Mariano Junco, sin dudas, es una de las apariciones más determinantes que tuvo el básquet de Rosario en la última década. Tras un breve paso como jugador, comenzó el camino de la dirección técnica, en la cual ya hizo historia. El joven entrenador, multicampeón con Atalaya, también se puso el buzo de la Selección Argentina. Ahora, tiene un gran objetivo por delante, ubicar a GER entre los mejores equipos de la ciudad y, por qué no, del país.
Mariano nació el 1 de julio de 1987, en Rosario. Sin embargo, Villa Gobernador Gálvez es «su ciudad«. Allí comenzó su formación dentro del básquet. Primero como jugador, en Talleres RPB, su primer amor. En la institución ‘Auriazul’, formó parte de casi todas las divisiones inferiores, excepto en infantiles (NdR: jugó en Belgrano de San Nicolás) y un año de juveniles (NdR: en Banco de Santa Fe).
«Cuando fui jugador aprendí a tomar al club como el patio de mi casa. Vivía a una cuadra de Talleres y pasaba más horas ahí dentro que en cualquier otro lado. Fueron 16 años jugando con amigos en distintos lugares, que me sirvieron para hacer de mí pasión, una profesión», expresó Junco sobre su breve etapa como jugador.
De muy joven, con tal sólo 17 años, Mariano comenzó el camino de la dirección técnica. Primero, fue asistente de Fernando Walker en Banco de Santa Fe. Luego, un año más tarde, ya dirigía tres categorías formativas en Talleres RPB, gracias al apoyo y la confianza de Luis ‘El Colo’ Foradori. La etapa como jugador ya estaba terminada.
«Una vez cuando éramos mini, en el 98, nuestro profe de ese momento (NdR: Walter Pedemonte) armó un torneo interno en el club y nos dijo que debíamos organizarnos. Esa semana no sé de dónde lo saqué, pero armé algo así como entrenamientos con los amigos que me habían tocado compartir equipo. Ese fue el primer indicio y me encantó«, relató Junco sobre sus comienzos en la dirección técnica.
El 2011 fue un antes y un después en su trayectoria. Mariano dejó Talleres y se convirtió en el segundo asistente de Liga Nacional B en Rosario Central, donde también dirigió mini. A eso, le sumó el trabajo paralelo en el básquet femenino. Su primera experiencia fue en Saladillo, institución en la que dirigió U18, U21 y primera división, por primera vez. Allí estuvo hasta el 2012, donde además, condujo las inferiores en el masculino de Provincial.
Su buena labor, le permitió ponerse el buzo de la Selección. Primeramente la de Santa Fe, pasando por casi todas las categorías, donde se consagró en dos oportunidades (NdR: con U13 en 2011 y U15 en 2012; en Rosario y Capital Federal respectivamente). A raíz de esto, llegó la oportunidad de dirigir el femenino de Argentina.
«Cumplí un sueño. La Selección es un lugar que si te llega, lo tenés que cuidar y defender, pero también disfrutar. Son oportunidades únicas que siempre son de prestado. Nadie es el dueño de los equipos y a su vez, todos somos parte. Representar al país es algo inigualable y esos años en la Selección los disfruté mucho».
Con la ‘Albiceleste’, fue asistente U15 en el Sudamericano de 2012 en Caracas, Venezuela. Al año siguiente, entrenador principal U14 y U15 y asistente U16 del Pre Mundial en Cancún, México; además de una Gira Internacional en San Juan, Puerto Rico. En 2014, fue el DT de U15 en el Sudamericano de Barquisimeto, Venezuela. Un año después, fue asistente U16 en el Pre Mundial de Puebla, México y asistente del equipo nacional ‘Proyección 2020’ en el Torneo Federal Femenino.
En 2016, cruzó el charco para disputar el Torneo Internacional de Zaragoza, España, como entrenador U17 y el Torneo Internacional de Rezé, Francia, como asistente de U18. Por último, en 2019, fue asistente mayor con ‘Las Gigantes’ en el FIBA Americup de San Juan, Puerto Rico y el Pre Olímpico en Bahía Blanca. La frutilla del postre, entrenador U19 en el Mundial FIBA, en Bangkok, Tailandia.
Además de las competencias mencionadas con la Selección Argentina y Santafesina, Junco también se puso el buzo de la Rosarina. En 2017, fue asistente U19 del masculino y se consagró campeón del 3×3 femenino, en El Trébol. Su última vez fue en 2018, cuando dirigió el U19 varonil. Mariano, durante sus etapas como entrenador de selecciones, nunca fue el DT principal de primera; a pesar de ser catalogado como uno de los mejores técnicos del país.
«Siempre fui bastante soñador y algo inconsciente. Sin dudas que el camino hasta el momento fue mucho más que algo ideal, más de lo que podría haber soñado. Justamente hoy, puedo mirar hacia atrás y sentirme muy feliz. Pero también la vida del entrenador tiene un lado B que es complejo. La profesión te lleva a dejar muchas cosas de lado, que hoy no estoy dispuesto a negociar«, confesó.
Mariano no sólo dirigió las selecciones anteriormente mencionadas, durante ese lapso, también entrenó en clubes, donde consiguió excelentes resultados. En 2013 armó el bolso, dejó la ciudad y se fue a Buenos Aires, para convertirse en entrenador de Lanús. En el ‘Granate‘, en la primera temporada estuvo al mando del femenino U17, U19 y primera. Mientras que en la siguiente, incorporó las mismas para el masculino metropolitano.
