Como una cuestión casi de manual, entre todos los jóvenes, Marcelo dio sus primeros pasos deportivos en su club de barrio. A unas cuadras, se encontró el extinto Agua y Energía, donde primeramente se desenvolvió como futbolista. Más tarde, a la par, le agarró el gusto al básquet.
No obstante, tras conocer la naranja y a la hora de tomar una decisión, optó por picar la pelota, en vez de patearla. Conforme creció, la institución comenzó a perder fuerza interna con la actividad. Por ello, a los 14 años, pasó efímeramente por Sportivo Constitución.
De allí, tras conocer a Raúl Primo, recaló en Regatas Rosario para hacer historia. En el club ribereño, se mantuvo hasta los 21 años. Donde alcanzó el primer campeonato de primera, en 1988, para los de zona norte. Paralelamente, Marcelo ya había plantado la semilla del entrenador, la cual comenzó a germinar con el mini básquet ‘Celeste y Amarillo’.
Por otro lado, Roig ya comenzó a formalizar el peso de su apellido a nivel selectivo, campeonando reiteradas veces con la Rosarina y Santafesina. Estos acontecimientos, lo llevaron indiscutiblemente a dar otro paso en el profesionalismo.
Disputó por primera vez la Liga B, para Regatas San Nicolás. Seguidamente, se mantuvo en la categoría nacional defendiendo a Unión de Sunchales. Tras buenas campañas, desde lo personal, volvió a Rosario. Para la competición provincial, integró el plantel de Banco Santa Fe.
Luego de su paso por el ‘Bancario’, mudó su juego a la Sexta. En Sportsmen Unidos, guiado por el ‘Turco’ Grimaldi, alcanzó la gloria nuevamente. Con el ‘Verde’ gritó campeón en el ’96, quedando marcado a fuego en los libros del básquet local. Tras ese último logro, volvió nuevamente a ‘La Cueva’ para cerrar su ciclo dentro de las canchas.
Conforme concluía su exitosa carrera como jugador, empezó su fuerte historia como formador. Desde 1993, formó parte del proyecto de Talleres RPB. Previo a esto, se instruyó en Regatas Rosario y Regatas San Nicolás. En la ‘T’ de Villa Gobernador Gálvez, fue un pilar fundamental en el crecimiento de la institución.
Durante su estadía en Villa Gobernador Gálvez, Marcelo lideró un desarrollo vigoroso desde sus formativas entre el ’93 y el ’95. Un año después, tomó el cargo de la máxima categoría, con la cual comenzó a escalonar a nivel local.
Primero, en el ’97 despegó de la Primera C: «Trabajamos muy bien y logramos el ascenso de la C a la B. Fue un campeonato muy lindo porque le ganamos al Red Star de San Lorenzo, de mi hermano Gustavo», declaró Roig.
«Más allá de que alcanzamos el objetivo, aquella final con Gustavo quedó como una linda anécdota», declaró.
Seguidamente en 1999, tras un festejo postergado, Talleres se consagró por primera vez en su historia. Con sus dirigidos, Roig, llegó a la Primera A. Aquel plantel desbordó de juveniles; Gabriel Domínguez y Matías Dinsmann fueron solo algunos de esos emblemas, con Federico Sauro como única ficha mayor.
Luego de aquel hito, participó a nivel provincial con la Unión del Sur (NdR: fusión entre Talleres RPB y Saladillo para jugar de forma federativa). Se mantuvo en los podios del torneo rosarino y gracias a ello, llegó una oportunidad única. Dio el salto internacional.
En 2004 arribó a Importadora Alvarado, de Ecuador. Antes de su migración, comentó: «Antes de irme a Ecuador, hice unos campus en España. Pese a que seguía jugando, ya tenía la idea de ser entrenador. Cuando surgió la oportunidad de ir a una provincia de allá, no lo dudé. Primero me fui solo y después llevé a toda la familia, fue una experiencia hermosa desde lo profesional y personal».
Una temporada después, pasó a la UTE de Quito, consiguiendo un segundo puesto con el equipo mayor, en la Liga Nacional Ecuatoriana. Para el primer semestre de 2006, Marcelo dio otro salto de calidad. Participó de la Liga EBA española, con Club Cáceres.
