatas. Sin ellos, no lo hubiéramos logrado. Pero el título, fue la frutilla del postre del logro de muchos dentro y fuera de la cancha».
Por otro lado Marcelo, resaltó: «Ser campeón con Regatas fue algo muy especial. El básquet no era el deporte principal en el club. Se armó una movida muy linda, con mucha gente trabajando, con el ‘Gringo’ Solarino a la cabeza. Hizo que el básquet creciera mucho en el club y el hecho de salir campeones coronó ese proceso».
Primo definió a sus tres pilares:
- «Marcelo Roig, era un jugador rápido. Sobre todo mentalmente, era audaz y ganador. Desde chiquito entendió el juego con claridad. La noche de la final supo repartir el juego a la mejor opción».
- «Willy Valiente, era nuestro todo terreno, defendía internos y aleros. Tomaba triples y sabía jugar adentro. Siempre jugó sencillo, callado y con una gran eficiencia».
- «Omar Gazze, tenía movimientos sencillos y un tiro difícil de defender. Inesperado. Un goleador natural, hubiera jugado en la ‘A’ si hubiera querido».
El Regatas de 1988, sigue haciendo eco dentro del club. Único título de la institución con un proyecto marcado y con jugadores de la institución. Pero con un sólo sueño sin poder cumplir: «Este equipo, más Gerardo Raffo, que se formó en el club y jugó en Liga ‘B’ y un americano, quizás, hubiéramos podido llegar a Liga ‘B'», concluyó el ‘Profesor’.