Flavio Oscar Bianchini, nació el 14 de septiembre de 1972 en Rosario. Desde muy pequeña edad y para seguir los pasos de su padre, comenzó a jugar al básquet en Náutico Sportivo Avellaneda, desde escuelita hasta minibásquet. Luego, pasó a Provincial para terminar de formarse como jugador en las categorías intermedias. Desde ahí, todo fue amor y un método de vida.
«Era un jugador inteligente. Tenía facilidad para leer las situaciones del juego; sobre todo, jugando el pick and roll», confesó Bianchini.
Y agregó: «Me resultaba fácil encontrar al compañero que estaba solo y en una buena posición de tiro. Con el paso del tiempo, dejé de pensar tanto en hacer puntos y me empezó a dar más satisfacción jugar para el equipo; algo fundamental para mi puesto. Tenía un buen tiro de dos; de libres prácticamente no erraba y tenía un discreto tiro de tres, hasta que me corrieron la línea medio metro para atrás (risas). Mi punto débil era la defensa».
A los 17 años de edad, Flavio partió de su ciudad natal para ir a Gálvez y jugar en Santa Paula. «Fue una experiencia muy linda, la primera vez fuera de casa. Llegué a Gálvez antes de cumplir los 18 años y debuté en La Liga al poco tiempo. Para mí era la gloria, estaba cumpliendo un sueño. En el primer año descendimos, pero al año siguiente ya volvimos a la A con el mismo equipo. Fueron cuatro años muy lindos, de muchas experiencias personales».
Su próxima destino estuvo en Mar del Plata, tras ser fichado por Quilmes. «Tenía 22 años, me dieron un departamento para mí solo frente al mar y ganaba bien. En verano era imposible entrenar, el técnico no nos podía frenar (risas)». Luego, comenzó la gira por el país. En seis años, vistió las camisetas de Ben Hur de Rafaela, Racing de Avellaneda, Newell’s Old Boys, Pico Football de General Pico y Ciclista de Junín.
«En Rafaela la pasé muy bien, una ciudad muy linda. Perdimos en semifinales con Obras, que fue campeón. Nos fue muy bien. La experiencia en Racing fue mala. No me gustó vivir en Buenos Aires y encima descendimos. En el club no nos daban bola. Después me quise venir a Rosario y justo Newell’s estaba jugando TNA. Perdimos en las semifinales, pero la pasé muy bien porque estaba en casa y me venía a ver jugar mi familia y mis amigos», relató el ex base.
Por otro lado, comentó: «En General Pico, La Pampa, tuve un buen año, en lo humano y lo deportivo. Salimos terceros en la Liga A y clasificamos a la Liga Sudamericana. Mi vuelta a Ben Hur no fue la deseada. Nos fue mal, teníamos equipos para pelear por el campeonato y quedamos afuera en cuartos de final. En Ciclista, en lo individual me fue muy bien. Llegué a participar en el Juego de las Estrellas, en Mar del Plata y en Potrero de los Funes, San Luis. Aunque a nivel colectivo no nos fue muy bien».
En 2001, a Flavio le llegó la oportunidad de jugar en Italia, lo que le cambió la vida. «En Italia estuve cinco años. Fue la mejor experiencia que me tocó vivir. Extraño muchísimo vivir allá». Primeramente, en el viejo continente, jugó para Citta di Cefalú, Virtus Latina, Hoyama Catania y Virtus Lamezia Terme.
Ya en 2006, decidió volver a Argentina. Regatas San Nicolás, fue su primera parada. «Estuve poco tiempo. No me cumplieron con lo que me habían prometido. Me cansé y me fui». A los seis meses, trasladó su conducción a Rosario Central. «Había un grupo espectacular, de muchos amigos. Nos fue muy bien, ascendimos al Federal y ganamos el Top 4 de la Rosarina».
Posteriormente, Italia volvió a cruzarse en su camino. Esta vez, para defender la camiseta de Prativerdi Siracusa. Allí conoció a Paolo Marletta, uno de los técnicos que más lo marcó. «Todos los entrenadores que me dirigieron me dejaron enseñanzas, ya sea algo positivo o negativo. Sin embargo, Paolo me marcó mucho. Me daba libertad absoluta para hacer lo que quería. Pedían que tire más al aro y que maneje al equipo a mi antojo. Me sentí súper cómodo con él».