En la institución del sur bonaerense, durante su primer año fue campeón de la Liga Nacional Femenina U17 y el Metropolitano U19, además de ser subcampeones del Argentino de Clubes en mayores (NdR: hoy Liga Nacional Femenina). Ya en 2014, consiguieron el subcampeonato de la Liga Nacional Femenina U17. A pesar de los buenos resultados, Mariano retomó a su ciudad natal y se hizo cargo de Atalaya, club en el cual hizo historia.
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Al ‘Azul’ de la Sexta llegó en 2015, para hacerse cargo del femenino en U16, U17, U19 y primera. En ese mismo año, fueron multicampeones. Rosarina U16 y U19, Federativo provincial U17 y Liga Nacional U17. A raíz de esto, en la temporada siguiente también tomó las riendas del primer equipo en el masculino. En 2016 y 2017, repitió los títulos de Rosarina con U16 y U19. Además de los tricampeonatos en ambas categorías, comenzaron los títulos con el equipo varonil.
La temporada 2016/17, primera de Mariano al frente del equipo, se la adjudicó Atalaya, luego de estar 20 años sin coronarse en la máxima categoría del básquet rosarino. Fue en la noche del 3 de julio de 2017, con el Amílcar Tamburri como escenario y con CAOVA como rival. Con un clima tenso, el ‘Azul’ venció al ‘Funebrero’ 72 a 60. Rápidamente, en 2017, volvió a laurearse en lo que fue la primera edición de la Superliga, ganándole la final a El Tala por 57 a 54 en el Claudio Newell.
Ya en 2018, el entrenador dejó el femenino para dedicarse únicamente al masculino, tanto en U19 como en primera. En dicho año, ganó un Federativo con la categoría inferior y en primera, volvió a consagrarse en la Superliga. Así es, tres títulos de primera división en sólo dos años. En esta ocasión, la final estuvo cargada de emociones para Mariano. El DT enfrentaba a Talleres RPB, el club de toda su vida. En un encuentro muy apretado y que pudo ser para cualquiera, el equipo de República de la Sexta venció 73 a 68 y se quedó con la corona. Eran líderes indiscutibles en la ciudad.
Sin embargo, eso no era todo. El 2019 también vino cargado de gloria. En primer lugar, por el histórico Torneo Federal, en el cual no lograron coronarse pero estuvieron a tan solo un juego de meterse entre los cuatro finalistas. Dicho encuentro, se disputó en Bahía Blanca, en la cancha de Villa Mitre. Los dirigidos por Junco, cayeron en el quinto punto de la serie (NdR: 3-2 a favor de los bahienses), en un partido que tuvo presente a más de 150 hinchas del ‘Azul’ que acompañaron al equipo en aquel momento histórico para la institución.
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A pesar de no haber podido avanzar de fase en el Federal, el torneo doméstico le volvió a sonreír a Atalaya. El club de calle Juan Manuel de Rosas ganó los tres partidos del Cuadrangular Final de la Superliga (NdR: frente a El Tala, Unión y Progreso y Temperley) y se quedó con una nueva corona, la cuarta desde la llegada de Mariano y la quinta en la historia del ‘Azul’.
«En Atalaya fui muy feliz. Armamos algo hermoso desde lo deportivo y al club le queda el sello del estilo de trabajo, entrenamiento e idea de juego, ya que el trabajo no se hizo individualmente. Lo que más me gustó de esa experiencia fue ser parte de ese grupo, porque crecimos juntos cada uno desde el lugar que le tocó».
En busca de nuevos desafíos, Junco dejó Atalaya y en medio del parate basquetbolístico por la pandemia, se sumó a Gimnasia y Esgrima de Rosario, con la intención de generar una plaza más de básquet para la ciudad. «Desde lo deportivo, intentaremos imponer un estilo que sea adaptable tanto para el equipo superior, como para los menores, al igual que el método de trabajo. Va a llevar tiempo, pero hacia allá vamos. Dirigencialmente, nos encontramos con mucho respaldo e ideas comunes, así que estamos aprovechando el parate para conocernos y plantearnos pequeñas metas internas, para que cuando llegue la hora de competir seamos capaces de hacerlo«.
Mariano Junco, a sus 33 años, ya hizo historia en el básquet local y ganó prestigio a nivel nacional. Pero como un soñador nato e incansable, va por más. Siempre con la humildad y el trabajo que lo caracteriza, sus objetivos son claros: «Seguir formando mí familia, volver a comer asados en el Talleres con mis amigos, recibirme y poder seguir ayudando a la gente que más lo necesita, como pudimos hacer este año con un grupo de compañeros».
Trayectoria como jugador
- Talleres RPB (categorías formativas); (2002/2003) y (2005)
- Belgrano de San Nicolás (2000/2001)
- Banco de Santa Fe (2004)
Trayectoria como entrenador
- Banco de Santa Fe (2004)
- Talleres RPB (2005/2010)
- Rosario Central (2011)
- Saladillo (2011/2012)
- Provincial (2012)
- Lanús (2013/2014)
- Atalaya (2015/2019)
- GER (2020/Actualidad)