Gustavo Ténenbaum nació un 22 de mayo de 1960. A sus 61 años, recién cumplidos, hiló una carrera fructífera en la cual predominó la pasión y el amor por el básquet. Se consagró en lo más alto de Rosario y la provincia con los colores que lo vieron nacer; se aventuró con uno de los históricos de la ‘A’ local y se proyectó en todo Santa Fe. Siempre pregonando la enseñanza y el ímpetu ganador como estandarte.
A partir de 1970, Gustavo comenzó su camino con el deporte. Con 10 años, integró las filas de Gimnasia y Esgrima y rememorando aquellos instantes como protagonista, recordó con desembarazo: «Me la rebuscaba bastante bien por ser alto. No crecí más, pero me sirvió».

En el ‘Mensana’, se formó en su totalidad, inclusive probó el rubro de monitor con el minibásquet con 17 años de edad. Ya en el ’81, conquistó un ascenso a la Primera A local, pero inmediatamente, su vida tomó un rumbo totalmente inesperado. Con sólo 24 años, se le dio el cargo de entrenador de primera.
Seguidamente, en 1984, comenzó un duro camino tratando de no perder el máximo escalón de la Asociación Rosarina. «Los primeros tres años nos costó mucho y peleábamos el descenso. Era otro básquet, muy difícil y duro, pero logramos asentarnos», explicó.
Si bien la historia preparó otros resultados para el joven DT, hoy, Ténenbaum confiesa: «Tomaba cada partido como si fueran de vida o muerte, desde intermedias hasta primera. Hay mucha más presión en jugar por la permanencia que por el campeonato».

Ya en el ’89, se dieron vuelta las tornas, demostrado así con un subcampeonato frente a Banco Santa Fe. GER gestó las bases necesarias y empezó a ser protagonista local, para posteriormente serlo de forma provincial. En 1990, los ‘Mensana’ hicieron historia, logrando la primera consagración en la ‘A’ rosarina.
«La experiencia del ’90 fue algo increíble, por el hecho de que Gimnasia no estaba de lleno en el básquet como ahora y todos los chicos se criaron ahí», expresó, destacando la final frente a Newell’s Old Boys (NdR: había una rivalidad con la ‘Lepra’, donde varios integrantes de ese plantel fueron parte del ‘Mensana’).
Comenzó así a gestarse una idea, no tan extravagante, de situar al club en lo más alto de la provincia y por qué no, del país. Previamente, en 1992, se reforzó con resultados y nombres: «Incorporamos a ‘Rulo’ Maya, Gerardo Raffo, además de otros jugadores que daban cuenta que al básquet se lo estaba tomando de otra forma».
«Fue una gran satisfacción, volver a ganar el torneo se vivió con mucha alegría», declaró Gustavo Tenenbaum, sintetizando su etapa gloriosa en calle Laprida.
En 1994, alcanzó la cúspide de su primer ciclo en Gimnasia. Tras prácticamente recorrer todo Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, Gustavo logró el ascenso a la vieja Liga Nacional B, a dos fechas de concluir el torneo (NdR: hoy Torneo Federal).

Su estancia en la tercera categoría nacional duró sólo una campaña, pero fue más que enriquecedora. Lamentablemente, un problema de salud lo marginó de las canchas, lo suficiente para que la institución decidiera no mantener la plaza nacional. A partir de ahí, un gigante de la ciudad, tocó inesperadamente a su puerta.
En 1997, formó parte de Provincial. «Dudé mucho en dejar Gimnasia, por todos los años que viví allí, pero algo me decía que era el momento de cambiar y experimentar», confesó Tenenbaum.
«Atravesar las puertas de Provincial hace que te invada una sensación de competitividad. Uno está obligado a ganar», destacó el entrenador tras su arribo.
Por caprichos del destino, le tocó enfrentar en semifinales a GER, donde igualmente ‘Provin’ salió victorioso. De todas formas, en lo que resultó en «un parto» para el entrenador, también abarcó una anécdota de lo más interesante.
«Mi base era Mauro Fará, el de Gimnasia y Fernando Carazatorre; por la costumbre de tener a Fernando durante 15 años, me la pasé llamándole la atención a él, inconscientemente», recordó con gracia.
Más tarde, se topó con el Atalaya de Guillermo Pio All, donde la gloria se fue a la Sexta. En una final muy disputada, Gustavo reconoció que el ‘Azul’ fue «un justo campeón». Luego de otro año más, pero obteniendo el campeonato Argentino U17 en Mar del Plata, culminó su primera etapa en el ‘Rojo’.
Para 1999 llegó nuevamente el llamado de la Sede Central, de calle Laprida. Con referentes del calibre de Fernando Falco y la base de juveniles, aspiró nuevamente a lo más alto, pero no obstante, chocó con grandes planteles.
Sportivo Constitución y el Ciclón de los extranjeros Marcus Adams y Eddie Poppe, además de la hegemonía ‘Canalla’ del ‘Turco’ Grimaldi, le negaron algún festejo en sus cinco años de conducción ‘Mensana’. Posteriormente, nuevamente con la sensación de desgaste latente, encontró su segundo ciclo en Provincial durante el 2004 y 2005.
A fines del 2005, llegó el momento de retomar la experiencia nacional. Durante el segundo semestre de aquel año, dirigió a un Atlético Sastre repleto de nombres y aspirante al ascenso, en la Liga B. Desafortunadamente, los resultados no acompañaron y no se alcanzó el viejo TNA (NdR: hoy Liga Argentina).
El siguiente año, en San Genaro, lo encontró enfrentando un proyecto totalmente opuesto a lo que venía acostumbrado. Tras su primer contacto con Sportivo Rivadavia, rememoró: «Entré a la cancha de básquet y me encontré con dos chicos jugando al fútbol, otro con una pelota de rugby y dos chicas más patinando»; y agregó: «Le comenté al presidente que quizá no era el hombre adecuado, pero al final me quedé y menos mal».

