Amor puro por el básquet y pasión por la enseñanza, son las palabras que definen el andar de Cristian Grimaldi por el deporte. Comenzó su camino en el año 1976 cuando tenía seis años, en Atalaya y allí jugó hasta los 15 años.
Fue Eduardo Sampa quien lo hizo debutar en el ‘Azul’ de la Sexta. «Yo tenía 14 años cuando salté a la cancha. Fue en una Copa Losada que organizaba Temperley y frente a Saladillo. La verdad es que lo encaré con caradurez. Yo pensaba que estaba jugando en mi categoría», recordó de su debut.
Posteriormente, pasó a su segunda casa y Edison lo cobijó. De esos años rememoró: «Tengo el mejor de los recuerdos. Jugué en cadetes, juveniles y en tercera. Me sirvió muchísimo porque ahí jugaba mucha gente grande. Los partidos en esa categoría eran durísimos y nosotros éramos todos chicos. Logramos ascender con unos compañeros bárbaros».
Además, agregó: «La gente hacía que en la cancha de Edison seamos inexpugnable, no perdíamos de local. No sólo eso, cuando jugábamos de visitantes tengo el recuerdo de llenar hasta dos colectivos para viajar».
«No me lo olvido más. Una etapa de formación maravillosa y de ahí pegué el salto a jugar la Liga».
En 1987 pasó a Regatas San Nicolás donde disputó el TNA. «Afrontaba mi primera experiencia. Yo era un juvenil recién llegado de Edison, que pasé de tirar 9 de 10 ataques, a jugar con americanos y jugadores de Liga. Era todo nuevo para mí, me encontré en otro nivel. Para colmo con mi altura y mi posición de base, pero no era un base natural, por ahí tomé muchas decisiones que con el tiempo las veo erróneas. Fue un buen paso», comentó.
Al finalizar la temporada permaneció en San Nicolás para vestir la camiseta de Somisa. Estuvo en la institución en las temporadas de 1988 y 1989. Allí disputó el Federativo e integró la Selección de San Nicolás donde jugó el Provincial.
«Pasé a competir en el Federativo de la provincia de Buenos Aires que también era durísimo. Me seguí desenvolviendo como base. Tuve la suerte de siempre jugar con muy buenos jugadores que me ayudaban a ubicarme dentro de la cancha. Es muy difícil jugar de base si no jugaste en esa posición en toda tu vida. En cuanto al club, fue hermoso, absolutamente todo de primera, desde la dirigencia hasta los compañeros», declaró.
En 1990 realizó su primer paso por Rosario Central, donde afrontó el torneo local y el Federativo. Luego arribó a Sportsmen Unidos para las temporadas de 1994 a la de 1996. «Integramos un equipo hermoso. Logramos los campeonatos del ’94 y del ’96, como así también el subcampeonato del ’95», mencionó.
También, recordó: «Hacía 35 años que Sportsmen no salía campeón, cuando llegamos con Claudio. Ese mismo año lo conseguimos. Tengo los mejores recuerdos de esa etapa. El hijo del ‘Chino’ Foradori, me iba a alcanzar la pelota los domingos a la mañana con el ‘Monito’ Tripelli. Hoy me los cruzo y tienen un gran recuerdo, porque ellos vivieron eso. La primera era el espejo para ellos».
En su segunda etapa en Rosario Central durante los años 1997 y 2001, señaló: «Fue una experiencia maravillosa. Yo fanático del canalla, jugaba con un doble sentimiento, como jugador e hincha». Disputó el Torneo Local y la Liga B.
Sobre su experiencia, dijo: «Logramos ascender a la B contra Sionista de Paraná. Fue uno de los días más lindos que viví en el básquet. Un Cruce Alberdi que explotaba de gente. Faltando 10 minutos íbamos perdiendo por 14 y lo pudimos dar vuelta. Fue algo maravilloso».
«Con un equipo completo de rosarinos y jugando la Liga donde no nos conocían mucho, lo pudimos aprovechar. Hoy te hacen un scouting y ya saben como jugás. En ese momento ese aspecto era flojo y lo aprovechamos», agregó.