Nuevamente, regresó a Argentina y a su ciudad natal para jugar en El Tala, donde fue campeón. «El título que conseguimos en 2012 lo disfruté mucho. No sólo porque fue el primero en la historia para el club, sino porque era un grupo espectacular y me quedaron un montón de amigos. Entre ellos, Juan Pablo Lupo, ‘Tato’ Chiana, ‘Picha’ Borselino, Lucas Maya, ‘Hueso’ Macguire, Manuel Morello y Daniel Zattin».
Sin embargo, para Flavio, hubo un logro que significó aún más. «Particularmente, el título que más disfruté, que no fue un título sino un ascenso, en 2014 con Ben Hur. Éramos un grupo de amigos, todos viejos mayores de 40 años (risas) entre Lupo, Fabián Gallardo, Luis Farhat, Andrés Olivier. Nos dirigía otro íntimo amigo, Pablo Menecier. No salimos campeones, pero fuimos segundos y ascendimos de la C a la B. Lo disfruté terriblemente. Hasta el día de hoy nos juntamos y recordamos anécdotas de aquel año espectacular».
«Lo que más valoro, son las amistades que te deja el deporte».
En aquel entonces, para el amo del pick and roll, su carrera ya estaba terminada. Pero apareció el llamado de Atlantic Sportsmen. «Aunque perdimos el ascenso y quise volver a dejar de jugar, de ahí también conservo muchos amigos. Pero me llamó Sportsmen Unidos. Jugué seis meses, lo que duraba un torneo y nuevamente dejé. A los seis meses me llamaron de Sportivo América y me retiré siendo campeón invicto y ascendiendo de categoría».
«Mi sueño pendiente es haber jugado en la Selección Argentina».
Además, durante los últimos años de su carrera, Bianchini comenzó el camino de la dirección técnica en Calzada. «No me costó empezar a ser entrenador, pero me resultó muy duro dejar de jugar. La vida del deportista es muy linda, más cuando lo hacés profesionalmente y te dedicás a eso. Y una vez que no lo tenés, se extraña mucho el vestuario, tus compañeros de equipo, tu grupo de amigos, todo».
Sobre el final, contó: «A mis dirigidos, desde el punto de vista deportivo, lo que más me gustaría dejarles es un bagaje técnico completo. Deseo que lleguen a primera división conociendo todos los fundamentos, desde el dribbling, el tiro, la defensa y el pase hasta la lectura del juego, aunque no sea fácil».
«En la fase humana, que sean leales y respeten a sus compañeros y rivales. Que no confundan la viveza criolla con la trampa y que toda meta que se propongan, se consigue a base de esfuerzo. Nadie te regala nada», concluyó el ex base rosarino, amo del pick and roll y comprendedor del juego como pocos.
Trayectoria como jugador
- Náutico Sportivo Avellaneda (minibásquet)
- Provincial (1984/1990)
- Santa Paula de Gálvez (1990/1994)
- Quilmes de Mar del Plata (1994/1995)
- Ben Hur de Rafaela (1995/1996) y (1999/2000)
- Racing de Avellaneda (1996/1997)
- Newell’s Old Boys (1997/1998)
- Pico Football de General Pico (1998/1999)
- Ciclista de Junín (2000/2001)
- Citta di Cefalú – Italia (2001/2002)
- Virtus Latina – Italia (2002/2003)
- Hoyama Catania – Italia (2003/2005)
- Virtus Lamezia Terme – Italia (2005/2006)
- Regatas San Nicolás (2006)
- Rosario Central (2007/2008)
- Prativerdi Siracusa – Italia (2008/2009)
- El Tala (2011/2014)
- Ben Hur (2014)
- Atlantic Sportsmen (2015)
- Sportsmen Unidos (2016)
- Sportivo América (2017)
Trayectoria como entrenador
- Calzada (2016/Actualidad)