Nicolás Funes, comenzó a tener contacto con el básquet en el año 1986. Dio sus primeros pasos en el playón de Argentinos Juniors. Aunque su recorrido en la parte formativa se fue dando en distintos clubes. En 1987, se mudó a Tucumán por asuntos familiares que estaban relacionadas al trabajo.
En dicha provincia, el club que lo resguardó fue Belgrano. Luego pasó a Caja Popular hasta los 12 años, donde finalizó sus pasos en las divisiones formativas. «En Caja Popular hice mis amigos y además tuve a un entrenador muy bueno, Claudio Derenovsky», recordó de sus primeros años.
En 1993 el trabajo de sus padres lo obligó a mudarse nuevamente. Su nuevo paradero, fue Concordia, Entre Ríos. Allí jugó un año en el Club Capuchino. Su recorrido en el básquet estuvo muy ligado a la oportunidad de labor de su padre, eso lo hizo pasar por varios clubes en sus inicios.
«Los aprendizajes fueron los mejores, pasé por varios profesores y cada uno de ellos te inculcaba su forma de enseñar. Eso me permitió tener varias opciones para aprender. Así el aprendizaje no se volvía monótono».
Hasta que en 1994 decidió por voluntad propia cambiar a Salto Grande donde estaban sus amigos. Y destacó a los entrenadores que tuvo: «Ricardo Lagraña y Federico Bou. En forma conjunta, tenían una manera de entrenar para que todos los jugadores, pasaran por todas las posiciones. En ese momento, medía 2 metros y me hacían jugar mucho por afuera y frente al aro. Todo eso me sirvió cuando di mis pasos en el TNA».
En 1997, pegó su primer gran salto al pasar a La Unión de Colón para disputar los torneos de juveniles nacionales, la primera provincial y ser parte del elenco que disputaba el TNA. Allí realizó su debut en primera con 17 años, enfrentando a Regatas de Concepción del Uruguay.
«Ese plantel era de puro juveniles que armaba La Unión para foguear a los jóvenes. Todos teníamos entre 16 y 19 años. En ese plantel estaba Paolo Quinteros y nos dirigía Martín Guastavino. Fue un partido bastante apretado, perdíamos por uno», recordó.
Y agregó: «Intenté un tiro de tres, erré y ellos agarran el rebote. En mitad de cancha, me repongo robando la pelota, encaro por la derecha y veo que por la izquierda venía Quinteros, con un jugador rival. Nos tenía que defender a los dos. Amago un pase de faja y tiro la bandeja, ganando en la última bola».
Su convocatoria llegó después de ser un jugador constante en el seleccionado de Santa Fe. En la institución permaneció dos años y fue dirigido por Gabriel Picatto. Disputó dos Torneos Provinciales Juveniles y ganaron los dos.
Nicolás rememoró: «Recuerdo el torneo de 1998. Ese cuadrangular lo ganamos con un promedio de más de 30 puntos. Uno de los rivales que tenía que jugar no fue, porque sabían que iban a perder. Teníamos un equipazo y para ellos significaba mucho gasto«. También integró el plantel que coronó el Federativo imponiéndose a su rival San José: «Dimos media vuelta y nos fuimos, porque nos mataban sino», comentó.
En 1999, comenzó su periplo santafesino. Su primer club en la ciudad de Rosario fue Provincial, donde vistió la camiseta hasta el 2004. «En la institución siempre tuvimos buenos equipos e hicimos buenos campeonatos, menos en 2003 donde le ganamos la permanencia a Calzada», expresó.
La temporada 2005/06 lo tuvo integrando el plantel de Atalaya. Nicolás confesó: «Fue uno de los mejores planteles que integré». En el campeonato del 2005 el ‘Azul’ de la Sexta quedó en el camino a manos de Rosario Central, que luego se consagró campeón.
En el 2006 la competencia quedó acéfala de campeón. «Atalaya 2006, fue algo muy lindo. Un equipo joven que logró una química muy especial. Con un entrenador que nos supo llevar, pero fue una lástima que no se pueda plasmar en el resultado», comentó.
A finales de esa temporada, pasó a Santa Paula de Gálvez para disputar el Torneo Federativo. Terminada la competencia, recaló en Tiro Suizo donde expresó que tuvo uno de sus mejores años deportivos hasta ese momento.