Luego tuvo un paso breve por Echesortu donde jugó seis meses y volvió a Central. En 2003 y 2004 realizó su retorno a Atalaya. «Jugué un año en primera. Después habían desafiliado al club donde deambuló en la segunda. En ese momento lo dirigía el ‘Gringo’ Garello. Para ese entonces había dejado de jugar, pero volví a dar una mano cinco meses y terminamos consiguiendo el ascenso», señaló.
«En el cierre de mi carrera, volví a mi inicio. Al club que me dio la posibilidad de jugar. Jugué gratis esos años, fue devolverle un poco de lo que me había dado en su momento. También por mi vida pasaba otra situación donde había sido padre y me estaba estableciendo en otro trabajo. Sabía que en un momento el final iba a llegar, lo lindo fue terminar donde me inicié», subrayó.
En su camino como jugador tuvo entrenadores que lo marcaron en formativas y en primera. Pero sin dudas Claudio Grimaldi, su hermano, fue quien lo encaminó. «Fue él quien me inculcó el entrenamiento y no darse nunca por vencido. Me hizo fuerte desde la cabeza para disputar todo lo que iba a venir», contó.
También señaló: «Lo tuve a Alberto ‘Tito’ Ornati, en el minibásquet. Tuve la suerte de tenerlo en algunas temporadas al ‘Buby’ Le Bihan. También a otros referentes del básquet cómo, Gustavo Móndolo y Pedro Escarain».
En su faceta como entrenador de formativas, destacó: «Siempre me caractericé por armar buenos grupos y formar buenas personas. Además de la parte pedagógica que incorporé en el profesorado de educación física, me dediqué a transmitir y contagiar el amor por este deporte».
«Ese afán por la transmisión de esta pasión me llevó a ser siempre competitivo. Cada formativa que tuve a cargo siempre fue competitiva, más allá de los resultados que por ahí se daban y por ahí no. Siempre avanzaron y los jugadores progresaron», comentó.
También hizo hincapié en la base que le dejaron sus maestros: «Esas experiencias y formas que había adquirido, son las que traté de transmitírseles a los chicos. Con el tiempo por ahí uno se da cuenta de que algunos se dedicaran y otros no. Siempre he sabido explotar las condiciones de los jugadores que tenía, hasta a los que por ahí les costaba mucho. Siempre le encontraba un lugar».
«Dirigir el minibásquet es dirigir lo más puro del básquet. Lo más genuino. Es el chico que confía en vos, uno es su espejo, su maestro. Esa inocencia y ganas de jugar es algo increíble, la alegría que tienen más allá del resultado. Por ahí pierden el partido y al rato ya los ves como si nada», dijo.
Se inició en la dirección técnica en 1995, cuando se hizo cargo del mini básquet de Sportsmen Unidos. De ese momento, recordó: «Allí estaba el ‘Tete’ Lalima dirigiendo las inferiores. Fue mi primera vez al frente del minibásquet. Fue mi referente; mi apoyo y mi sostén para corregirme y aprender de él. Estaré eternamente agradecido, un fenómeno como persona».
Cuando volvió en su última faceta de jugador a Atalaya, tomó el cargo del minibásquet del club: «No sé que había pasado con el DT de la categoría y me los ofrecieron a mí. Obviamente les dije que sí. Empecé con el mini y al año siguiente me dejaron a cargo de todo el básquet, hasta la U19».
«Trabajé como siempre con ganas y emparejando hacia arriba. En ese momento el club estaba en el segundo nivel de la formativa y al cabo de ocho años de estar ahí, salimos campeones del primer nivel. Pero nunca busqué eso. Estuvimos entre los primeros cuatro y el último año se dio», señaló.
«El resultado es una consecuencia del trabajo».
Cristian, también tuvo su vivencia como seleccionador: «Estar a cargo de la Selección de Rosario fue algo hermoso durante dos años. Cuando me convocaron, fue un amigo, Martín Sánchez, con el que había jugado en Sportsmen. Entró al gimnasio y me dice: ‘Vengo a hablar con el técnico de la selección'».
