El básquet como herencia familiar. El deporte pasó por todas las generaciones de su familia; desde su abuelo, hasta su hijo en la actualidad. Lisandro Salles, con presente en Jáchal Básquetbol Club, donde está vivenciando la tercera categoría del básquet argentino, dialogó con Ld3 sobre su pasado como jugador y su actual rol como director técnico.
«Comencé desde chico. Mi familia completa está ligada al básquet. Esto va desde mi abuelo, mi tío, mi papá y hoy mi nene«, destacó. Sus inicios oficiales dentro del deporte fueron en Saladillo, en 1983 en la categoría de premini. «De ese comienzo, me acuerdo que fui con Diego Turi, que era mi compañero desde jardín de infantes. Él ya jugaba, así que comencé mi andar con él«, comentó.
Una gran influencia en su vida dentro del deporte fue Enrique Caballero, su abuelo. «Él fue un pionero dentro del básquet de la ciudad. Por muchos años, desarrolló la presidencia de la Asociación Rosarina. Además, fue parte de la generación del ’50, en lo que tiene que ver dentro de la dirección técnica dentro del seleccionado argentino. También fue jugador del seleccionado de Rosario y Santa Fe«, recordó.
De sus comienzos en el ‘Sala’, rememoró: «Ahí tuve al ‘Pepe’ Acosta como mi primer entrenador. Realicé todas mis formativas, me pude dar el gusto de estar en el ascenso del ’91 y en el ’94. En el último tuve la posibilidad de tener una mayor participación«. Además, tuvo como entrenador a Guillermo Pío All, Raúl Burgos y a Gustavo Roig.
«Cuando llegó Pío All con Burgos, se transformaron al poco tiempo en dos personas que marcaron mi vida para siempre. Tanto en lo deportivo como en la parte humana. Son los dos más importantes que tuve junto a Gustavo Roig, quien me marcó mucho. Con él, aprendí y sigo aprendiendo un montón de sus equipos», resaltó.
«Las enseñanzas de vida que tuve con Guillermo y Raúl, trazaron un gran camino«.
Su debut en primera llegó cuando él era cadete, en un duelo frente a Banco Provincia en la Copa de Sportsmen. De ese día, recordó: «Banco tenía un equipazo, debuté porque justo ese día habían faltado algunos jugadores y otros iban a llegar tarde, así que conmigo éramos cinco«. Además rescató: «En ese año el ’91 logré jugar un par de partidos. El DT me empezó a fogonera y para el ’92 era recambio y en el ’93 me instalé en el primer equipo«.
Del logro del 1994, rememoró: «El Ascenso de ese año fue con Gustavo en el banco. Sin dudas fue el más grande logro que tuve dentro del club. Compartí cancha con el ‘Pini’, son recuerdo muy lejanos, éramos todos juveniles del club. Los refuerzos que llegaron fueron Diego Altomare y Sebastián Chimento, que estaba en su primer año de mayores y llegó junto a Gustavo desde Regatas. Y a mediados de año, se incorporó Carlos Garcías desde Carcarañá«.
En el año 1995 pasó a Regatas donde se coronó con el campeonato. «En ese equipo estaban el ‘Coco’ Juan, ‘Tibu’ Simonetta y Toneguzzo, éramos dirigidos por Raúl Primo. Fue un año muy lindo, el primero como mayor. Llegué a un equipo muy competitivo con un entrenador que tenía y tiene una visión de cancha muy buena. Jugamos un juego en equipo bárbaro, el plantel era corto, muy diferente a como se juega hoy. Fue un año increíble. Era un lujo tener a Raúl como DT«.
Par el ’97, Talleres RPB fue su nuevo desafío. «Al club llegué con otras ilusiones, en esa época yo ya dirigía las divisiones formativas. Marcelo Roig fue quien me convenció para mi contratación en la ‘T’. Fue un año raro, no me llegué a adaptar al club. En ese momento había empezado a trabajar y en el medio pasaron algunas cosas, también tuve algún que otro ida y vuelta con Marcelo. Pero me quedo con haber conocido muy profundamente a un amigo como Javier Aventín. En el marco deportivo, conseguimos el ascenso«.
Sobre Marcelo Roig, declaró: «Le estoy muy agradecido, fu él quien me dio la posibilidad de salir de la dirección técnica en Saladillo, de seguir creciendo y aprendiendo. Es una persona a la que siempre le voy a estar agradecido«.
Al año siguiente, realizó su retorno a Saladillo, donde tuvo como entrenador al Carlos ‘El Negro’ Gorosito: «Es un tipo bárbaro, es alguien extraordinario, tenemos una profunda amistad. Además de ser un excelente entrenador, es un tipo que me dejó mucho en lo que tiene que ver la formación humana de los grupos. Él siempre apuntaba a juntarse a comer, a salir en equipo. Su calidad humana es destacable«.
