Pablo Prat, nació en 1990 y dio sus primeros pasos en el deporte en 1995. Con sólo cinco años, ya pisaba el parquet de calle Laprida 951 en Gimnasia y Esgrima, institución que lo vio crecer y le brindó grandes satisfacciones a nivel deportivo y emocional.
«GER para mí significa todo. Tengo un amor absoluto por el club, fue quien me permitió ser quien soy».
Debutó en primera en el 2007, con 16 años y de la mano de Roberto ‘Colo’ Maya, considerado como uno de sus mentores. Criado basquetbolísticamente por el ‘Colo’ junto a los integrantes del equipo campeón de 2010, como Pablo Palma, Luciano y Mariano Lussenhoff, Ignacio Belli, Esteban Rossignol, Alejandro Gallardo, Fernando y Guillermo Carasatorre, entre otros.
En dicho año, Prat se coronó campeón del Torneo Clausura con su querido GER imponiéndose en la final a Echesortu por 80 a 76. El alero, anotó 15 puntos y se llevó el MVP de la final, donde anotó cinco tantos claves en el final del encuentro. «Para mí fue increíble. Yo tenía 18 años, jugué la final con mis amigos y el club de toda mi vida, metí el triple que nos dio la victoria, salimos campeones y fui MVP, no me lo esperaba (risas)», confesó Pablo.
Su planilla personal, revela el gran partido: 3/3 en triples, 2/2 en dobles y 2/2 en simples; sumado a 2 rebotes, 1 asistencia, 1 robo y 1 pérdida.
Respecto al campeonato obtenido en 2010, expresó: «Haber conseguido lo que conseguimos, con el equipo de amigos surgido de Gimnasia, fue algo único e irrepetible. Éramos el plantel con menos presupuesto del básquet rosarino. Ese grupo era increíble, se juntaba a entrenar y se divertía mucho, le ganó a clubes que se habían armado para salir campeón«.
La gloria y la desazón, el techo y el piso. Fue campeón, pero también le tocó pasar por el descenso, en 2012. En la segunda división estuvieron poco tiempo, ya que al año siguiente, lograron volver a la A. En GER, permaneció hasta 2016, ya que cambió de aire y pasó a jugar a Los Rosarinos Estudiantil. Esa temporada, el equipo llegó hasta las semifinales, siendo eliminados por El Tala.
A mediados de ese año, emigró al viejo continente para estudiar en España, donde estuvo un año y realizó un paso fugaz por la Liga Libre. Luego, aprovechó para probarse en un equipo de la UBA, donde quedó pero decidió volver para recibirse de arquitecto, título que consiguió en 2017. Esa misma vuelta, también la haría en el básquet, cuando regresó a su primer amor, Gimnasia y Esgrima.
Sin embargo, en 2018, armó el bolso y se fue a 32 km de la ciudad para jugar en Unión de Arroyo Seco, donde sufrió una de sus peores lesiones (NdR: ruptura del tendón de Aquiles).
«Fue horrible. Tuve aprender a caminar de nuevo. Hasta el día de hoy tengo secuelas, fue una lesión muy dura, me tocó en lo más profundo de mi ser».
A pesar de las adversidades e incluso al estar cerca de abandonar el deporte, luchó y volvió. Consiguió el campeonato y posterior ascenso a Primera A con Unión, institución que lo bancó durante el tiempo que estuvo lesionado y a la que le está «más que agradecido». En 2020, había sido fichado por Unión y Progreso, para una temporada, que aún no tiene fecha de regreso.
Trayectoria
- Gimnasia y Esgrima (1995/2015) y (2017/2018)
- Los Rosarinos Estudiantil (2016)
- Unión de Arroyo Seco (2018/2019)
- Unión y Progreso (Actualidad)