El rosarino Pablo Favarel, se hizo cargo del plantel de Spartans en la Superliga Venezolana, siendo esta su primera experiencia como entrenador principal. Comenzó su carrera profesional como asistente de Daniel Maffei en el Al Wasl de los Emiratos Árabes.
También, como asistente, formó parte de los cuerpos técnicos de Quilmes de Mar del Plata, Olímpico de La Banda, Libertad de Sunchales, Regatas Corrientes, Ferrocarril Oeste y Guaros de Lara. Además de ser, actualmente, asistente de Fernando Duró en la Selección de Venezuela.
¿Cómo resulta entrenar a dos planteles diferentes al mismo tiempo?
-Es muy exigente porque estás la mayor parte del tiempo con los temas del equipo y de vez en cuando tenés que desconectar y retomar con la selección. Igualmente, la mayoría de los jugadores ya han estado con este cuerpo técnico, por lo que la selección es más repasar que agregar cosas.
Diez años como asistente técnico y esta es tu primera experiencia como entrenador principal ¿Esperabas este arranque tan positivo con seis victorias y una sola derrota?
-Los resultados nos están acompañando pero lo más importante es lograr el mejor rendimiento posible en el equipo y creo que tenemos mucho margen de mejora. Si bien ganamos seis de siete partidos, dos de ellos fueron en suplementario. Así que, la tendencia es que hubo muchos partidos parejos que se resolvieron al final pero nosotros buscamos enfocarnos en jugar cada día mejor.
¿Cómo podrías resumir la Superliga Venezolana?
-La resumo como un milagro. Porque ante el contexto mundial en el que estamos, que podamos trabajar en el básquet, con lo que implica una burbuja, con sus costos, exigencias y demandas de logística, me parece un milagro.
¿Cómo es la situación actual sanitaria de Venezuela?
-Es similar a Argentina. Acá en marzo comenzó la cuarentena y se fue extendiendo con el tiempo. Hay vaivenes en los contagios. Han ido aumentando con el paso del tiempo y también empezó la resistencia en el común de la gente que quiere salir a trabajar.
¿Cómo fue en lo personal la pandemia para vos? ¿Te perjudicó? ¿Para qué te sirvió?
-Por supuesto que nadie hubiera deseado todo lo que pasó, pero hemos tratado de aprovechar el tiempo. Con Fernando Duró, que es el director del programa de desarrollo del básquet del país y con el resto del cuerpo técnico nos pudimos reunir durante muchos días para pulir todo de la mejor manera posible. En ese sentido fue positivo.
¿El trabajo por fuera del parquet es más o igual de importante que lo que se realiza dentro de la cancha?
-En el alto rendimiento todo es importante. Siempre es mejor plasmar en la cancha, en el entrenamiento, las ideas que uno tiene fuera de ella. Sin poder entrenar se complica. Pero todo suma, como lo puede ser el gimnasio de pesas o el análisis de videos.
¿Cómo arranca tu pasión por el básquet?
-Es curioso porque yo jugaba al fútbol en Gimnasia y Esgrima de Rosario pero ya me atraía el básquet, más que nada por Jordan. Cuando no pude seguir haciendo fútbol, probé con le básquet y me gustó.
A los 20 años cuando ya no tenía nivel para seguir jugando en primera, mi entrenador el ‘Colo’ Maya me dio un lugar como entrenador en las inferiores.
¿Esperabas en tan poco tiempo haber formado parte de tantos equipos en Argentina y en el mundo?
-Jamás. De hecho cuando empecé a trabajar en el básquet profesional dije que iba a ser por un tiempo e iba a volver a Rosario a trabajar en la rama del Derecho que era lo que yo había estudiado. Pero con el paso del tiempo vi que me podía dedicar al básquet full time.
¿Cómo fue tu experiencia en Dubai?
-Gracias al contacto que me hizo el Colo Maya con Daniel Maffei empezó mi camino. Tuve que renunciar a mi trabajo en tribunales pero no lo dudé. Y esa fue mi primera experiencia en el profesionalismo, con el “Loro” Maffei, que me ayudó mucho y fui un afortunado en tenerlo en mis inicios.
¿Con qué te encontraste en Dubai?
-Yo fui en 2009 y era como ir a la luna. Por la estructura, la tecnología, la cantidad de gente de todo el mundo que había. Todo era lujo, todo brillaba. En el básquet era todo muy relajado. Los jugadores de ahí eran vagos, no les gustaba entrenar.
¿Cómo es la Liga en los Emiratos Árabes?
-En la liga había 7 equipos y se jugaban varios torneos al mismo tiempo. La cantidad de partidos era mucha pero jugabas siempre contra los mismos equipos. Se jugaba con un solo extranjero por lo que el nivel no era muy bueno.
A partir de ahí, volviste a argentina y fuiste parte de muchos equipos en nuestro país ¿cómo fue el regreso?
-Cuando regresé, volví a trabajar en GER. Hasta que Maffei se hizo cargo de Quilmes de Mar del Plata y ahí me dio otra oportunidad donde en ese año ascendimos del TNA a la LNB.
¿Cuál es la diferencia entre el TNA y la LNB?