Del ‘Saladito’ se tomó un año sabático, donde realizó la primera experiencia de vida en el sur argentino. En su vuelta a la ciudad arribó a Paganini Alumni de Granadero Baigorria. «Fue una experiencia muy linda. Más allá de lo deportivo, con mi señora nos hicimos la casa ahí en Granadero Baigorria. Habíamos vuelto de la primera experiencia en el Sur y me quedaba lejos volver a Saladillo, así que fui a hablar con Mario Pérez el entrenador y ahí empecé a entrenar», confesó.
Y agregó: «Compartí el crecimiento del ‘Pato’ Pizzonia que hoy es el DT. Era un establecimiento con un grupo de chicos que hacía todo a pulmón, en un club que nunca había tenido primera y a partir de ese año se armó el primer equipo«.
Luego de la culminación de la temporada, Lisandro armó las valijas y se mudó definitivamente al sur, con la idea de dejar atrás el básquet. Pero la herencia, herencia será. Al poco tiempo, ya estaba jugando en Ushuaia GYM. «Quería cambiar el estilo de vida de la ciudad. Llegué a otro mundo, era un básquet muy diferente, desde el club, el entrenar, los ritmos. Ahí directamente hay equipos y no clubes. Además se toma el deporte como algo recreativo«.
«En el primer torneo que juego y ganamos, recuerdo que fue raro. Yo estaba acostumbrado a jugar en equipo y ordenado, por ahí el que agarraba la pelota encaraba, sin más medidas. Costó acostumbrarse».
Luego de un año, llevó adelante la formación del Club Deportivo Amigos del Básquet, donde jugó hasta el 2014. «Cuando me vine al sur empecé con las escuelitas de iniciación deportiva en la secretaría de deportes. Después creamos la escuela de desarrollo deportivo para los chicos más grandes, que era desde los 13 años a 17. Con todos esos chicos y chicas que iban, junto a un amigo y un grupo de personas fundamos Amigos del Básquet«, resaltó.
El 27 de octubre del 2010 será una fecha difícil de olvidar para Lisandro, a partir de ese día, se puso en marcha el club. «Con eso que habíamos construido formamos todas las categorías de la institución. En esa parte pasé por todos los lugares que se puedan pensar, desde jugar hasta dirigir todas las categorías juntas, además ocupé todos los puestos desde ser tesorero hasta fui presidente«, comentó.
También destacó cómo fue su papel de dirigente: «Con el correr de los años sumamos más profe y repartimos un poco más los roles. La experiencia de ser dirigente es difícil. No quisiera ser dirigente nunca, pero en ese momento tenía que hacerlo. Hoy ocupando mi lugar está mi señora. Es lindo saber que el club sigue funcionando y es hermoso verlo a la distancia«.
«La idea surgió con Guillermo Navarro y otros muchachos del básquet de ahí. Para comenzar dividimos los puestos directivos de la institución. Así surgió mi papel de dirigente, fui aprendiendo sobre la marcha. Tuve la suerte de sugerir y poder ponerles los colores amarillo y negro en honor a Saladillo y enseguida les gusto la idea, ya que muchos de ahí eran de Olimpo de Bahía Blanca que tiene los mismos colores«.
Salles, con 40 años, tomó la decisión de ser entrenador y dejar su faceta como jugador. «Ese paso es algo muy difícil. Al día de hoy lo llevo conmigo. Es complicado dejar atrás el jugar con amigos, los viajes, anécdotas y otras tantas cosas. Pero cuando me tocó dar ese paso me encontré al otro día siendo el entrenador de mis amigos. Eso me costó enemistades, que he tardado mucho en recuperar. Tuve la suerte de que mi primer equipo jugaba bien al básquet, así que los resultados acompañaron rápido en ese momento«, reconoció.
En este nuevo rol, destacó a los entrenadores que más lo marcaron y nutrieron: «De cada uno tomo lo mejor. En mi formación en Saladillo, sin dudas que Pio All y Burgos han sido mis dos referentes. Ellos me formaron humanamente. El club es la escuela de vida de uno y en ese aspecto ellos fueron dos maestros. Raúl es para nosotros los que salimos del ‘Sala’, nuestro referente principal«.
De Gustavo Roig, destacó: «Es el tipo que le dio el salto de calidad al club, con otras ideas, con otra metodología de trabajo. La cultura de trabajo de entrenamiento la aprendí con él. Siendo sincero uno cuando es jugador de él reniega, porque el que te tenga entrenado un Flex hasta la una de la mañana, previo a una semifinal de un torneo, te termina cansando, es tedioso; pero hoy uno que es entrenador, ve esa contracción al trabajo de Gustavo, esa capacidad de trabajo«.
También mencionó a Carlos Sanona, entrenador que tuvo en Ushuaia: «Es un entrenador de otra época, que tenía una capacidad a la hora de exponer su visión de juego enorme«. Y no dejó pasar la oportunidad para agradecer y reconocer al Mauricio ‘Boti’ Santangelo: «Él es otro DT muy importante en mi vida, fue quien me abrió las puertas y me mostró otro nivel de básquet. Fue quien me permitió dar el salto a otras competencias«.
