Guido Mariani, escolta de 26 de años, fue parte de una nueva edición de «Charlas de Instalive». El jugador que disputa la Liga Nacional para Peñarol de Mar del Plata, surgió en las inferiores de Talleres RPB a los tres años. En el club de Villa Gobernador Gálvez dio sus primeros pasos con la naranja.
A los 12 años, Provincial le abrió las puertas y lo siguió formando. Posteriormente, comenzó su carrera profesional en Lanús que continúa hasta hoy día. En su larga, pero joven trayectoria, acumula pasos por Atenas de Mendoza, Parque Sur, Argentino de Junín y el mencionado Peñarol.
Por otra parte, también se destacó en el Sao José de Brasil. Sus buenas actuaciones en el conjunto brasilero, le valieron el llamado de Marcelo Roig para jugar en Abejas de León en la Liga Nacional Profesional de Baloncesto (LNBP) mexicana. Luego de su paso por el club, regresó a Argentina para ponerse la ‘Milrayitas’.
¿Cómo le vino la victoria al equipo?
-Excelente, de la mejor manera. Necesitábamos un cambio de energía y de aura dentro del grupo. Es como un plus, estamos muy contentos por esa victoria.
¿Cómo llega Leandro Ramella al plantel?
-Leandro llegó hoy y tuvimos dos entrenamientos, planteando su manera de llevar al equipo. Es bueno que pueda entrar viniendo de una victoria frente a San Lorenzo. Es importante para hacer un buen juego contra Boca Juniors. Estamos tratando de apoyarlo a él.
¿Cómo tomaron la salida del entrenador?
-Habíamos tenido un dura derrota, por muchos puntos. No creo que refleje lo que era el equipo. El equipo es lo que se mostró el partido contra San Lorenzo. El cambio de DT, trajo un aparejado un cambio de energía. Nos fortaleció como grupo humano y nos apoyamos para salir de la situación.
Ese cambio de energía, ¿por qué se da?
-Eso puede depender de algunos factores. Yo creo que el equipo venía con un aura muy negativa. La dirigencia tomó esa decisión y al sentir ese choque, nosotros lo sentimos. A partir de eso, reaccionamos energéticamente. Justo nos tocó contra el equipo más fuerte del campeonato.
¿Cómo te recibió el plantel?
-Bien, llegué con la pretemporada casi finalizada. El equipo ya estaba bastante rodado, así que traté de acoplarme a lo que venían haciendo los chicos. Como grupo de personas, son todos excelentes y basquetbolísticamente, parece que llegué hace un montón.
La parte física, ¿cómo se maneja?
-El jugar dos partidos en dos días, afecta. Uno carga todavía el cansancio del día anterior. Es lógico, pero es la manera que se encontró de jugar. No hay excusa. Es una vorágine que no para nunca, en un situación de pandemia.
¿Cómo fue tu paso por Abejas de León?
-Fue una situación personal de no poder adaptarme. Es una liga distinta a la nuestra, en lo que respecta al juego. Es más física y más dura. A mí me influyó estar mucho tiempo parado por la cuarentena, creo.
¿Qué diferencia encontrás en las ligas que jugaste?
-La nuestra es una liga más táctica, con un poco más de scouting. En las demás también hay, pero no es lo preponderante. Son las tres mejores ligas de América, sacando la NBA. En Argentina, es donde mejor me siento.
¿Qué sentiste siendo el primer refuerzo de Marcelo Roig en Abejas?
-A Marcelo lo conozco hace tiempo, me dijo que llegado el caso de que dirija en México me quería tener en cuenta. Con todo lo de la pandemia, me invitó a compartir esa experiencia.
¿Qué entrenadores fueron los que más te marcaron?
-En Talleres el ‘Huevo’ Zanoni, me enseñó a correr prácticamente. Y en Provincial, no puedo dejar de nombrar a Enrique Lancellotti, me desesperaba por ir a entrenar. La pasaba muy bien, fue uno de los grandes formadores de la ciudad.
¿Cómo fue el primer contacto con el deporte en Talleres?
-Empecé de inconsciente, con tres años, mí papá estaba en la dirigencia y mi hermano ya jugaba. Era un pulga que no sabía donde estaba (risas). Iba a divertirme y a jugar con mis amigos. Estuve hasta los 12 años, que me fui a Provincial, tengo muchos recuerdos allí.
¿Cómo se dio tu llegada a Lanús?
-Inconsciente, similar a como empecé. Tenía 16 años y me llega la propuesta de ir a un campus de prueba con más chicos. Pensé que no iba a pasar nada y no tenía nada por perder. Una semana más tarde me llamaron para llevarme como reclutado. Tuve 100% el apoyo de mí familia.
¿A qué edad debutaste?
-A los 17. En un partido contra San Martín de Corrientes, perdíamos y Silvio Santander me mandó a la cancha. Fueron siete segundos defendiendo y no le pasé ni cerca a la pelota.
¿Cómo fue tu primer contacto con La Liga?
-Mi etapa en Lanús fue de completo aprendizaje, más allá de disfrutarlo y que es mí pasión. Aprendí de que es un trabajo, el ser un profesional. Algunos detalles son fundamentales. Fueron tres años de mucho aprendizaje.
¿Cuándo llegaste a Temperley?
-Se terminó mi contrato como juvenil en Lanús, y Marcelo me ofreció ir a jugar a Temperley hasta que encontré equipo. Me trataron muy bien.
¿Cómo fueron tus años en Argentino de Junín?
-Ya estaba en otra etapa, con otro protagonismo. Era momento de ejecutar el aprendizaje. Llevar a cabo en la cancha, lo que sabía hacer.
¿Te ayudó el bajar de categoría?
-Sí, totalmente. Aprendí mucho pero no podía plasmarlo adentro de la cancha. En ese momento no me la merecía. Necesitaba hacer las cosas que había aprendido. Cuando se terminó mí contrato con Lanús, decidí bajar de categoría.
Guido, jugó el Torneo Federal en Parque Sur y el Torneo Nacional de Ascenso (TNA) en Atenas de Mendoza.
¿Cómo tomaste la decisión de irte a Sao José?
-Fue en búsqueda de una experiencia nueva. Seguir sumando para mi carrera y lograr cosas nuevas a las que vivía en Argentina. No me costó la distancia, ya estaba acostumbrado. Fue una linda experiencia, más corta la adaptación. Sobre todo al estilo de juego y no a la categoría.
¿En qué aspectos tenés que seguir mejorando?
-Muchísimas cosas, esto es un in crescendo. Es seguir, mejorar y no repetir el mismo error de hace dos días. No existe la excelencia, existe la búsqueda. He crecido como jugador y quiero seguir creciendo mucho más.
¿Tres objetivos para el 2021?
-Sólo uno, quiero tener una buena Liga. Queremos podés ser un equipo serio que le plante cara a cualquiera. Ese, sería un objetivo a corto plazo.