David Della Mora, nació el 20 de febrero de 1983 en Rosario, en las cercanías a Sportivo América. En el ‘Verde’ de calle Tucumán, dio sus primeros pasos. El propio protagonista, rememoró: «Empecé por mi mamá. A mí me gustaban mucho los deportes y mis padres viven a dos cuadras de América. Ahí hacían básquet y me llevó. Desde ese día me encantó y no pude dejar de vivir dentro de este hermoso deporte».
Por otra parte, siempre supo dónde se encontraba su camino: «Jugué a un montón de deportes, pero siempre sabiendo que el básquet era lo único que importaba. Creo que es algo que que no se puede explicar, un deporte único».
En 1994, cambió de club y fue a jugar a Los Rosarinos Estudiantil. Allí, luego de campeonatos logrados en cadetes y juveniles, debutó en primera. «Fue en un torneo que se organizaba siempre en Temperley. Era una copa de preparación y fue una experiencia increíble», relató.
Aunque tampoco olvida su paso por las categorías menores: «Recuerdo jugar encuentros internos con otros equipos, una linda edad para disfrutar este gran deporte. Además, recuerdo correr por todas las tribunas esperando la hora de practicar. La verdad son recuerdos muy lindos».
En el ‘Estu’, estuvo 10 años y recolectó grandes momentos. «Los mejores y más maravillosos recuerdos, me formé en ese club como jugador y persona. En Estudiantil, ganamos esos campeonatos con amigos que todavía hoy conservo. Una de las mejores etapas de mi vida», dijo.
En 2004, le llegó la hora de irse del club que lo había cobijado en los últimos años. David, contó: «Al principio me dolió irme de Estudiantil, era mi casa. Pero no me tuvieron más encuentra para primera y entendí que era momento de probar en otro lado. Yo trabajaba como entrenador en Paganini y me fui a jugar allá».
Sobre su llegada al club de Granadero Baigorria, expresó: «Fue increíble, me recibieron de la mejor manera un gran grupo de jugadores. Logramos por primera vez pelear por un ascenso y fueron años espectaculares. Me transformé en un referente del club y fue muy importante en mi vida tanto en la deportiva como en la de entrenador».
En el mismo año de su llegada, disputó un ascenso frente a Ciclón para ver quien subía a la máxima categoría. Finalmente, se quedó con las manos vacías y siguió intentando hasta 2010. En aquel año, nuevamente cambió de pueblo y jugó tres años Garibaldi.
«Fueron grandes años donde pude jugar con grandes amigos que hoy conservo. Eso es fundamental».
En 2013, regresó de manera efímera a Estudiantil para jugar en la reserva. Y desde allí, volvió a Paganini Alumni. En el ‘Rojinegro’, jugó algunos cuadrangulares más y abandonó su carrera como jugador. La pandemia, frustró un final dentro de la cancha: «Por motivos del COVID-19, obviamente cortamos de entrenar y ahí llegó el fin de mi carrera», explicó.
Previamente, ya había recolectado experiencia como entrenador. Del otro lado de la línea, su carrera comenzó en 2004. En aquel año, se hizo cargo de todas las categorías de la rama femenina de Paganini Alumni. Además, se alzó con el título local U13 en 2005.
Luego de seis años en el club, pasó a entrenar U13 y U15 en Universitario. Allí, cosechó el ascenso a la A2 con las intermedias. De a poco, David, iba forjando su camino como DT: «Estoy muy ligado a la formación desde el minibásquet hasta la primera. Lo tomo como un mismo camino dentro de un plan deportivo. Me considero más un formador que un entrenador».
«Cada categoría y edad evolutiva tiene sus diferencias; pero al estar cerca de todas ellas, es un proceso muy natural. Nos manejamos de la misma manera, formamos personas jugadoras de básquet y buenas deportistas», agregó.
Posteriormente, llegó a Náutico en 2013. En el club de la ribera, primeramente, dirigió el minibásquet femenino y masculino. Un año más tarde, junto a su cuerpo técnico, comenzaron a armar la rama del femenino con la incursión de primera U19.
Con todas las divisiones armadas, en 2015, fue entrenador y asistente junto a Virginia Benítez. Junto a la jugadora; entrenadora y a la postre su pareja, formaron una dupla increíble al mando del equipo ribereño.
De la mano del trabajo, lograron formar una camada temible en el ámbito local y nacional, con un palmarés para envidiar. Con la U14, en 2017, fueron campeonas de la Copa de Oro que organiza la Asociación Rosarina de Básquet.
En referencia a cómo trabajar el día a día, explicó: «Venimos trabajando los mismos valores; conceptos y estrategias. Entonces, cambiar el chip a cada edad es muy fácil. También nos permite tener un gran cuerpo técnico, ayudándonos entre todos».
Un año más adelante, en 2018, el mismo grupo de jugadoras, comandadas por Della Mora, fueron Campeonas Provinciales U15 y fueron finalistas del Campeonato Argentino. Por otra parte, en el plano local se consagró campeón en U14 y en U19 levantaron la Copa de Plata. En U16, fueron subcampeonas de la Copa de Oro.
El grupo, que no paraba de crecer, continuó recolectando logros. Las U15, con un gran plantel, fueron Campeonas Provinciales y repitieron en el Nacional de Clubes, tras vencer a Wilde Sporting Club por 80 a 50. Luego, en U17, fueron subcampeonas provinciales (NdR: llegando hasta las semifinales de Argentina) y fueron campeonas de la Rosarina en U16.
«Todos los campeonatos dejaron su marca».
Aunque, de aquel año excelente plagado de títulos, David, curiosamente remarcó el subcampeonato que consiguió: «Voy a quedarme con un subcampeonato de la categoría U14. Estaba en el cuerpo técnico con Benítez y ese año, logramos marcar un camino donde el trabajo rendía frutos y traía recompensas».
Y continuó: «Veníamos del año anterior no ganar un partido y esa misma camada a través del compromiso; sacrificio y mucho entrenamiento consiguió ese trofeo de subcampeón. Para nosotros fue como ser campeón del mundo».
Haciendo un repaso de todo lo que consiguió, confesó: «Siento un orgullo inmenso. Poder lograr en una disciplina, que se armó totalmente nueva desde la base, la verdad me deja sin palabras para poder explicarlo».
Por otra parte, fiel a su estilo, resaltó alguna de sus virtudes: «Soy muy perfil bajo y cuesta ponerse a describir virtudes, pero creería que la humildad a la hora de trabajar y el capacitarse constantemente. Esas son dos cosas que me identifican».
Para ponerle a la cereza al proyecto, participaron con el plantel superior del Torneo Federal Femenino con Náutico. Con un plantel casi de la casa en su totalidad y, con jugadoras muy jóvenes, compitió en la dura División Litoral. No consiguió ganar ninguno de sus encuentros, pero se llevó una experiencia satisfactoria.
Para cerrar, Della Mora, citó cuál es su próximo objetivo: «Seguir logrando que esta disciplina crezca cada vez más. Este es un club increíble y maravilloso. Al que espero poder darle cada vez más de mí, para que siga estando lo más arriba posible».
Trayectoria como jugador
- Sportivo América (1988/1994)
- Los Rosarinos Estudiantil (1994/2004) y (2013)
- Sportivo Paganini Alumni (2004/2010) y (2014/2020)
- Garibaldi (2010/2013)
Trayectoria como entrenador
- Sportivo Paganini Alumni (2004/2011)
- Universitario (2011/2012)
- Náutico Sportivo Avellaneda (2013/Actualidad)