«No lo podía creer. Ellos vieron que éramos competitivos y me ofrecieron dirigir. Para mí era una experiencia nueva, todo un desafío. Salimos campeones, le ganamos a Santa Fe, un equipo que hoy tiene muchos jugadores en la Liga A y otros están en Europa, esa camada había perdido por 20 la final», evocó.
Al año siguiente de lo conseguido, fue nuevamente elegido para estar a cargo de las formativas, a lo que mencionó: «Ese año perdimos las semifinales frente a Cañada, quien salió campeón. Ahí lo que pude ver es que cuando salimos campeones me llamaron 200 personas y cuando perdimos no me llamó ni el perro (risas)».
También tuvo su paso por las formativas de Rosario Central y de Echesortu. Hasta que volvió a dirigir las inferiores de Atalaya e incluso se hizo cargo del plantel de primera por algunos partidos cuando se quedaron sin entrenador. Su carrera como DT culminó en el ‘Azul’ de la Sexta en 2013.
Actualmente Grimaldi se dedica a llevar adelante un proyecto en forma conjunta con la Municipalidad de Rosario. Se desempeña en el rol de Coordinador del Trabajo en Deporte Comunitario, «despunto el vicio de otra manera en los barrios. Transmitiendo la pasión por este deporte».
En sus comienzos, comentó: «En la Municipalidad trabajé en muchos deportes que no eran los míos. Hasta que en un momento hablé con el Director de Deportes y le dije que me sentía vacío dando esas disciplinas. Yo podía transmitir de otra forma. Presenté un proyecto de básquet, aprovechando que Rosario tiene 50 clubes».
«La planificación se basa en captar chicos y chicas de 8 a 13 años de las escuelas en los barrios vulnerables y de ahí llevarlos a los espacios de la Municipalidad. Busco darles la posibilidad de que aprendan a jugar al básquet. Por lo general en esos lugares se juega mucho al fútbol y las nenas no tienen la posibilidad de hacer un deporte», explicó.
Además, explayó: «A través de esos espacios, becarlos en los clubes. Cuando fui a comentar el proyecto, Temperley, Calzada, Saladillo, Ciclón y otros clubes, me abrieron sus puertas. Estamos en cuatro espacios de la Municipalidad y ojalá lo podamos seguir extendiendo a toda la ciudad. A través de esto, la Asociación le hace el carnet gratis, el seguro y la revisión médica la realizan en el estadio. Prácticamente tienen el camino allanado para llegar a un club».
«Tengo como ejemplo, a una nena que vive en el Bajo Ayolas, ahí es donde doy clases y hace cuatro años que se inició conmigo y fue el club Temperley quien le abrió las puertas. Ella llegó a la Selección de Rosario. Esas son las cosas que marcan. Trato de darles una posibilidad o dejarles una puerta abierta para que vivencien otra cosa y puedan desarrollarse como personas», expresó.
«Hoy en día los barrios son muy complicados. El básquet ha representado mucho en mi vida me dio la oportunidad de estudiar una carrera referida al deporte y trabajar de lo que me gusta. A mí el contacto de poder trabajar con los chicos me genera una pasión que es muy difícil de explicar. Se siente y se transmite», culminó.
«No dirigí más en clubes, pero sigo vinculado al básquet a través de esto. Para que los chicos lleguen a los clubes, les enseño con las mismas ganas que cuando estuve en la Selección».
Trayectoria como jugador
- Atalaya (1976/1983) y (2003/2004)
- Edison (1984/1986)
- Regatas San Nicolás (1987)
- Somisa de San Nicolás (1988/1989)
- Rosario Central (1990/1993); (1997/2001) y (2002/2003)
- Sportsmen Unidos (1994/1996)
- Echesortu (2002)
Trayectoria como entrenador
- Sportsmen Unidos (1995/1997)
- Echesortu (2002)
- Rosario Central (2002/2003)
- Atalaya (2004/2013)