Nicolás Morici es uno de los talentos rosarinos que más fuerte ha pisado en el exterior. Desde hace 12 años, el perimetral nacido en la ‘Cuna de la Bandera’ juega en el ascenso del básquet italiano, siendo pieza fundamental en varios ascensos de categoría. En la última temporada, consiguió el subir a la Serie A2 con el Moncada Agrigento.
Ya pensando en el próximo torneo, dialogó con Línea de Tres y analizó su último campeonato con el equipo de la región de Sicilia, contó cómo será su futuro y y dio detalles sobre la vida y el básquet en Italia. En primera instancia, comentó: «La temporada fue muy buena, sin lugar a dudas».
Y agregó: «Desde el principio se trabajó con un objetivo claro que era el de querer ganar el torneo. El equipo tuvo cuatro jugadores jóvenes y cuatro con más experiencia. Funcionó de maravilla. Se jugó un básquet muy físico y dinámico. Haber ganado 36 partidos y perdido solamente siete en todo el año, lo demuestra».
«Apenas logramos el ascenso, uno de los equipos que este año perdió en las finales de Serie B, que es Pallacanestro Roseto, me demostró un fuerte interés y pudimos llegar a un acuerdo en poquísimo tiempo. Este equipo cuenta con una gran tradición en el básquet italiano», expresó sobre su nuevo equipo.
A su vez, dijo: «El objetivo es intentar ascender, aunque este año debido a una reforma del torneo hay solamente dos ascensos entre 64 equipos. Así que va a estar duro, pero va a ser lindo jugarlo», comentó el argentino acerca de su estadía en Italia durante la temporada 2022/23.
Aunque el cambio de equipo, no fue por cuestiones deportivas del basquetbolista. Es que Morici no puede disputar la Serie A2 con el Agrigento debido a ciertas condiciones burocráticas en el país que se lo impiden a los extranjeros.
La Pallacanestro Roseto piazza il primo colpo sul mercato: arriva l'argentino Nicolas Morici!
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En lo que respecta al baloncesto en el país tano, declaró: «El básquet italiano se juega mucho de lecturas y está basado en la técnica individual. Sobre todo en las inferiores, se hace mucho hincapié en la técnica, y en mi opinión no se da tanto espacio al talento puro que pueden tener los chicos. Me acuerdo que apenas llegué, la tendencia de los entrenadores era de querer limitar mi modo natural de jugar».
Adentrándose en las vivencias propias de los italianos en respecto al básquet, Nicolás contó que el fervor de los fanáticos por el baloncesto depende del lugar y de la categoría. Habiendo entonces, ciudades que viven y respiran básquet y otras en las cuáles la pasión se dirige hacia otro deporte o disciplina.

«He estado en pequeñas localidades que aman el básquet y llenan estadios de 3.500 personas. Pero como también vi otras realidades donde la gente no se apasiona. Por suerte, estos últimos años pude jugar en clubes dónde la gente te hacen sentir querido y como en casa. Incluso, al día de hoy vuelvo a esos lugares y te agradecen por lo que hiciste», añadió.
Por último y para finalizar, reflexionó sobre una posible vuelta al país: «No tuve ofertas para volver a Argentina. Pero la verdad es que tampoco se me cruza por la cabeza. Estoy bien acá, juego desde hace 12 años y me he creado un ‘nombre’ que allá en el país, no tendría».