Ulises Saia es un idealista como pocos y perseverante como otros menos. Cumplió sueños con su amado Atlantic y se abocó técnicamente, labrando un nombre sinónimo de resultados. Por su sentido de pertenencia, reavivó llamas competitivas de varios clubes y ahora buscará revancha, por el debut frustrado en el barrio Abasto.
A los cuatro años de edad y un tanto sugestionado por su hermano mayor, Ulises, dio sus primeros pasos en la categoría escuelita de Atlantic Sportsmen. Si bien se decidió por el básquet, a partir de los 12 años, como todo niño pasó por los diferentes deportes que ofreció la institución.
Durante los años de infantil y cadetes, Saia participó consecutivamente de la Tira ‘A’, encontrándose en el mejor nivel. De todas formas, comenzó a «picarle el bichito del entrenador». Paralelamente, colaboró en minibásquet, acompañando en los viajes y ya en juveniles, comenzó el curso de DT.
En 2006, cumplió el sueño de todo fanático de su club. Vió por primera vez campeón de la Primera B al ‘Kiwi’. Sobre aquel hito, rememoró: «Fue un sueño cumplido porque era hincha y jugador de inferiores. Nunca vi a mi equipo en la ‘A’. Eso fue una alegría inmensa».
Desafortunadamente, dos años después y a raíz de una lesión muscular, fue cortado del equipo mayor en pretemporada. Con la promesa de no vestir otra camiseta, se retiró. Pero, dio el puntapié a un nuevo ciclo deportivo. Seguidamente y por problemas técnico/dirigenciales, en 2008, le tocó conducir al minibásquet.
En su primera vez al frente, se dio la casualidad de jugar frente a Echesortu, el clásico barrial. Reconoció que aquel día «la charla que le dio a los chicos no fue muy pedagógica. Planteó que si perdían, iban a correr todo un mes, pero por suerte ganaron».
En referencia a sus primeros pasos como entrenador, sin pelos en la lengua, declaró que aquella fue una experiencia fructífera y a la vez, traumática. A lo que agregó: «para los chicos que me tocaron, fui una pesadilla». Su primera etapa duró dos partidos, su cabeza estaba metida en la alta competencia.
Para 2009, inició la coordinación de la rama masculina en la reserva. Un año más tarde, agarró la primera división femenina del club. Sobre esta última, comentó: «Fue debut y despedida del femenino. Era un chico muy joven, manejando un plantel de mujeres de mucha jerarquía y la verdad que la experiencia no fue muy gratificante».
Por otra parte, su inicio con la reserva del ‘Verde’ fue una experiencia totalmente opuesta. «Después de haber dirigido cinco años reserva, aprendí a entrenar en las peores condiciones posibles. Aprendí a no depender de nadie. Uno se ha equivocado y aprendido mucho, me dio la posibilidad de mejorar en todos los aspectos».
«Aquel año, desde lo deportivo fue totalmente extraordinario, pero psicológicamente me golpeó mucho», expresó. A la par que coordinó las mayores de Atlantic, condujo a las U17 y U19 de Newell’s Old Boys. Si bien, dirigir a su club fue gratificante, hacerlo tras una complicada presidencia dificultó mucho su andar en el ‘Rojo y Negro’.
Desde 2011, mientras se abocó completamente a la reserva del conjunto de Lavalle 936, la primera división pasó por un declive deportivo. Descendió a la última categoría local en 2013, por lo cual, llegó a él la oportunidad. «El 2014 fue una etapa crucial en mi carrera como entrenador», certificó.
Previo a disputar la Primera C, comenzó un proyecto especial. Primeramente, conformó un cuerpo técnico ligado en su totalidad al club, con tres asistentes y un preparador físico. Más tarde, los 17 participantes que integraron el plantel, tuvieron algún paso por la institución. Se vio obligado a rechazar la calidad, por sobre experiencia.
Sobre esto, explicó: «Creía que si no lográbamos recuperar el sentido de pertenencia, iba a ser imposible resurgir desde el cero». En su primera experiencia al frente una primera, Saia, devolvió a Atlantic Sportsmen a la Primera B gritando campeón.
«Costó reensamblar el equipo, repatriando jugadores, pero se logró. A nivel resultados fue algo extraordinario», destacó. En 2015, pese a acostumbrarse a perder en una categoría muy competitiva y quedar a un paso del ascenso a la ‘A’, tuvo la posibilidad de cumplir otro sueño personal.
Por si salir campeón con sus colores no era suficiente, Ulises mantuvo la esencia del juvenil de barrio, hincha de su club. El joven entrenador se dio varios gustos personales: «Dirigí a mis tres ídolos. Matías Quiroga, Julián Mateos y Andrés Cignoli, Haber podido conducirlos y salir campeón fue una experiencia única». Y agregó: «No puedo olvidarme de jugadores como Flavio Bianchini ni de otros como Freddy Bonassi, almas del equipo».
Finalmente, el 20 de diciembre de aquel año, dirigió por última vez a Atlantic. Posterior a su salida, destacó el debut de nueve juveniles en los dos años que se encontró a cargo. Próximo a nacer su primer hijo, decide tomarse un descanso desde lo técnico.
No obstante, continuó ligado al deporte, en la coordinación del básquet rosarino, ayudando en el rearmado de Horizonte. Durante el segundo semestre del 2017, comenzó un nuevo proyecto en Atlanta, al mando de los planteles de reserva y primera.
Al año siguiente, le tocó una experiencia completamente diferente. Sobre los meses en Club Maciel, acotó: «Había jugadores de gran clase y calidad, pero que no aportaban en las gestiones». A raíz de errores propios y ajenos, sumado a una racha masiva de lesiones, el primer semestre del año culminó con un descenso.
Totalmente inesperado, desde las estadísticas y el proyecto mismo, dio un paso al costado. De todas formas, como si los casos extraordinarios lo persiguieran, ese mismo año llegó a Independiente de Ricardone. «Armamos un equipo de primera en 10 días y quedamos a un paso de los playoffs», aseguró sobre una gran campaña.
Pese a conseguir históricamente alcanzar la Zona Campeonato de la Primera B 2019, luego de 22 partidos de fase regular, la directiva decidió dejar de contar con sus servicios. Finalmente, en Ben-Hur encontró su actual destino, donde logró previamente el cuadrangular amistoso por los 100 años de la institución.

La pandemia frustró la posibilidad de debutar en la Liga B. De todas formas, consultado sobre el 2021, respondió: «Nos encuentra en la misma incertidumbre, pero tratamos de mantener de pie al club y que se consolide en el básquet. Ben-Hur existió antes de que yo llegara y lo tiene que seguir haciéndolo después».
«Quiero que el próximo entrenador solo deba focalizarse en el parquet», cerró.
Trayectoria como jugador
- Atlantic Sportsmen
Trayectoria como entrenador
- Newell’s Old Boys (2010)
- Atlantic Sportsmen (2008) y (2009/2015)
- Atlanta (2017)
- Club Maciel (2018)
- Independiente de Ricardone (2018/19)
- Ben-Hur (2020/Actualidad)