Provincial irrumpió en el 2024 de la Liga Argentina, encarador y de una gran localía, se erigió como faro de admiración para un ascendido. Su temporada fue un viaje de gestas. Un temple de titanes y una fe indomable que encendió la llama de seguir.
Desde la cabeza, Gustavo Lalima se fueron creando las piezas de un equipo sin fisuras. Cada jugador, los que se fueron y los que llegaron, fue un eslabón vital en el entramado. Mostrando un compromiso que acarició la grandeza. Así, desafiaron a gigantes y lograron hazañas.

La versatilidad fue su sello, capaces de domar huracanes y sortear escollos con fortaleza y astucia. Sobrellevaron embates y en cada cicatriz hallaron la fuerza para elevarse más alto. Así demostraron su valía, escribiendo su leyenda con tinta de coraje y sacrificio.
Esta unión fue la semilla que germinó el amor profundo por los colores que representan. La temporada de Provincial fue símbolo de unidad y convicción, un emblema que trasciende el deporte. Su legado es la certeza y espejo, de que sí se puede.