De su paso por el club, recordó: «Tenía un gran grupo de jugadores Belluomini, Joaquín Fernández, Matías Ricardi, entre otros y siempre les faltó un interno. Y cuando llegué a ocupar esa posición congenié 10 puntos. Armamos una gran dupla con Juan Bonino, desplegamos un básquet muy bueno». En 2007/08 volvió a Santa Paula para disputar el Federativo.
La competencia rosarina del 2008 le presentó un nuevo desafío en Saladillo. Terminada la participación con la camiseta ‘Amarilla y Negra’, retornó a Atalaya. Ese año llegaron a semifinales y fueron eliminados por Sportsmen (NdR: Nicolás no pudo participar por un desgarro).
En 2010, fue a Unión y Progreso, lo que significó «una mala temporada personal, en un equipo que logró el objetivo de mantener la categoría».
Al año siguiente hizo su retorno a Tiro Suizo. En 2013 salió de Rosario para disputar la Liga Cañadense con Aprendices de Casilda. Allí lograron ganar la Copa Cassari de la segunda división. Al año siguiente pasó a San Martín de Carlos Pellegrini, donde declaró: «Mí mejor torneo, sin dudas. Una segunda juventud, con 34 años terminé con números que me valieron llamados de varios clubes de la zona para jugar el Federativo». Allí también disputó la Liga del Oeste.
«Fue algo atípico, un club que queda a 140 kilómetros de Rosario y a entrenar íbamos una vez por semana. Si el físico nos daba, entrenábamos acá con Central, porque en San Martín el entrenador era Daniel Arcari y en el ‘Canalla’ estaba el hermano Omar, entonces nos dejaba entrenar. Estaba Andrés Meinero que hoy es un gran jugador a nivel nacional. De acá íbamos con Axel Badía, Matías Chavero y con Agustín Amione», comentó.
Y agregó: «Esto lo hacía con 34 años, a una edad que no me aguantaba. Cuando empecé a jugar fue otra cosa, terminé haciendo partidos memorables».
Hasta ese momento no sobrevolaba por su cabeza la idea de ser entrenador. Pero los acontecimientos pasan cuando uno menos se lo espera. A su entrenador en ese momento lo habían expulsado en un partido y él quedó a cargo de llevar adelante el plantel.
Después de esa charla, Raúl Disieri fue el primero que le destacó su dialéctica para expresarse a la hora de transmitir una idea. «Él me dijo: ‘tenés futuro de entrenador'». Así fue como se le encendió la chispa de entrenador y en el 2016 comenzó el curso. Al año siguiente, ya se había hecho cargo de la reserva de Rosario Central.
Su carrera como jugador estaba llegando al ocaso en 2015, año que recaló en el ‘Canalla’ hasta mediados del 2017 cuando realizó un paso breve por Atlanta. En 2018, con la camiseta de Rosario Central y luego de jugar un puñado de partidos, el cuerpo dijo «basta» y colgó las zapatillas para agarrar su tablita.
En 2019, se hizo cargo del plantel femenino de Talleres RPB: «Fue una experiencia muy buena, me dejó grandes enseñanzas» y agregó: «El quedar a medio camino en la Copa Santa Fe, con un equipo que tenía todo para ganar fue un golpe que no pude asimilar y por eso termino alejándome del club».
Para finalizar, Funes hizo un repaso de los entrenadores que lo marcaron y que hoy en esa posición trata de aplicar conocimientos. El primero que se le viene a la cabeza es Picatto: «Es mí gran referente. Lo tuve y eso me permitió ver su modalidad de entrenamiento». Aunque también destacó a otros entrenadores que lo dirigieron como los hermanos Arcari (NdR: los últimos que tuvo) y Ricardo Lagraña, de sus formativas.
Trayectoria como jugador
- Argentinos Juniors (1986/1987)
- Belgrano de Tucumán (1988/1989)
- Caja Popular (1990/1993)
- Club Capuchino (1993/1994)
- Salto Grande (1994/1997)
- La Unión de Colón (1997/1999)
- Provincial (1999/2004)
- Atalaya (2005/2006) y (2009/2010)
- Santa Paula de Gálvez (2006) y (2007/2008)
- Tiro Suizo (2007) y (2011/2012)
- Saladillo (2008)
- Unión y Progreso (2010)
- Aprendices de Casilda (2013)
- San Martín de Carlos Pellegrini (2014/2015)
- Rosario Central (2015/2017) y (2018)
- Atlanta (2017)
Trayectoria como entrenador
- Rosario Central (2017/Actualidad)
- Talleres RPB (2019)