Ese mismo año, tras su vuelta a Latinoamérica, recaló nuevamente en Ecuador. El Colegio CEBI lo recibió con los brazos abiertos. Con sus formativas, hasta 2008, alcanzó los podios nacionales, demostrando que sus cualidades ganadoras seguían en crecimiento.
Luego de sus experiencias internacionales, abarcó una profunda reflexión: «Dirigir en un lado o en otro es irrelevante. Para mí el básquet es igual en todos lados y lo importante es hacerlo con la máxima pasión. Cuando ya no quede más motivación y pasión, me quedo en mi casa». Para 2009, llegó la hora de volver al hogar.
En su vuelta a Argentina, su nuevo lugar de trabajo volvió a ser Talleres RPB. Nuevamente al mando de la ‘T’, guio al primer equipo, logrando a su vez, campeonar con sus formativas. Tras un regreso triunfal, partió nuevamente, esta vez a Entre Ríos.
En 2010 llegó la oportunidad del Federativo de Mayores, de la vecina provincia, con los colores de Sarmiento de Villaguay. Sobre esto, expresó: «Fue otra experiencia agradable, de conocer gente nueva y disputar un torneo diferente».
Al año siguiente, de su experiencia entrerriana, retornó a Rosario. Sportivo América lo acogió durante la temporada rosarina de la máxima categoría. Más tarde, en 2012, se encontró en el mismo cargo, pero de Provincial. Con la institución de Bv. 27 de Febrero, fue campeón de Primera B, devolviendo al ‘Rojo’ a la A.
Desde el 2013, sostuvo el primero de sus tres ciclos en Temperley. Con el ‘Negro’ de la Sexta inició un proyecto ganador, con el que elevó en podios tanto a la primera, como a sus formativas. Un año después, alcanzó el Nivel A, con las intermedias. En 2015, tras dos buenos años, retornó efímeramente a Provincial.
El 2016 lo ubicó nuevamente con el ‘Negro’. Allí, gritó campeón de la Primera B, siendo el último ascenso del club hasta el momento. Rápidamente, recaló un año después en la Liga Provincial de Santa Fe. En ambas oportunidades, acompañado por su hijo Álvaro, quien ya demostraba grandes cualidades.
En Temperley se mantuvo hasta 2019, donde cosechó innumerables campeonatos juveniles, tanto domésticos como federativos. A su vez, rasguño el objetivo esquivo de la Superliga.
Inició el 2020 y su camino estaba en Gimnasia y Esgrima. A comienzos de año, proyectó su trabajo en el ‘Mensana’, pero la pandemia truncó toda posibilidad. No obstante, apareció la oportunidad internacional, para el aclamado DT rosarino.
«Lo de México se da por gente amiga que uno se hizo a lo largo de la vida. Estuvo la posibilidad de ir y no quise quedarme con la incertidumbre», destacó Roig tras su arribo a Abejas de León. Allí, se dio el lujo de guiar a un grupo sumamente profesional y tras una campaña regular, volvió finalmente a Rosario.
Este 2021, retornó a Temperley. «Se dio la posibilidad y acá estoy, feliz», afirmó sobre su tercer ciclo en el club. Roig mantiene sobriedad y sinceridad en cada palabra respecto a los clubes donde pasó, tanto local como internacionalmente.
«Siempre pude desarrollar mi trabajo con mucha tranquilidad, con mucho espacio para por hacer lo que consideré necesario para el crecimiento del club. Me encuentro feliz», cerró Marcelo respecto al presente, junto al club de la Sexta.
Trayectoria como jugador
- Agua y Energía
- Sportivo Constitución
- Regatas Rosario
- Regatas San Nicolás
- Unión de Sunchales
- Banco Santa Fe
- Sportsmen Unidos
Trayectoria como entrenador
- Regatas Rosario (1987/1990) y (1991/1992)
- Regatas San Nicolás (1990)
- Talleres RPB (1993/2003) y (2009)
- Importadora Alvarado de Ecuador (2004)
- Universidad Tecnológica Equinoccial Quito de Ecuador (2005)
- Colegio CEBI de Ecuador (2006/2008)
- Club Cáceres de España (2006)
- Sarmiento de Villaguay (2010)
- Sportivo América (2011)
- Provincial (2012) y (2015)
- Temperley (2013/2014); (2015/2019) y (2021/Actualidad)
- Abejas de León (2020)
- Gimnasia y Esgrima (2020)