La pelota va a volver a picar pronto en Venezuela, la Superliga Venezolana, está a punto de comenzar. El nuevo torneo, propuesto por la Federación, estará integrado por 18 equipos. Entre ellos, habrá un representante rosarino al mando de uno de los conjuntos, Pablo Favarel será el DT de Spartans. El asistente de la selección de aquel país, contó en detalle cómo encara el proyecto.
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Lejos quedaron sus inicios como ayudante de Rubén Godoy en las inferiores de Gimnasia y Esgrima de Rosario, como así también su comienzo en el profesionalismo en el 2009 cuando Roberto Maya lo recomendó a Daniel ‘Loro’ Maffei, que en ese entonces buscaba un asistente para formar parte de la delegación que se hizo cargo de Al Wasl en los Emiratos Árabes.
Sobre aquella experiencia, contó: “Era mi primera oportunidad, estaba muy crudo, le estoy agradecido. Me formó, me enseñó a dar los pasos correctos y lo que debe realizar un asistente en un equipo profesional”. Y agregó: “Aprendí mucho y aproveché la generosidad del ‘Loro’, la Liga era muy diversa en un año podíamos jugar cuatro copas de diferentes jeques y solo se permitía un extranjero”.
Luego de su primera estadía fuera, regresó con Maffei a Quilmes de Mar del Plata donde consiguieron el ascenso en 2010/11. Su nombre llegó a los oídos de Duró a través de Ariel Rearte y de Nicolás Casalánguida, para fin de año ya era su asistente en Olímpico La Banda.
También lo fue en Libertad de Sunchales. Se separó de Fernando por unos años y se sumó al staff de Casalánguida en Regatas de Corrientes donde estuvo dos años y luego se unió a Rearte en Ferro, con una salida complicada de por medio.
En 2017, Duró como entrenador y Favarel como asistente, firmaron un contrato con la Selección de Venezuela y los Guaros de Lara. Con los Crepusculares, disputan una Liga Sudamericana consagrándose en la final frente a Estudiantes de Concordia.
Además, compitieron en dos Ligas de Las Américas (en la primera llegaron hasta semifinales y la segunda participación pierden la final con San Lorenzo). A su vez, disputaron la Liga LPB imponiéndose en la final a Trotamundos. El mismo rival con el que perdieron una Copa LPB en un Final Four siendo su último trabajo en Guaros.
Con Venezuela disputaron las Ventanas FIBA y compitieron en los Juegos Panamericanos de Lima y el Mundial de China de 2019. Pablo, finalizó su contrato y se fue a conocer el básquet mexicano a Aguacateros de Michoacán siendo otra vez, asistente de Nicolás Casalánguida.
Después de un año volvió a la selección, con contrato full-time. En el ínterin de la pandemia surge desde la Federación el proyecto de poder jugar una Superliga. La misma realizó un convenio con Spartans donde el DT rosarino se hizo cargo del plantel, siendo su primer desafío como entrenador principal.
“La idea original es que todos aquellos jóvenes que nosotros consideramos que pueden formar parte del recambio generacional de la selección lo realicen en esta institución, para poder desarrollarse”, destacó.
“Es muy probable que con el tema de la pandemia y con la crisis económica, ahora sí los equipos tengan en cuenta a estos jóvenes por una cuestión económica. Lo asumo con mucho entusiasmo, expectativa y obvio con la responsabilidad máxima para dar pasos sólidos”, enfatizó el entrenador.
En referencia al regreso de los entrenamientos, detalló: “Comenzamos el lunes con un grupo reducido de seis jugadores”. Y continuó destacando los diferentes focos a tratar, buscando ponerlos bien física y basquetbolísticamente.
Por otro lado, el rosarino resaltó los puntos a trabajar: “Haremos hincapié en los conceptos defensivos y ofensivos que manejamos en la selección”. Agregando que es un trabajo que le demandará tiempo, ya que no todos tienen la misma comprensión táctica. La mayoría del plantel no conoce lo que es jugar en la máxima categoría. Es por esto que Pablo llevó adelante un acopio de información brindada por el cuerpo técnico que estuvo en la Liga Especial de Desarrollo (LED).
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La Superliga dio a conocer la conformación de las conferencias, Centro Oriental y Centro Occidental. Spartans integrará el la parte Occidental, al igual que Guaros de Lara, club donde Pablo se desempeñó como asistente de Duró.
El enfrentamiento con su antiguo club es un hecho y cuando se le preguntó por el cruce, sólo expresó palabras de agradecimiento: «Fue una experiencia extraordinaria el haber sido parte de esa organización. Le deseo el mayor de los éxitos».
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Consultado sobre las diferencias, entre Venezuela y Argentina, contestó: «Conozco la Liga LPB y la Copa LPB de Venezuela, después me guío por lo experimentado como asistente en Argentina. Allí teníamos como parámetro que aquel jugador que rindió en la LPB lo podría hacer en Argentina».
Pero si notó una gran diferencia entre ambas ligas, la duración. «En Venezuela, tienen una extensión de tres o cuatro meses. En cambio, aquí dura entre ocho y nueve meses, a partir de eso uno analiza el dinero que puede invertir», reveló Favarel.
“Sigo siendo el mismo, solo agregué la experiencia. La energía, la vocación y las ganas son las mismas”. Así se define Pablo después de 10 años, listo para dar su primer paso en la independización.