Gustavo Móndolo, nació en 1967. Su recorrido en el básquet, arrancó a los 9 años en Ciclón BBC. Fue el club que lo vio crecer, donde jugó hasta los 20 años. Integró el plantel que jugó el primer torneo de Liga ‘C’ (NdR: hoy conocido como Torneo Federativo).
En ese primer campeonato, disputado en 1984, tuvieron la recompensa luego de un año duro de trabajo. Se coronaron campeones, derrotando en la final a Newell’s. En ese momento, Móndolo era el base del equipo y apenas tenía 16 años. Ya en la primera de Ciclón, comenzó a dar sus primeros pasos como asistente técnico de Sergio Córdoba en las divisiones formativas del club.
Sobre aquel torneo, recordó: «Enfrentamos a un equipo casi profesional y nosotros éramos jugadores del barrio, del club. Dimos la sorpresa. Jugamos a cancha llena, llevamos a todo el barrio. Dimos un batacazo». Además, confesó: «Lo que fue la vuelta al club. Los festejos duraron hasta la madrugada, fue algo asombroso y emocionante».
Con 20 años siendo un jugador en crecimiento, se mudó a Gimnasia y Esgrima de Rosario. Allí, formó parte del plantel del año 1990. Estampó su nombre y apellido. Fue parte de la obtención de la Rosarina, por primera vez para G.E.R.. Se hizo cargo de las categorías de cadetes y juveniles, como entrenador de esas divisiones.
«Se armó un muy buen equipo. Me llamó Gustavo Tenembaúm para conformar un plantel de juveniles, la mayoría de la institución. Me trataron muy bien desde el primer día. El torneo se lo ganamos a Newell’s que tenía un plantilla para afrontar Liga», resaltó.
En 1992, pasó a Red Star donde disputó la Liga ‘C’ y también llevó adelante las tareas de entrenador. Luego, llegó a Rosario Central integrando el plantel que salió campeón de 1993. «Me llamó el ‘Turco’ Grimaldi para ir. Llegaba a un club que hacía más de 15 años que no salía campeón. Ese equipo se formó con muchos jugadores de afuera».
Además, remarcó: «Central suele tener muchos problemas institucionales. Ese año no fue la excepción, no cobrábamos nunca. Dejamos de lado todo eso y se armó un equipo humano fenomenal, desde su entrenador hasta los jugadores». Ese torneo se lo ganaron al Provincial de Víctor Hugo Le Bihan en el tercer juego.
En 1996, pasó a Sportivo América donde fue dirigido por Sergio Córdoba: «En ese momento el club recién ascendía y ese mismo año logramos llegar a las semifinales. Nuestro rival fue Sportsmen Unidos, no logramos superarlo y luego ellos salieron campeones».
Posteriormente, fue fichado por Náutico, institución que con el paso del tiempo se convirtió en algo más que un club. En su etapa como jugador, afrontó el torneo de la ‘B’ donde llegaron hasta las semifinales y luego no pudieron avanzar. Con 33 años, Gustavo tomó la decisión de retirarse y dedicarse a tiempo completo a ser entrenador.
Su primera experiencia, fue tomar la directiva del plantel que dejaba como jugador. Así, comenzaba su camino al costado de la línea blanca. En el club ribereño, estuvo tres años a cargo de la primera división. Luego pasó esporádicamente a El Tala, permaneció tres meses allí.
Se mudó a unas cuadras para hacerse cargo del plantel de Atalaya. En el ‘Azul’ de la Sexta pasó un año y medio: «Fueron dos campeonatos muy buenos. El primero fue el torneo de la Rosarina que se declaró desierto en 2006, por problemas con la Asociación. A esa semifinal llegábamos 2 a 1 arriba frente a Sportsmen y estábamos muy bien. Por el otro lado ese mismo año nos quedamos a un paso de ascender a la Liga ‘B'».
Finalizada su estadía en Atalaya, realizó un pasó breve por Libertad. Luego de renunciar a ese puesto llegó a Fisherton, donde permaneció dos años. Fue uno de los ingenieros del equipo que obtuvo el torneo local en 2008 para la institución. Era la primera vez que el club obtenía ese título. Luego de la final ganada, se tomó seis meses sabáticos para pensar, reacomodar ideas y volver al ruedo.
