12 años de espera. Reformar, adaptar y continuar a pesar de la caída. Una y otra vez. Pero siete temporada en la punta, son cosa seria. Entre flashes, él llegó para renovar el básquet ‘Mensana’. Mariano Junco, quién escribió las páginas doradas de Atalaya, hizo ascender y coronar a Gimnasia y Esgrima contra todo. Regulando las cargas, pero nunca dejando de competir.
Dejar pasar agua del puente para crecer como equipo y saber donde apuntar los cañones. Pero el objetivo estaba ahí, todos los sabían. Este Gimnasia se hizo para ser campeón. Y luego de tropezar en la Liga Federal, se hicieron más fuertes. Lautaro Suárez volvió desde España para conducir, Maximiliano Yanson fue el baluarte y Alejandro Etorre explotó todas sus facetas.

El hombre disipó las cargas, hizo jugar a los jóvenes en un contexto complicado y confió cuando nadie lo hizo. Por ello, llegó dónde llegó. Vio la luz al final del camino, la que lo sacó de la oscuridad y lo puso arriba. Con perfil bajo, lleva seis títulos en la misma cantidad de temporadas.
Ni el cambio lo afectó. La mentalidad ganadora estuvo una vez más ahí con él y los suyos. Cuándo nadie lo imaginó, florecieron los conejos de la galera y las virtudes de los suyos. Y el rival no tuvo ya nada que hacer. La bestia de ganar había entrado en su zona de confort.
La cenicienta del torneo que arrancó dubitativo. Venía de abajo, en crecimiento, pero del que no se ve. Sin embargo, desde adentro lo sabían. Podían dar el golpe tras el ascenso y ganarle a todos en la élite.

Al igual que en su primer Federal, Junco y los suyos tuvieron su auge en playoffs. Pero con la diferencia de que aquí la corona quedó en la sede. El Tala les dio el cachetazo en el momento justo para despertarse y Sportsmen Unidos, la serie semifinal, sufrió el veneno ‘Mensana’. 2 a 0 y a otra cosa.
Al frente en la final, CAOVA. El ‘Funebrero’ había sido uno de los mejores del campeonato, pero no pudo dar oposición. Luchó hasta dónde pudo, pero los primeros dos juegos mostraron de que estaban hechos los guerreros de Gimnasia.
Metieron presión sobre el tercero, pero en el cuarto volvieron a quedar a las puertas de un maravilloso torneo. El destino estaba pintado de amarillo y azul. Por cuarta vez, GER se subió al podio y se alzó con un nuevo título para la alegría de su gente.