Carlos Gorosito, de último paso por Audaz Octubrino en la Liga Femenina de Ecuador, habló con Línea de Tres e hizo referencia a su actualidad en la institución. Una historia de superación y perseverancia, que hoy día quiere «enfocar en el camino del básquet».
«Previo a irme por primera vez, tuve seis llamadas de Ecuador. Querían que yo vaya para allá a toda costa. En 2007 acepté y me fui, a una ciudad muy pequeña en Ecuador», Carlos había llegado a Guaranda, una ciudad de apenas 30.000 habitantes.
De aquel primer paso, recordó entre risas: «Es tan pequeña, que un día un entrenador me dijo: ‘Goro, vos le pegaste al Papa’. Me lo repetía y yo no entendía por qué. Le pregunté y me dijo: ‘Dios te castigó y te mandó a Guaranda’. Es una ciudad extremadamente pequeña. A las siete de la tarde se cierra todo y no había más nada. Ahí fui cambiando mi vida».
De manera humilde, Gorosito, rememoró su gran pasar y actualidad por el básquet femenino de Ecuador: «Solamente dirigí cuatro años, llegué a tres finales y gané dos. Fue un trabajo de equipo. El de 2021 es el segundo Sudamericano que dirijo».
«En 2014, lo dirigí en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) con otro formato. Antes de jugar la semifinal, tuve una discusión muy grande con el dirigente y renuncié. Para mí el respeto está por encima de todo. Al día siguiente, ganaba la UTE por dos. A falta de seis segundos, Yaneth Arias mete un triple y los deja fuera de la final», declaró. Algo se había roto en la relación, pero quedaba una cuenta pendiente.
«A cuatro jugadoras las repetí en 2020 en Audaz Octubrino. El primer día, les prometí que no las iba a dejar solas. Sentí ese peso en mí. A raíz de esa promesa, fue que no me fui aunque todavía no me hayan pagado. Para mí el valor de la palabra vale mucho más que el dinero», sentenció.

Y continuó: «A la luz de los resultados, puedo decir que tomé la decisión correcta. Conseguimos todo. Por ahí si me preguntas si me gustaba como jugábamos, no. Pero a veces hay que ser pragmáticos y era lo que el equipo necesitaba».
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Sobre el último torneo internacional, contó: «En el Sudamericano, apuntamos a tener ‘scores’ por encima de los 70 puntos. Era muy difícil, pero era la meta. Tuvimos juego de muchísimas posesiones y defensas de mucho apremio. Nos fuimos las dos veces abajo al descanso, ajustamos y dio los réditos».
- 1era fecha: 71-56 vs. Pastoras de Lara.
- 2da fecha: 67-62 vs. Carl A-Z.
- 3era fecha 3: 70-65 vs. Leonas de Medellín.
Por otra parte, afirmó: «No tengo deseo de volver a instalarme en Ecuador, sí a terminar la Liga. Siempre y cuando me paguen antes, si no tendré que iniciar acciones legales. Hasta ahora me la banqué, pero hasta me dejaron tirado en el aeropuerto».
«Estuve cinco días en el aeropuerto para poder entrar al país. Pero los billetes no aparecían. Estuve al mejor estilo Tom Hanks en la película La Terminal. Habíamos hablado con el cónsul de Ecuador en Colombia y otras autoridades. Se había hecho un tema de Estado», confesó.
«Estaba a un paso de la gloria y no podía entrar al país».
En referencia al trato en el aeropuerto de Guayaquil, explicó: «Ya estaba todo definido. Dejarme pasar hubiera sido algo nefasto para la gente de Migraciones. Si era más oculto, hubiera podido pasar. Era destrabar una debilidad en el sistema».
«Tenía todo para irme a Colombia, a Bogotá. El cónsul ya tenía todo listo. A las 17:30 viene la coordinadora de área y 15 minutos más tarde el responsable de Avianca, me dice: ‘Usted se va a Argentina, porque no puede ingresar a Colombia. No tiene Visa y para entrar necesita un pasaje de salida'», reveló.
La situación no se destrabó del todo, pero el DT le vio la parte positiva: «Me mandaron por acá y hoy día me siento feliz. Considero que Dios me regaló esto, porque hace un tiempo que quería volver. Me vine gratis (risas), pero sin plata y sin ropa. La tengo toda allá. Acá tengo la ropa de la valija y la que me había quedado de hace años en Argentina».