Su nuevo desafío, luego de su receso, fue Alumni de Casilda. En 2011, ese quipo llegó a la final del torneo local, donde cayeron frente a Sportsmen Unidos. En el año y medio que estuvo en la institución, jugó una final y compitió en Liga. Pero tuvo el privilegio de dirigir en juveniles a su primer hijo, Ignacio. Su estadía en el ‘Rojiblanco’, finalizó con su renuncia. Volvió rápidamente, ya que su sucesor Edgardo Venturi, también renunció a los tres meses. Se hizo cargo del equipo casildense, por un año más.
En 2013, se puso el buzo de Rosario Central. Llegó a mediados de año, con el torneo ya comenzado donde el ‘Canalla’ estaba complicado con el descenso. Finalizaron el torneo clasificando a los playoffs de la reclasificación. Superaron a Los Rosarinos Estudiantil y luego fueron eliminados por Libertad.
Luego del paso por el club de Arroyito, volvió a recalar en Náutico donde está hace seis años. Se hizo cargo del plantel que estaba en la ‘B’, allí se dio el gusto de poder dirigir a su hijo del medio, Agustín. En 2014, logró salvarse de descenso y al año siguiente consiguió el ascenso a la ‘A’.
En 2016, se da una restructuración en el formato de competencia de Rosario y el club queda en la segunda división. Un año más tarde, lograron ascender en la cancha de G.E.R. superando a los dirigidos por Roberto Maya. Otra restructuración, obligó a los dirigidos por Móndolo jugar otra final con Provincial.
Finalmente, para la temporada 2017/18 quedó en la Superliga. En la temporada 2019/20 disputaron la Copa Santa Fe, de ella destacó: «Hicimos una muy buena competencia quedamos 8° de 29 equipos. Ahora estamos a la espera de dar un pasito más para llegar al Federal».
Durante su recorrido como jugador, destacó que cada entrenador que tuvo lo marcó. «En Ciclón tuve a Granato en mini básquet. Gómez, que confío en mí y me tiró a la cancha con 16 años y también a Córdoba. En GER, tuve a Tenembaúm. Después Venturi, me llevo a Red Star de San Lorenzo. Grimaldi, en Rosario Central. Arcari en Náutico«.
«Al único entrenador que no tuve fue al ‘Buby’. Pero lo miraba mucho, siempre me iba atrás del banco de suplentes para observar lo que hacia y decía, en todos los equipos que dirigió», reveló.
Móndolo, fue consultado sobre su papel como padre y entrenador, sobre este tópico, comentó: «Lo han sufrido más ellos que yo. Cuando se tiene un hijo en un plantel, siempre tienen que dar un poco más que los demás para poder jugar. Al menos así lo veo yo para que ellos no sufran ningún tipo de condicionamiento».
«Me tocaron dos bases y un tirador, así que a los dos que compartieron mi posición los he vuelto loco. El base es la extensión del entrenador dentro de la cancha. Lograr cosas con ellos y ser participe de los proyectos, es muy gratificante», contó.
«Tengo que reconocer que mi esposa cumplió un papel fundamental en nuestra relación. Ella nos tenía prohibido hablar de básquet en casa después de un partido. Había situaciones en que nos fastidiábamos uno con otro, pero lo diferenciamos bien y eso nos permitió disfrutar cada vuelta olímpica», cerró.
Gustavo, dirigió a sus tres hijos: Ignacio, de 27 años en Alumni de Casilda. Agustín, de 24 años y Tomás, de 22 años en Náutico.
Trayectoria como jugador
- Ciclón BBC (1976/1989)
- Gimnasia y Esgrima de Rosario (1990/1992)
- Red Star de San Lorenzo (1992/1993)
- Rosario Central (1993/1996)
- Sportivo América (1996/1999)
- Náutico Sportivo Avellaneda (1999/2000)
Trayectoria como entrenador
- Náutico Sportivo Avellaneda (2001/2004) y (2015/Actualidad)
- El Tala (2004)
- Atalaya (2005/2006)
- Libertad (2006)
- Fisherton (2007/2008)
- Alumni de Casilda (2009/2012)
- Rosario Central (2013/2015)