El interno rosarino, Ezequiel Dentis, culminó su espera deportiva tras un frustrado comienzo en Italia. Retomó la actividad defendiendo al Sagrado Corazón de Cáceres en España. Desde hace una semana, disputa la temporada 2021 de la Liga EBA, junto a Vicente Garello.
El pívot de 2,08 metros, se inició en las inferiores de Central Córdoba y comenzó su recorrido profesional en Atenas de Córdoba. Ahora, tendrá su tercera aventura internacional luego de un primer paso por España y una experiencia en Uruguay.


¿Cómo te trata España?
-Bien, con un poco de frío, pero bien.
¿Cómo fue el debut?
-Contento por ganar, estuvo bueno. Hacía nueve meses que no jugaba y todavía me tengo que acoplar.
¿Cómo te mantenés física y deportivamente?
-Al principio entrené en mí casa. Luego, fui intercalando entre El Tala y San Telmo de Funes, así me pude mantener. De todas formas no es lo mismo entrenar que competir.
¿Fue mucho entrenamiento físico que el técnico y táctico?
-Salir a correr era más sencillo que encontrar un horario de entrenamiento de algún equipo.
¿Qué sensaciones tuviste sobre la vuelta de Italia?
-La experiencia fue muy buena, pero en la pretemporada comenzaron los casos masivos de contagio. Fue una decisión en conjunto con los dirigentes para que me vuelva. En ese mes, entrené y conocí gente. Después de que no entrenamos más, ocupé el tiempo saliendo a correr por la costa.
¿Qué sensaciones encontraste con la oportunidad de volver a España?
-Estoy feliz de estar acá, tengo compañeros con los que ya había jugado. Disfrutando de esta nueva oportunidad.
¿Cómo fue tu arranque en Central Córdoba?
-Al principio jugaba al futbol y un día acompañe a un amigo a natación, cruzamos la cancha de básquet y Freddy Navarro me citó. Me gusto, me enganche y el profesionalismo se me dio muy de golpe.
¿Cuánto medías?
-Con 15 años, medía 1,95 metros.
¿Cómo incursionaste en el profesionalismo?
-Estuve un año y medio en Central Córdoba, después llegue a Rosario Central. Gracias al padre de Agustín Pujol, Marcelo Milanesio me llevó a Atenas de Córdoba y ahí arrancó todo.
¿Cuándo sentaste cabeza con el básquet como trabajo?
-Cuando cobré mi primer sueldo en Atenas. Éramos ocho reclutados, donde nos pagaban la estadía y el sueldo, entonces creí que de verdad podía ser posible vivir del deporte.
¿Cómo fue el titulo en Atenas?
-Yo solamente entrenaba, pero estuve donde tenía que estar en el momento indicado. El primer año, se lesionaron los que estaban adelante mío y jugué varios minutos. Salir campeón fue maravilloso. Fue al mejor de siete y ganamos en doble suplementario. El Polideportiva explotaba de gente.
¿Cuáles son los recuerdos de aquel plantel?
-Fue un equipo divino y el ultimo año del ‘Pichi’ Campana. Siempre le digo que yo lo retiré (risas).


En esos comienzos, ¿cuáles son los entrenadores que más te marcaron?
-El entrenador que más me marcó fue el ‘Huevo’ Sánchez, me tuvo en cuatro equipos diferentes.
¿Qué enseñanzas te dejó?
-Que levantara las rodillas, para poder correr (risas).
¿Te ves en un futuro como entrenador?
-No, hoy día no me atrae la idea.
¿En cual de tus dos experiencias en el extranjero sufriste más la distancia?
-Cuando me fui la primera vez. Tenía 21 años y lo sufrí bastante. Fue un momento en el que el país estaba mal y la oportunidad no podía desperdiciarla. Cuando es joven, uno ve Europa como una meta.
¿Cómo fue el ascenso con El Nacional?
-Muy lindo. A ese equipo no nos daban dos pesos, fuimos de menor a mayor y terminamos ascendiendo contra San Martín de Corrientes.
¿Seguís más la NBA o la ACB?
-No miro mucho básquet, fuera de lo que juegan mis amigos. Prefiero verlos por streaming.
¿Cómo fue tu paso por Gimnasia y Esgrima La Plata?
-Tengo los mejores recuerdos. Arrancamos muy mal, pero empezamos a recuperarnos y quedamos a nada de la punta. Ganamos 17 partidos seguidos, pero apareció el COVID-19.


¿Cómo ves a la Liga Nacional?
-Cuando yo jugaba, siempre hubo un solo americano, pero ahora son muchos más. Hay demasiados extranjeros pero el nivel se mantiene.
¿Qué sueños te quedan pendientes?
-No sé que contestar, no es algo que tenga en cuenta ahora.
¿Pensás volver al básquet rosarino?
-Ojalá que mis últimos meses de juego lo haga con Freddy Navarro, sería lindo terminarlo con quien me inició.
¿Cómo te ves de acá a cinco años?
-Viviendo con cinco o seis perros adoptados de la calle.
¿Cómo te preparás para el próximo partido con Sagrado Corazón?
-Bien, mañana hacemos fundamento con quienes comparto departamento. A la tarde hacemos básquet y el domingo viajamos a Huelva a jugar.
¿Te ves como referente de algún club?
-Al no estar mucho tiempo en alguno no me veo como uno, pero si he estado muy a gusto en la mayoría.
¿Cómo es interactuar con los jóvenes?
-La mayoría aprende y escucha, es importante demostrar con acciones y no con palabras. Uno les habla desde el corazón para su bienestar, tanto dentro como fuera de la cancha y por suerte lo entienden y lo pasamos bien.