Guido Quagliardi, preparador físico del plantel de Náutico, dialogó con Línea de Tres sobre cómo fue trabajar durante la pandemia y cómo afrontaron el nuevo retroceso. El conjunto de la ribera, estaba afrontando los dos frentes. En la Superliga rosarina se ubica quinto en la Zona 1. Mientras que en el Torneo Federal, se encuentra en la octava posición.
«El inicio, como todo cambio, fue complicado. El adaptarme y organizarme fue lo principal para que todo sea lo más prolijo posible y así poder acomodar los entrenamientos de los jugadores», fueron sus primeras impresiones de la cuarentena estricta.
Además, destacó: «Al principio, la idea con la primera fue organizar un circuito físico básico para todos los jugadores, con el material que todos tuvieran para que no hubiese excusas. Hacíamos ejercicios con las sillas, mesa, con el propio peso, entre otras cosas. Ese circuito lo realizábamos tres o cuatro veces por semana, siempre variando las cargas y actividades».
«Aparte del circuito, después cada jugador tenía su rutina individual. Eso lo diagramamos según el espacio físico que cada jugador tenía, más el material que poseía. Les pedí a cada uno que me detallaran el espacio con el que contaban en su casa o departamento y si tenían alguna pesa, u otra cosa. Basándonos en eso, les armé una rutina personalizada para que pudieran trabajar lo mejor posible. Cabe aclarar que todo estaba armado según su posición dentro de la cancha«, explicó Guido.
También mencionó: «Ese seguimiento diario no lo realizamos por las videollamadas, sino que cada jugador se filmaba haciendo el ejercicio y veíamos si había algún error y lo corregíamos. Las comunicaciones por medio de una plataforma lo realizamos con algunos jugadores, donde observamos y corregíamos«.
«Los ejercicios en esa parte estaban acomodados a los materiales y enfocados en la fuerza, mutli-saltos y de piometria. Aquel que tenía espacio para correr, hacía algunos trabajo intermitentes».
Sobre los momentos que pasó en el encierro, afirmó: «Lo más complicado fue la adaptación. Las primeras semanas no sabíamos cómo hacerlo, ni cuánto iba a durar. Se complicaba la planificación por la incertidumbre y el cambio de adaptarse de entrenar en el club a una casa o depto. Pero de a poco nos adaptamos y buscamos la mejor solución para que cada jugador pueda desarrollar sus ejercicios. Con el alargue de la cuarentena, lo complicado fue la motivación, las ganas disminuyeron».
Toda la planificación de Guido Quagliardi fue apuntando a que la vuelta al club fuera sin sorpresas. «El retorno fue todo alegría, poder entrenar en el gimnasio con todos los materiales. En cuanto al panorama físico, nosotros sabíamos que los chicos no habían parado, fueron muchos meses y tuvimos esa constancia y responsabilidad departe de ellos», contó.
Sobre el diálogo con Gustavo Móndolo, relató: «La pretemporada siempre fue planificada de forma conjunta con él, ya que la parte técnico-táctico va de la mano con lo físico. Si yo hago un trabajo fuerte desde lo físico, él sabe que debe aflojar en cancha y viceversa. Eso lo manejamos siempre en conjunto, para no chocarnos con una lesión más allá de que uno nunca está a salvo de eso».
Además, agregó: «Arrancamos testeando cómo estaban los jugadores las primeras semanas. Después de que se movieron un poco, tomamos unas series de test físicos que siempre hacemos en los inicios de pretemporada; después a mediados y a fines de la competencia. Son todos test de control. Tenemos armados unas series de evaluaciones».
Referido al armado de las rutinas, remarcó: «Las diferencias entre los jugadores jóvenes y de experiencias estuvieron marcadas más que nada en la parte de la posición. Estuvieron enfocadas en el punto débil de cada uno. Más allá de eso, en cancha, lo táctico es para todos iguales, aunque hay trabajos diferentes para perimetrales y pívots.
«Desde lo físico nos centramos en lo que necesita cada jugador».
«En el club nos avocamos a la parte de pesas, para construir la fuerza. En Náutico, desde U13 tienen la obligación de ir al gimnasio. Esto va de la mano con la asistencia a las prácticas. El que falta al gimnasio es como si faltara a los entrenamientos. Si al llegar el fin de semana no completa la asistencia, en forma de ‘castigo’ no estará citado para el juego; así sea el mejor jugador. Es un acuerdo que hay entre los profes para trabajar de esa manera».
Sobre las nuevas restricciones, remarcó: «Estamos hablando continuamente con el equipo y organizando los entrenamientos día a día. La primera pudo volver el 1 de junio a entrenar. Habíamos parado esa semana que volvió a ser obligatorio el aislamiento. Si todo sigue así, a partir del 7, el Torneo Federal retoma sus actividades. Con el primer equipo volvimos separados en grupos para que no haya tantos chicos juntos entrenando, así que algunos van al gimnasio y otros a la cancha».
Por otra parte, el profe realizó un balance: «Con todo lo que se pudo hacer, los resultados son positivos. No sufrimos grandes lesiones más allá del desgarro de Juan Pablo Stegmayer. Sí tuvimos jugadores fuera fue por el COVID y no por lesión. Pudimos jugar a un ritmo intenso, aceptable por ser nuestro debut en esta categoría. Sólo teníamos la experiencia de un año en la Copa Santa Fe. Creo que estuvimos a la altura. Llegamos bien al último partido de la fase regular«.
«Debemos mejorar la intensidad defensiva, que es nuestro juego, nuestra identidad. Y a partir de eso, correr y generar situaciones en ataque».
También, resaltó: «Con las otras categorías que no pueden ir al club, seguimos trabajando por zoom. Con los chicos más grandes volvimos a aplicar lo mismo que el año pasado. Tenemos armados trabajos para que los jugadores salgan a correr a las plazas o a andar en bicicleta cuando está habilitado. Ya que no pueden ir al club para que usen los espacios libres«.
Guido Quagliardi, cerró: «Esta nueva situación nos agarró un poco más organizados, con respecto a la primera parte de la pandemia. Ya con una metodología de trabajo y una organización mucho más prolija, los chicos ya saben cómo es trabajar y se han adaptado con lo vivido anteriormente«.