A principios del nuevo milenio, Los Rosarinos Estudiantil se hizo de varias armas que lo trasformaron en un serio competidor del básquet local. El club de calle Iriondo, estuvo cerca de la gloria en varias oportunidades pero la corona local se les negaba hasta que llegó el equipo del 2004. Tripelli, Peteán, Robledo, Aquino, Olivier, Bellia, Peralta, Faranna y Albanese son los apellidos que quedaron grabados a fuego en la historia del club.
El ‘Estu’ es un club que desde su fundación, 25 de enero de 1959, trabaja a pulmón en la búsqueda de brindarle el mejor de los espacios a sus socios y crear equipos competitivos en cada una de sus disciplinas. Fiel a esa esencia de lucha, los jugadores del ‘Celeste’, trabajaron dándolo todo hasta que consiguieron su recompensa, ser campeones de la Rosarina.
Por aquel entonces la liga local era dominada por Rosario Central. A pesar de ello, Estudiantil apostó a lograr la gran hazaña. Durante varias temporadas buscó crear el plantel más competitivo que fuera posible. Como todo proceso llevó su tiempo, pero de a poco el club de Luis Agote se hizo un rival de temer.
En 2002, se hicieron con la Copa 150 Aniversario de la ciudad de Rosario aunque el torneo no tuvo partido de finales. Estudiantil disputó las semifinales, serie en la cual salió victorioso. Pero en la otra llave, en la que se enfrentaban Ciclón y Talleres, no hubo semifinalista debido a incidentes que provocaron la suspensión de ambos conjuntos. Los de calle Iriondo, fueron declarados campeones sin jugar la final al no tener rival.
Luego, en 2003 fueron los grandes favoritos. Los mejores en la etapa regular y se enfrentaron a Atalaya que se había clasificado en último lugar a los playoffs. Para sorpresa de los fanáticos de Estudiantil fueron los de la Sexta quienes salieron victoriosos del choque.
Pese la decepción de los jugadores y socios, se había creado la base para el tan ansiado equipo campeón. «Ganamos toda la serie regular, quedamos primeros y se nos lesionaron dos titulares en el primer cruce. Perdimos con el octavo, por eso nos quedamos la mayoría para tratar de ganar el campeonato siguiente», declaró Juan Andrés Olivier.
«Fue un torneo raro, se jugo para terminar el año, me acuerdo que el técnico era Gabriel Tomasseti, y éramos todos jugadores nuevos. Sabíamos que el club apostaba todo a la temporada 2004″, agregó Ignacio ‘Mono’ Tripelli.
La corona llegó en la temporada 2004, el fin de la búsqueda de todo un barrio. Estudiantil volvió a ser protagonista en la fase regular y el destino parecía mostrar de manera anticipada que la copa no se les podía escapar.
En la noche de las semifinales, enfrentó a Sportsmen Unidos. Abajo en el marcador, casi sobre la chicharra llegó el triple milagroso de Olivier después de una jugada de Pablo Peteán. De esta manera, el ‘Estu’, logró el pasaje a la gran final.
«El club estaba muy ilusionado. Ahí se respira básquet las 24 horas del día. Se armó un grupo de trabajo impecable y todos tiraban para el mismo lado. Era como una gran familia. Todos los viernes luego de entrenar, comíamos juntos. Uno se daba cuenta que el grupo estaba comprometido con lograr el tan ansiado campeonato», declaró Tripelli.
Y llegó 2004, la temporada no fue fácil para el grupo de jugadores. Tres entrenadores pasaron por el banco a lo largo del año. Tomasseti, creó las bases del plantel. Se fue y llegó Claudio Grimaldi, DT con los laureles suficientes para impregnarles esa mística que necesitaban los jugadores del ‘Celeste‘. El ‘Turco’, no finalizó el torneo por problemas internos y el último encargado de conseguir el gran objetivo fue Edgardo ‘Bicho’ Venturi.
La gran final, fue contra Regatas a tres juegos. El ‘Estu’, dominó la serie ganando todos los cruces. El destino estaba escrito y era imposible que el trofeo se les escapase, «Siempre tuvimos claro cómo grupo, que sin sacrifico y sin dejar egos de lado no íbamos a lograrlo, había jugadores de muchísima experiencia y muy ganadores que manejaron el grupo de una forma inmejorable», expresó Tripelli.
«Nunca formé parte de un equipo tan ganador como aquel ‘Estu’ campeón 2004. No importaban los nombres, lo que importaba era siempre el equipo y eso trajo resultados inolvidables para el club», sumó el ‘Mono’.
El resultado del último juego fue casi anecdótico, 88 a 84, el más cerrado de los partidos de la gran final, Pablo Peteán fue el MVP de las aquellas finales y la última noche de la temporada lo dejó en claro aportando 27 puntos al marcador siendo el máximo anotador del partido.
«Todo giraba entorno a Olivier, tremendo animal del aro. Eso permitió que Peteán tenga espacio para jugar a la carrera e ir al aro cuantas veces se lo propusiera. Se generaban ayudas y Gabriel Robledo castigaba en la pintura. Yo distribuía el juego, claro con compañeros como los que tenía era todo muy fácil», describió Tripelli.
Además, agregó: «De atrás venía el ‘Pato’ Peralta y su defensa. Por otro lado, Maximiliano Aquino, agarraba todos los rebotes y cortinaba como pocos. Regatas nunca pudo estar en juego, todos anotábamos».
El fin de una búsqueda, el sueño de un barrio, el esfuerzo y sacrificio de toda una familia ‘Celeste’. La coronación que tanto se les había escapado en los años anteriores, llegó. Una noche que inundó de honra a la calle Iriondo. Brindis de celebración por doquier, abrazos llenos de emoción y una alegría que perdura hasta el sol de hoy.
Todo eso logró ese grupo de basquetbolistas, apoyados por una directiva y socios que confiaban plenamente en ellos. La historia se escribe con grupos humanos como ese Estudiantil campeón del 2004, sin lugar a dudas, coronados de gloria vivirán.
Estu campeón en 2004!!! No vemos la hora de repetirlo! pic.twitter.com/g8a3DWzTN4
— LRE BASQUET (@LREbasquet) March 16, 2017