Club Atlético Olegario Víctor Andrade (CAOVA), uno de los huesos duros de roer de la Superliga, logró sobrepasar la pandemia sin heridas. Fue una de las últimas instituciones en abrir sus puertas. Fiel a sus principios, el club retomó su principal tarea, cumplir el rol social dentro el barrio.
En diálogo con Línea de Tres, su presidente Miguel Ángel Dolce, remarcó la principal función que cumple CAOVA. Lejos estuvo de señalar un objetivo puntual dentro de lo deportivo. No descuida el querer competir dentro del torneo, pero él va más allá de una copa, él pondera los valores.
En primera instancia, Miguel hizo mención a cómo sobrellevaron el año de pandemia: «Esta situación nos afectó como a todos los clubes de barrio. Lo que demostró y potenció esta enfermedad, es el gran desamparo de los gobernantes, ya sea nacionales, provinciales o municipales. Sentimos una gran soledad. Principalmente lo sentimos desde la parte económica y en cuestiones administrativas. Si estuvieron haciendo su aporte desde lo psicológico, pero desde lo económico el club CAOVA careció de toda ayuda«.
Con respecto a la vuelta de las actividades institucionales, remarcó: «Abrimos nuestras puertas en el mes de noviembre. Priorizamos la salud ante todo. Aunque la verdad es que sin economía no hay salud, sin el agua potable, sin gas y sin luz, no habría una buena salud». También subrayó: «Cuando reabrimos, lo hicimos con el 80% del caudal de socios. Nos fue bien, ya que no registramos ningún caso«.
«Quiero destacar la ayuda de los socios en la cuota del mes de noviembre, fue excelente. Además, resaltar que la institución dejó de cobrar la cuota desde marzo hasta octubre. No nos pareció ético cobrar por algo que no se ofrecía».
El presidente de Olegario, comentó la larga lucha que lleva adelante: «Considero que un club de barrio cumple muchas funciones sociales, al igual que las escuelas, los hospitales, las comisarías y los templos religiosos. Es por eso que hace 10 años que reclamo lo que creo que corresponde, que son los servicios gratuitos de agua, luz y gas».
Además sostuvo: «Esto que pido es lo que la mayoría de las instituciones barriales necesitamos. No somos clubes grandes, nuestros gastos superan de forma mínima a los gastos domiciliarios. Vale decir que de lograr esto nos daría un envión gigante a los clubes barriales, permitiendo competir con otras instituciones«.
En el cierre de la nota, detalló los objetivos propuestos para este año: «Dentro del básquet, queremos estar dentro de los mejores cuatro clubes de Rosario. Tenemos un equipo competitivo. Pero además de esto buscamos el armado de un grupo de jugadores con principios y valores, que sean buena gente y que ayuden a crecer a los más chicos«.
Mientras que, por el lado de las divisiones formativas, sostuvo: «Nos dedicamos formar personas, no solo jugadores. No ponemos el resultado o la posición de la tabla por delante de la educación. Se puede ganar o perder, pero quiero que los chicos tengan y conserven los valores ante esos resultados«.
Miguel Dolce, finalizó la entrevista señalando a lo que apunta con CAOVA a largo plazo: «Tenemos en mente dos obras para el club. La primera y más cercana es la de la colocación del piso de parquet a la pista de patinaje para poder potenciar esa disciplina. Y el segundo anhelo, es la compra de la casa que está al lado del club, que tiene 12mts de ancho y 40mts de largo para poder hacer la instalación de una pileta. Así podremos aumentar el espacio físico y con esto lograríamos ampliar el caudal de socios«.