Comenzó su rol como entrenador en su juventud a los 15 años, donde era colaborador en el mini básquet de Saladillo. En 1992 tuvo a cargo su primera categoría una pre mini. Luego hizo su experiencia fuera del ‘saladito’ cuando Marcelo Roig lo llevó a jugar a Talleres RPB.
De esa época, rescató: «Me gustaba estar con los chicos, siempre estuve ayudando, alcanzando la pelota a la fila, siempre me metía en los entrenamientos de los más chicos. Mi primera categoría fue a los 17 años, que tenía a Sergio Ducca y Juan José Pereyra de chiscos. Fue una experiencia para la que no estaba preparado. De a poco fui metiéndome y el salto a Talleres de Villa Diego, me permitió tener categorías más grandes. Ahí lo dirigí a Mariano Junco«.
Su asentamiento como director técnico, llegó de grande: «En Tierra del Fuego me dediqué definitivamente. Ahí en Rosario lo hacía esporádicamente. Al llegar sur, presenté un proyecto a la secretaría de deportes para trabajar con Guillermo Navarro. Sin dudas que ha sido el puntapié para dedicarme definitivamente. Soy entrenador de minibásquet, me encanta».
«Arranqué con la iniciación y formamos el club. Tuve la suerte de ser el entrenador y formador de mi nene en varios aspectos cuando arrancó«.
Si hay algo que le apasiona a Lisandro es, sin dudas, la formación de jugadores y el crecimiento del deporte dentro del club. «El salto lo di ahí. El básquet formativo es algo que me gusta. Si bien hoy estoy relacionado con el básquet profesional la idea de poder llevar adelante un proyecto en el club es muy importante y seguir vinculado. En la actualidad estoy a cargo de la U17 y U19, coordino todo el básquet de Jáchal», reconoció.
«Uno va creciendo como entrenador. Hoy me encuentro en otro momento de mi vida asentándome en primera como entrenador y viviendo de ello«.
Como entrenador de C.D.A.B, tuvo varios logros: «En primera arranqué en el 2015, cuando acá se jugaba La Liga. No había campeonato provincial oficial de la federación, sino que la asociación acá en Ushuaia organizaba un torneo con los clubes de Río Grande. Ganamos las competencias del 2015 y el del 2016. Después se empezó a jugar a nivel federativo. El primero que disputamos fue en 2016, donde le ganamos la final a Universitario de Río Grande y luego en 2017 le ganamos la final a Club Colegios del Sur de Ushuaia«.
Mientras desarrolló su función al mando Club Deportivo Amigos del Básquet, también se dio el gusto de dirigir al seleccionado de Ushuaia y de ser el asistente de la selección de Tierra del Fuego. «Con la provincia disputamos el promocional del 2017 que jugamos en Mendoza y después en el Argentino organizado en Formosa el 2019«.
Luego de los dos campeonatos, lograron la plaza para disputar el Torneo Federal, pero por cuestiones Logísticas y de distancias, hicieron difícil su participación. Luego de eso Lisandro contó: «No quedé frustrado, pero sí empecé a pensar que no iba a crecer más como DT. Ahí ya estaba con la idea de empezar a crecer y comencé a buscar otras opciones con Maxi y con la agencia. Así fue que surgió lo de poder ir a Español que disputaba la Liga Argentina como asistente del ‘Boti’ Santangelo», manifestó.
«La oportunidad de trabajar a su lado y en un club como Español, fue un salto importante. Después con la aparición de la pandemia todo quedó truncado«.
Actualmente, se encuentra afrontando el desafío del Torneo Federal: «Esta temporada mi hice cargo de todo el básquet del Jáchal básquetbol club. Estoy coordinando todo el básquet de la institución, con un proyecto de trabajo. Es lindo trabajar con todas las categorías. Con la primera local ganamos la competencia provincial donde participan todos los clubes de San Juan«.
Salles, cerró la nota acentuando: «Ser entrenador de primera tiene su lado lindo donde se trasciende la parte formativa y se tiene la posibilidad de formarse más. Nunca tuve la meta de ser DT de la Liga o asistente, si bien tengo mi norte. Es llegar lo más lejos posible. Trabajo por satisfacción. En cada lugar donde estuve, quedé satisfecho. Disfruto el ser entrenador no importa la categoría, el poder enseñar y transmitir no tiene precio«.
Trayectoria como jugador
- Saladillo (1983/1994) y (1998)
- Regatas (1995/1996)
- Talleres RPB (1997/1998)
- Paganini Alumni (2000/2001)
- Ushuaia Gym (2002)
- Club Deportivo Amigos del Básquet (2010/2014)
Trayectoria como entrenador
- Club Deportivo Amigos del Básquet (2015/2018)
- Español (2019/2020)
- Jáchal Básquetbol Club (2021/Actualidad)