«Quiero empezar a tomar el camino del básquet. Hace un año y medio que intento recuperar lo que había perdido. En ese caminar, me topé con Audaz Octubrino. Deportivamente me fue muy bien, pero económicamente muy mal. Todavía no me pagaron la Liga, son gente muy compleja», insistió.
«Me llamaron para que vaya a dirigir la Liga Masculina de nuevo en Ecuador, en un importante equipo. Pero si sale algo acá, me quedo. Si sale algo afuera también lo tomo. Desde la visión económica, irse es la mejor opción. Estuvimos coqueteando con un equipo de Venezuela. Me costó decir que sí, era difícil con el Sudamericano en el horizonte. Hoy, creo que hubiera aceptado. Pero no podía abandonar a mis jugadoras», manifestó.
Haciendo hincapié en su futuro, subrayó: «Quiero dirigir un buen proyecto de Federal y llevarlo a lo máximo que se pueda. Un equipo con aspiraciones a crecer, un proyecto. Hace muchos años, en el primer curso de CODITEP, vimos a León Najnudel y le pregunté: ‘¿Cómo se llega a dirigir La Liga?’. Él, muy práctico y real, respondió: ‘Nene, agarrá un equipo y llévalo a La Liga'».
Y aclaró: «Soy un laburante, siempre lo fui. Nunca impuse jugadores. Aunque hay una realidad, por más que laburés, si no tenés los jugadores, no ganás. La idea es que si tengo arroz, como paella. Pero si tengo carne, hago asado. Quiero que siempre sea lo mejor, pero siempre limitado por la realidad del equipo».
«En octubre, recibí un cimbronazo muy fuerte. Perdí a mi papá, a mi ídolo. Quiero honrar su nombre. Nunca tomé consciencia de lo que es la vida y el camino, hasta ese momento. Después de perderlo, me doy cuenta de que se trata todo esto. Quiero estar cerca de mis seres queridos, que van a ser lo único que estará siempre», puntualizó.
«Si me tengo que ir, me iré. Pero regresando siempre a Rosario, mi hogar».
Sobre Rosario, detalló: «Acá hay mucho material. El problema más grande es la indefinición de políticas deportivas. Yo creo que no todos los equipos tienen que ser equipos de élite. La Liga necesita de clubes intermedios y clubes formadores o iniciadores. Al igual que el entrenador».
«Si Libertad toma la política de ser un club formador y el día de mañana se quieren llevar un jugador, el formador tiene que ser recompensado por su trabajo. Hay que tener las ideas bien claras. Tiene que ser todo un círculo para mejorar el trabajo», ejemplificó.
«El tema es que acá todos quieren estar en primera, no sé para qué. Se gasta mucho dinero para estar en Superliga. Cuando en realidad debería ser algo más elitista, las tres divisiones están bien. Pero el proyecto en la A debe ser superador, apuntando a algo más», explicó.
Cerrando con el tema local, afirmó: «Me gustaría estar un proyecto serio. Como lo son el de Gimnasia y Náutico. También siempre me gustaron los de Atalaya y Sportsmen Unidos. Aparte estaría en la misma ciudad que mi familia, los dirigiría sin problemas».

Sobre su forma de ser, destacó: «Soy el entrenador que fue llamado más veces a iniciar un proyecto. Pero nunca los logro terminar (risas). Al momento de dar el salto de calidad, prefieren entrenadores dulces que te dicen lo que querés escuchar. Yo digo lo que siento y lo que creo, no siempre de buena forma. Siempre termino confrontando».
«Nunca me casé con proyectos en los que no estoy cómodo».
«Bahía y Estudiantes de Concordia, se perdieron hace algunos años a Bryan Carabalí (NdR: actual jugador de Quimsa). Ellos se lo perdieron, no me tomaron en serio. Hoy es un gran proyecto. No muchos miran para aquellos lugares. Hoy él estaría mucho mejor», expresó sobre el básquet del norte de Sudamérica.
Y mencionó a su colega y amigo rosarino, en una situación similar: «En 2009, Juan José Pidal, me dijo: ‘Voy a cortar a Glenn y voy a llevar a un cubano’. Yo pensé que estaba loco, pero al final lo cambió. Ese cubano era Reynaldo García. Cuando lo vi jugar, lo aplaudí a ‘Pepe’. Hay que tener cojones para cambiar a un cubano por un americano».
Para cerrar, finalizó hablando de sus dos pasiones, el básquet y la familia: «Argentina está en un proceso de resurgimiento en la rama femenina. Como padre de tres jugadoras, me gustaría y apuesto a que el básquet femenino crezca. Hoy por hoy, ellas están en Sportivo Federal, pero tienen el corazón en Temperley».
