A Diego Abaca el deporte le fue heredado por su madre. Fue ella quien lo llevó a realizar sus primeras prácticas a los seis años. Su carrera comenzó con un corto periodo en Belgrano de San Nicolás y luego, pasó a Regatas donde integró todas las divisiones formativas hasta su salto a primera.
De sus primeros pasos destacó: «Todos los entrenadores te dejan algo. En la época de formativas me inculcaron la ética del trabajo y la dedicación, como principal arma. Jorge Acosta fue sin dudas alguien muy importante en ese sentido».
El salto a primera lo realizó en 1995 con la camiseta que lo vio crecer. Su debut no fue nada sencillo, enfrente tuvo a Belgrano el clásico rival. Con 17 años fue Ariel Amarillo quien lo puso en cancha. «En lo personal jugué un buen partido, a pesar de que perdimos en el segundo suplementario», recordó.
Durante ese periodo Diego integró la plantilla que disputaba Liga Nacional con Regatas. De su primer roce en La Liga recalcó: «Fue una competencia dura. Desde mi óptica, yo estaba para jugar más de lo que jugué. Pero, me tocó ser dirigido por un entrenador que no apostaba a los jóvenes. Entrenaba mucho y quizás merecía una chance».
En la temporada de 1997 se le presentó la oportunidad de disputar la Liga Provincial de Córdoba con Universitario y no la desaprovechó. «La opción de Córdoba se dio por una decisión familiar, ya que me mudé con mi papá a Carlos Paz».
«A eso se le sumó que con 19 años, sufrí una luxación en el tobillo derecho. Durante el proceso de recuperación conocí gente que competía en Córdoba y fueron ellos los que me invitaron a entrenar. Por lo tanto, tomé envión para volver a competir y terminé jugando e integrando el equipo», señaló.
En 1999 pisó el básquet rosarino y a partir de ese momento, hizo su historia dentro de la ciudad. Su primer club fue Sportivo Constitución. «En mi primera experiencia en Rosario, encontré mi lugar en el mundo, por infraestructura y por el nivel de competencia que tenía. Esto da un nivel de excelencia. Sumado a eso hay jugadores que pegaron saltos de calidad a otras ligas. Me encontré con un ambiente muy competitivo», resaltó.
La temporada del 2000 lo tuvo integrando la plantilla de Rosario Central. «Tuve la suerte de formar parte de los últimos planteles que cosecharon los cuatro títulos consecutivos. Era un gran equipo, realmente imbatibles. Teníamos a los mejores jugadores de la ciudad», rememoró.
«Me encontré siendo partícipe, quizás, del mejor equipo de la historia de Rosario».

Finalizado su primer paso por el ‘Canalla’, en 2002 vistió la camiseta de Talleres de Villa Gobernador Gálvez. Ese mismo año volvió a sufrir una dura lesión, luxación en el tobillo izquierdo. Entonces, se mantuvo en inactividad durante todo un año.
Mientras desarrollaba la recuperación, Diego se desempeñó por un corto periodo como entrenador de las formativas del club. «Decidí no entrenar más, porque no lograba entender que los chicos no se involucraban más con el deporte. Quizás en mi época no había tantas distracciones y en esta es totalmente distinta», comentó.
Una vez recuperado, Fishertón apostó por él. Con la institución, finalizó como el goleador del Torneo Rosarino durante dos años consecutivos. Como resultado de esas campañas, Sport Club de Cañada de Gómez, lo contrató para disputar la Liga B y allí afrontó dos temporadas.
«Fue uno de los objetivos cumplidos más lindos. Regresé a competir en Liga con casi 29 años. Es más, tuve un año genial, comencé de suplente y terminé siendo titular con solo un entrenamiento diario. Por temas laborales entrenaba una vez por día», recordó con añoranza.
Finalizada esa etapa, volvió a vestir la camiseta de Rosario Central, allí disputó tres Ligas B de forma consecutivas. «Central había comenzado otra etapa de dominio en el básquet de Rosario y me contrataron para disputar Liga e ir un paso más allá. Estuvimos cerca de conseguirlo en la temporada 2010/2011 donde quedamos a un partido del TNA», manifestó.

Luego de años donde Diego compitió a nivel profesional, la vida lo puso delante de un desafió aún mayor. Ser padre. Por lo tanto, en su nuevo rol, llevó adelante una adaptación a una vida diferente. Sin embargo, el deporte no estuvo al margen y se mantuvo en competencia vistiendo las camisetas de Los Rosarinos Estudiantil, Alumni de Casilda y Temperley.
Durante el 2014 se le presentó una oferta de volver a competir en Liga Provincial con Argentino de Pergamino. «No dude en volver a competir», dijo sin titubear. Y agregó: «Era un equipazo que mereció un poco más de suerte. Estuvimos a un partido del Cuadrangular Final».
Posteriormente, al finalizar la temporada el ‘Negro’ retornó a su hogar, Regatas San Nicolás. «La vuelta a mi casa fue soñada. Volver a jugar con amigos dentro del equipo y las dos Ligas Provinciales que disputamos fueron espectaculares», declaró.
En 2017 cerró su carrera en Tiro Suizo. «Fue la frutilla de mi carrera. Logramos el objetivo que nos habíamos propuesto a principio de año y también conseguimos el ascenso a primera. Conformamos un gran equipo, comandado por Mauro Pérez. Pero, lo más importante es que fue un lindo lugar para terminar mi carrera a los 40 años».
La actualidad lo tiene del otro lado del charco y se encuentra trabajando en Uruguay. Además, allí se dio el gusto de seguir despuntando el vicio y competir a los 43 años en el Torneo de Segunda División Uruguaya en la ciudad de Paso de los Toros.
Trayectoria
- Belgrano de San Nicolás (1983/1984)
- Regatas San Nicolás (1984/1997) y (2015/2016)
- Universitario de Córdoba (1997/1998)
- Sportivo Constitución (1999/2000)
- Rosario Central (2000/2001) y (2009/2012)
- Talleres RPB (2003/2004)
- Fisherton (2005/2008)
- Sport Club de Cañada de Gómez (2008/2009)
- Los Rosarinos Estudiantil (2012)
- Alumni Casilda (2013)
- Temperley (2014)
- Argentino de Pergamino (2014/2015)
- Tiro Suizo (2017)