0El caso de Diego Turi, es sencillo, a la vez que intrigante. Su recorrido fue amplio y como jugador se movió de acá para allá, en la gigantez de Rosario. Pero de una u otra forma, terminó en zona sur, más precisamente en Arijon 159. Más tarde, desde el banco de suplentes, se dio alegrías con los colores de su barrio.
A raíz de vivir a la vuelta, de Saladillo, hizo allí toda su crianza en las inferiores del ‘Aurinegro’. Con 10 años, pasó su vida deportiva y social dentro de la institución con amigos de toda la vida. A temprana edad, pudo cumplir el sueño de todo juvenil.
En 1989, con 15 años y de la mano de Raúl Burgos, tuvo su ansiado debut en primera. «Tuve la confianza de Raúl para llegar a primera, siempre se fijó en los chicos del club», expresó. A sus 18 años, obtuvo el ascenso a la ‘A’ de 1991 e integró la mayoría de los seleccionados formativos de Rosario y Santa Fe.
Aspirando a más competencia, pasó a Banco de Santa Fe, con Rubén Audano de entrenador. Debido a que el club de la Sexta buscaba juveniles, llegó a su puerta. Durante las siguientes tres campañas, disputó la vieja Liga C y el torneo local. Más tarde, retornó esporádicamente a la primera de Saladillo.
Como resultado de una mala campaña, descendió a la segunda división. Como el plantel se desarmó, Diego, se alejó nuevamente. No obstante, en Villa Gobernador Gálvez y recomendado por Marcelo Roig, encontró su nuevo destino dentro de basquetbol rosarino.
En la temporada 97/98, llegó a Talleres RPB. Luego de una buena campaña desde lo individual en la Primera B, aunque sin concretar el ascenso, el corazón lo arrastró por tercera vez al club de su barrio para concluir un ciclo. En el 2001, quedó a las puertas de la máxima división frente a Tiro Suizo.
Si bien en el 2004, fue su fin como jugador, al año siguiente le ganó la vocación de profesor. Sobre esto, Diego, confesó que «dejó de jugar porque le apasiona enseñar y aportar conocimientos dentro de la cancha». La institución de zona sur, apostó por él. «El club me propuso ser técnico de primera y me gustó. Todos los jugadores eran de Saladillo, por tanto acepté el desafío y comencé a buscar uno o dos jugadores específicos necesarios», dijo.
Con un plantel joven, se propuso objetivos a largo plazo. Aun así, esa misma temporada, el destino dejó al equipo en playoffs. «Cuando hubo que prepararse verdaderamente, los chicos respondieron al 100%», detalló. Luego de una reunión entre jugadores y dirigentes, se apuntó para el mismo lado y los resultados fueron impensados.
A la vez que se consensuaba el éxito deportivo, Turi se casó. Por ende, no presencio una de las finales: «Mientras volvía en colectivo, se dieron resultados y por teléfono me enteré del ascenso». Al final, sobre aquel instante, recordó: «Yo en el colectivo, me quise morir de la alegría y mi mujer ni hablar (risas)».
El ascenso no fue suficiente para él y con Saladillo gritó campeón frente a Náutico. Regresó a la élite local y reflexionó: «Cuando se da la sincronía entre cuerpo técnico, jugadores y dirigentes, todo resulta mucho mas fácil. Me saco el sombrero con aquel grupo humano que se formó».
Lo más impactante de aquel logro, fue la idealización previa. No sólo el proyecto para ascender se planificó para cumplirse en 10 años, sino que la mayoría de los integrantes del plantel campeón fueron sus jugadores de mini, resultando en «una satisfacción doble en concretar ese objetivo».
Tres campañas en primera después, reconoció que sus jugadores alcanzaron el techo deportivo para con él. Por mutuo acuerdo, dio un paso al costado y pese a pretender un año sabático, llegó el llamado desde zona norte. Llegó a Club Residentes Parque Field en 2009.
Tras un buen trabajo realizado en inferiores, sumado al nacimiento de su segundo hijo, llegó el desafío de la Primera C. Buscó un preparador físico, diagramó el plantel y firme a su filosofía de potenciar el sentido de pertenencia, el ‘Verde’ hizo historia.
Para el final del 2011, en cancha de Universitario, ascendió a la Primera B. Luego de haber salido campeón, exclamó: «Nos fuimos caminando desde ‘Uni’ hasta el club. Es lo que tiene un grupo de locos como ese». (NdR: entre ambas instituciones, hay casi 10 kilómetros de distancia).
Al año siguiente, se mantuvo sin dirigir durante la primer mitad de año. Los directivos de calle Arijon aprovecharon, volvieron a contactarse con él y concluyó el 2012 al frente de la institución. Allí, se encontró trabajando un año más hasta luego recaer en Fisherton, en el oeste de la ciudad.
Acostumbrado a los presupuestos bajos, acopló al plantel de juveniles referentes jerárquicos. Tanto Josué Testa, como Emanuel Calamari fueron los grandes sostenes del 2014 en la Primera B. Luego de sufrir, progresar y aguantar el proyecto, en 2015, tuvo todos los pronósticos en contra. No obstante después de eliminar a Rosario Central y a Newell’s Old Boys, ambos aspirantes al título, nada los detuvo.
«Héctor Gallo dijo que no me preocupara por los resultados, que me bancaban a morir. Eso me sirvió mucho para poder explotar el potencial de mis jugadores», recordó sobre aquella etapa.
Finalizó la serie final frente a Atlantic Sportsmen, por 3 a 1 y Fisherton volvió a la máxima categoría. Diego Turi volvió a quedar en la historia de otra institución. «Fue una alegría enorme e inesperada para todos los dirigentes. Se demostró que había otras formas de competir, con compromiso y trabajo».
Hasta ese momento de su carrera, rompió todo tipo de esquemas. En retrospectiva, dijo: «A mí, si me caracterizó algo, es trabajar. Casi nunca he dirigido jugadores profesionales y los chicos jóvenes siempre estuvieron predispuestos para entrenar. Por eso se logró todo lo que se consiguió» y concluyó: «Siempre busco nuevos desafíos». Más de dos décadas después, volvió a Villa Diego.
Abocado exclusivamente en formativas, el 2018 de Diego lo encontró acompañando a Juan Manuel Gattone en Talleres RPB. Tras verse el fruto de su trabajo en U13, al año siguiente subió el nivel con U15 y U17, alcanzando el plano provincial con los adolescentes ‘Auriazules’.
Hoy día, con una idea clara y una calidad laboral envidiable, Turi se desempeña como coordinador general del básquet de Saladillo y a su vez, es el entrenador principal tras el alejamiento de Fernando Walker. «Quiero masificar los primeros escalones del club, para después aumentar la calidad y que vuelva a ser lo que años atrás». Lo que sí dejó claro, es que confianza y sorpresas nunca van a faltar.
Trayectoria como jugador
- Saladillo (1984/1992); (1996) y (1999/2004)
- Banco Santa Fe (1993/1995)
- Talleres R.P.B. (1997/1998)
Trayectoria como entrenador
- Saladillo (2005/2008); (2012/2013) y (2019/Actualidad)
- Club Residentes Parque Field (2009/2011)
- Fisherton (2014/2017)
- Talleres R.P.B. (2018/2019)