Allá por el 2013, el Club Atlético Olegario Víctor Andrade, mejor conocido como CAOVA, ascendió a la Superliga de la mano de Néstor Gnass. Casi un año más tarde, el 16 de diciembre de 2014, comenzaba la gloria ‘Funebrera’. Se coronó campeón de la Rosarina, tras vencer a Echesortu en una emotiva final.
El título de 2014 fue el primero de CAOVA en su historia, por eso tuvo tanto impacto. Pero además, le dio el toque de incredibilidad la remontada histórica en la final. Abajo en la serie, 0-2, empataron la serie y tras batallar interminablemente disputaron un quinto partido. En ese juego, logró vencer por 88 a 86 en un final épico. El conjunto de zona sur, que con figuras de renombre como Gabriel Domínguez, Pablo Maggi y Pedro Ludolini alzó la gloria en la élite del baloncesto rosarino.
El conjunto ‘Funebrero’, logró algo impensado. A base de esfuerzo y de un plantel hecho exclusivamente para pelear los primeros puestos, tuvo su recompensa. Sólo 12 meses después de su ascenso, lograba coronarse, algo totalmente salido del libreto de cualquier película. Pero esto, sería sólo el comienzo de un histórico equipo.

«La historia la escriben los que ganan», dice la famosa frase y así fue como los de Olegario lograron crearse la fama. El 2015, no fue un año fácil para el último campeón. Disputó 14 partidos en la primera fase y ganó 10, finalizando en la segunda posición. Los dirigidos por Gnass, afrontaron las adversidades y se consolidaron en la siguiente etapa con un récord de 12 victorias y dos derrotas.
La segunda fase, los dejó en primera ubicación. Por ende, en cuartos de final enfrentaron a Los Rosarinos Estudiantil con ventaja deportiva. La serie se la llevó el equipo de zona sur por 2 a 1, pasando así a las semifinales y enfrentándose al poderoso Unión y Progreso. Mismo resultado en semis, 2 a 1 la serie como local y nuevamente en la final del torneo frente al poderoso Echesortu, que lo había vencido dos veces en las primeras fases.
La final del torneo fue la coronación de un plantel plagado de talento y hambre de gloria. La serie final, se definía al mejor de cinco encuentros. CAOVA barrió la serie por 3 a 0, sin darle la oportunidad a ‘Eche’ de reaccionar. Una verdadera paliza por parte de los de zona sur, que lograron así su bicampeonato. Algo que no sucedía desde el tricampeonato de Rosario Central (1998/1999/2000).
Néstor Gnass, uno de los máximos partícipes de esta realidad, repasó junto a Línea de Tres este mítico momento que ha vivido en el club que le abrió sus puertas como entrenador. «Cuando salimos campeones no lo podíamos creer, un club de barrio como CAOVA, es el único club campeón de la zona sur de Rosario», declaró Néstor.
Además agregó: «El equipo se quedó y ya se conocía de memoria, nos toca llegar a la final y estábamos finos como una orquesta. Jugamos en la cancha de Sportivo América y le ganamos los tres partidos a Echesortu jugando en un nivel hermoso. Ya teníamos todo, entonces ser bicampeón de Rosario es algo que nadie se imaginaba y se logró», concluyó.

Otro de los baluartes de ese bicampeonato, fue Gabriel Dominguez, quien dialogó con Ld3 sobre ese logro, tanto para el en lo personal, como para CAOVA. Un club de barrio que pudo coronarse en la élite del básquet rosarino.
«Mi llegada ahí, fue un punto importante en mi vida. Fue el momento en el que decidí retornar a la ciudad definitivamente. Venía pensándolo, si bien aún tenía 30 años y era una edad bárbara para seguir compitiendo a niveles profesionales, llevaba un agotamiento en cuanto al entorno. No es sencillo estar toda una vida de aquí para allá», señalaba Domínguez.
«Para mi el haber logrado el bicampeonato fue algo enorme. Sería falso decir que recuerdo el momento del logro. Lo que ha sido maravilloso, fue el camino recorrido, el trabajo del día a día, el partido a partido y la conexión que hubo entre todos. Y hasta pude lograr cumplir un deseo que fue compartir cancha con mi hermano Nicolás«, agregó la figura de ese plantel de CAOVA bicampeón.
Además, expresó: «Más que sentirme feliz por haber logrado semejantes años a puras victorias, me sentí satisfecho de haber cumplido con mi trabajo. En algunos casos el juego pasa a segundo plano y quién lidera es la responsabilidad y el compromiso de realizar la hazaña por la cual uno fue considerado».
«Es un recuerdo hermoso, aún los llevo. Todavía me aparecen imágenes imborrables. No hay mayor placer para un jugador de cualquier disciplina deportiva, que ver a un hincha saltar de locura gritando ‘dale campeón’. CAOVA fue una casa para mí, una gran familia, agradezco que hayan confiado en mí», cerró.
Como lo detalló Gnass, fue un hecho histórico. El primer club de zona sur en lograr un campeonato, y le agrega aún más color el factor de que haya sido un bicampeonato. El Club Atlético Olegario Víctor Andrade, es sinónimo de respeto, compromiso y esfuerzo y siempre será recordado por este logro único e inigualable.