En aquella entidad, estructuró el deporte desde cero. En su etapa al frente, que duró seis campañas, levantó a las formativas llegando a la Liga de Honor Cañadense. Seguidamente, formó una primera división con los juveniles y finalmente, como broche de oro, logró el ascenso a la ‘A’ local de la Asociación Cañadense de Básquet. Durante el 2008, fue parte de la organización de Fisherton, que posteriormente salió campeón de la Primera A.
«Junto a Juan Delgado, comenzamos trabajando seriamente con los más chicos. Me quedaba en San Genaro, en un hotel, para no perder entrenamientos y con el tiempo volvieron chicos que habían dejado. Presentamos un equipo súper competitivo en la ‘B’ y en el tercer año logramos ganarle el ascenso a Unión de Totoras«, relató Ténenbaum.
«Fue una experiencia enriquecedora tanto en lo deportivo como en lo humano», destacó al finalizar su paso por Sportivo Rivadavia.
Tras otro gran andar, volvió por tercera vez a su primer amor. Durante el 2012 y el 2018, integró las formativas doradas de GER, con las cuales alcanzó los máximos podios nacionales tanto en U15 como en U17. Dentro de esa camada, se encontraba un tal Bautista Lugarini.

«Estaba la necesidad de hacer un vuelco. Lo que empezó como un desafío para desarrollar chicos, terminó siendo una camada que lo ganó todo. Esos jugadores demostraron, desde antes de los partidos, que no podían perder», contó sobre aquella generación fantástica que durante cuatro años ganó todo lo que jugó.
Por otra parte, luego de un semestre dirigiendo a Red Star en 2013, Gustavo fue participe de una experiencia internacional. En 2016 se le adjudicó el trabajo de coordinar a las Colonias Unidas de Paraguay, armando los equipos para los certámenes de selecciones paraguayas.
Si bien estuvo conforme con lo labrado en los primeros escalones, el ‘coach’ estaba más consustanciado con la máxima categoría. Finalmente, el gasto que conllevó la coordinación general de tantas categorías llevó a desvincularse del proyecto. De esa forma, devuelta en Argentina, continuó acompañando aquella generación ‘Mensana’.
En 2019, volvió al escalón nacional. Con Sportivo América, acompaño técnicamente a Hugo Luna y fue partícipe de la Liga Argentina, donde «quedó totalmente conforme con la experiencia adquirida en relación a los jugadores». Tras una labor de nivel en intermedias, tomó otro rumbo, dentro de la ciudad.
Para el 2020, ya radicado en Temperley, la pandemia frustró un ilusorio comienzo en formativas. «Empezamos muy bien con un grupo de chicos aplicados, pero el año complicado llevó a que a fin de año no hubiera un panorama claro«, redondeó sobre su corto paso por el ‘Negro’ de la Sexta.
Finalmente, de forma sorpresiva como hacía ya 20 años, Provincial volvió a tocar a su puerta. En el ‘Rojo’, forma parte de un proyecto de desarrollo para volver a levantar a la institución dentro del básquet local. Hoy día, Gustavo no duda en definir a ‘Provin’ como un «gigante dormido» y tras superar un complicado cuadro de Covid, la proyección que tanto lo caracterizó, no deja dudas que el horizonte es más que prometedor.
Trayectoria como jugador
- GER (1970-1983)
Trayectoria como entrenador
- Gimnasia y Esgrima (1984/1995); (1999/2003) y (2012/2018)
- Provincial (1997/1998); (2004/2005) y (2021/Actualidad)
- Atlético Sastre (2005)
- Sportivo Rivadavia de San Genaro (2006/2011)
- Fisherton (2008)
- Red Star de San Lorenzo (2013)
- Colonias Unidas de Paraguay (2016)
- Sportivo América (2019)
- Temperley (2020)