-En el momento en que yo estuve en el TNA había diferencia. En infraestructura, en salarios, en todo. Y ahora imagino que mucho más. El aumento de equipos en ambas competencias hizo que esto se acentúe. Pero mi experiencia en el TNA fue muy fructífera porque la competencia era durísima.
¿De todos los equipos que dirigiste en Liga Nacional cual crees que fue el mejor?
-El mejor grupo del que fui parte fue el de Quilmes del TNA. Era un grupo de jugadores jóvenes que ponía al equipo por delante de la individualidad. En la Liga tuve la suerte de formar parte de los equipos más competitivos que fueron Regatas Corrientes, que venía de dos finales consecutivas habiendo ganado una y Olímpico de La Banda que tenía a Federico Van Lacke y Maximiliano Stanic entre otros.
¿Cómo fue la llegada a la selección de Venezuela?
-Vino a través de Fernando Duró, con el que trabajé en Olímpico. Tuvimos la posibilidad de trabajar part time con Guaros de Lara.
¿Cuál es la diferencia entre ser asistente en un equipo y en una selección?
-Lo que varía es que tenés menos tiempo para preparar las cosas en la selección. Con un equipo estás más tiempo en el día a día. El trabajo no varía mucho, pero tenés menos tiempo para entrenar o trabajar que en un equipo.
Contanos tu experiencia en el Mundial de China.
-Fue una experiencia extraordinaria. Fue de lo más fuerte que viví dentro del básquet. Entrenamos en el Centro Olímpico de Roma y pudimos entrenar muy bien. Después tuvimos amistosos en China que es un monstruo, con sus edificios y su tecnología. En el Mundial cumplimos uno de los objetivos que era clasificar a la segunda ronda por lo que fue una experiencia de las más lindas que me tocó desde que estoy en el básquet.
¿Te sorprendió el subcampeonato de Argentina?
-Sí, sin dudas que me sorprendió en la previa. Antes del Mundial no hubiera pensado que Argentina llegue a la final, pero después cuando los vi jugando en China empecé a cambiar de opinión. Eran un equipo súper intenso, ejecutaban a una velocidad y a un nivel altísimo. Se notaba que no se sabía cuál era el límite de ese equipo.
¿Crees que algún jugador argentino está para dar el salto a la NBA?
-Varios. Campazzo es un jugador que claramente es mejor que muchos NBA. Luca Vildoza tiene un tremendo talento para jugar a ese nivel. También Leandro Bolmaro o Francisco Cáffaro, seguro que en el corto plazo va a haber jugadores argentinos en la NBA.
¿Quién fue el jugador que más te sorprendió en el Mundial?
–Campazzo, sin dudas. Tenerlo de rival y verlo desde el costado de la cancha es algo muy difícil de describir. Es un jugador que domina el juego completamente en ataque y en defensa porque está a otro ritmo. A uno no le alcanzan los ojos para ver lo que está produciendo. A la velocidad que hace las cosas Campazzo, en vivo, he visto a pocos hacerlo.
¿Cómo fue tu experiencia en con Casalánguida en Aguacateros de México?
-Nicolás es una persona que me mejoró mucho. Es muy exigente pero después de trabajar con él me di cuenta lo mucho que mejoré. En Aguacateros, me invitó a trabajar otra vez con él después de haber compartido cuerpo técnico en Regatas y fue una hermosa experiencia, me encantó México. La competencia es muy buena, en todo lo exterior y en la cancha también. Hay muy buenos jugadores, sobre todo extranjeros. Nos fue bien, hicimos un grupo de trabajo muy lindo.
¿Qué tuviste que cambiar para cambiar la mentalidad de ser un asistente a ser entrenador principal?
-Ya tenía conocimiento de lo que era ser entrenador principal. Por supuesto que son dos trabajos distintos aunque están relacionados. Ahora lo que más cuenta es la toma de decisiones que uno hace y que se tiene siempre la última palabra.
¿Tenés algún DT como referente?
-Tengo muchísimos, mínimo los entrenadores con los que trabajé. Nicolás Casalánguida, Fernando Duró o Daniel Maffei. Hay muchos europeos que me gustan y en la NBA, me gusta Erick Spoelstra. Pero lo que más me gusta, es ver a los equipos de Euroliga.
¿Te gustaría ser entrenador principal de Liga Nacional o preferís seguir en otros países?
-Las dos cosas me atraen. Por supuesto que me gustaría trabajar en Argentina pero también me gusta hacerlo en el exterior. Está bueno conocer nuevas culturas, diferentes formas de pensar y de vivir.
¿Seguís el básquet de Rosario?
-Lo sigo. Antes seguía mucho a GER cuando estaba el ‘Colo’ Maya. Pero todo lo que puedo lo sigo, sin el mismo en interés pero lo sigo.
¿Crees que el básquet rosarino debería tener más peso en el ascenso nacional y por qué no en primera?
-Me parece que Rosario tiene que tener básquet profesional, sin dudas. La falta de estructura profesional en Rosario hace que tanto jugadores como entrenadores, periodistas y árbitros no progresen porque no tienen esa estructura. Si la ciudad tuviera básquet profesional tendríamos muchos más jugadores rosarinos en Liga Nacional, sin ninguna duda.