Andrés Rodríguez nació el 8 de abril de 1984 en la ciudad de San Lorenzo y desde muy joven comenzó su pasión por la naranja. Comenzó a dar sus primeros pasos en el parquet en el club Red Star y se convirtió en un verdadero trotamundos de la región. Hoy se encuentra por fuera de los vestuarios, pero siente que todavía tiene unos partidos más para dar.
Fue en el club sanlorencino donde transitó las divisiones formativas, consagrándose campeón nivel A1 en categoría cadetes. «Fue algo histórico para el club«, comentó Andrés. «El club de mi vida es Red Star, donde me formé como persona. Dentro de los responsables de esto último, no quiero dejar de nombrar al gran Guillermo ‘Chala’ Saccone. Hoy no está físicamente, pero está siempre presente en mi corazón«.
Llegó por primera vez a la primera de la mano de Gustavo Roig con apenas 14 años y se mantuvo en Red Star hasta la temporada 2001. Luego de eso, junto con su hermano Fernando y a la edad de 18 años, se mudó por primera vez en su carrera, el destino era Atlético Rafaela. En ‘La Crema’ también volvió a llevarse un campeonato de juveniles y se mantuvo entre sus filas hasta el año 2005.
Armó las valijas nuevamente y mudó su básquet al Club Atlético San Jorge, donde permaneció solamente una temporada.«Viajábamos en remise tres veces por semana. Nos terminamos haciendo íntimos amigos todos», comentó. A sus 22 años, llego a Brown de San Vicente. «En Rafaela y San Vicente hicimos viajes interminables en combi a otras provincias mientras jugábamos la Liga Nacional B«, rememoro el jugador entre risas.
En el club de San Vicente, saboreó la gloria nuevamente consagrándose junto a sus compañeros campeones de la provincia en Liga C, ganando también un ascenso a lo que en ese entonces era la Liga Nacional B (NdR: hoy Torneo Federal). El logro deportivo fue más gracias a que lo compartió junto con su hermano Fernando, un condimento extra para toda la familia Rodríguez.
La temporada 2007 fue muy movida para el sanlorencino, jugando un semestre para Atlético San Jorge y uno para ADEO de Cañada de Gómez, modalidad que mantuvo hasta el año 2009. «En ADEO viajábamos en el camión de un amigo a entrenar», comentó.
Y luego, a los 25 años, llegó a nuestra ciudad para vestir la camiseta de Fisherton. «En Fisherton mientras jugábamos la Liga Provincial C, jugué play-offs contra mi hermano Fernando que jugaba en María Juana y le hice una falta antideportiva«, recordó entre risas Andrés.
Llegó la temporada 2010 y se mudó nuevamente de club, esta vez su destino fue Alba de Maciel. «No es un campeonato, pero para mí se sintió como uno, haber jugado todo un torneo con Esteban ‘El Gallo’ Pérez, un hermano de la vida y uno de los mejores jugadores que tuvo y tendrá el básquet argentino«, declaró Rodríguez.
A los 27 años desembarcó en Provincial de Salto Grande, donde jugó por una temporada para luego volver a su primer amor, Red Star. En el club de sus orígenes, transitó el campeonato 2012. Al año siguiente, vistió la camiseta del club de la ciudad vecina, Puerto General San Martín. «En Puerto me reencontré con grandes amigos«, expresó. Luego de su paso por ‘El Verde’ llegó un break en su carrera y se mantuvo fuera de los vestuarios hasta el 2015.
En la temporada de 2016, volvió a las canchas para jugar en Garibaldi. «Pude jugar de nuevo con mis hermanos Fernando y Mariano, además ser dirigido por mi hermano Federico«. Los Rodríguez transitaron la Primera C rosarina con la meta de ascender al equipo de Fray Luis Beltrán, objetivo que terminaron logrando con grandes actuaciones en todo el trascurso del torneo.
«El campeonato de Brown y el ascenso de Garibaldi fueron muy especiales para mí porque se dieron con por lo menos uno de mis hermanos«, agregó Andrés. ‘El Chacarero’ logró el boleto a la Primera B en la última fecha del Cuadrangular Final derrotando a Paganini Alumni 72 a 52 como locales. Defensa dura, gran intensidad y convencimiento colectivo de la idea de juego, convirtió al club beltranense en el merecido campeón.
En la temporada posterior, cambió de rumbo nuevamente para vestir la camiseta de Timbúes en el torneo de la Primera B. En el equipo de la comuna, Andrés logró cumplir otro de sus sueños y de los más emotivos, que su hija logre verlo jugar. Después de su paso por el ‘Indio’, abandonó nuevamente los entrenamientos por un tiempo.
Pero Andrés no se siente retirado aún. En 2020 formó parte del plantel de Garibaldi nuevamente, aunque por las razones pandémicas no pudo desempeñarse de manera oficial. «Formé parte una vez más del equipo de primera de Garibaldi, pero por la pandemia no se jugó. Hoy con casi 37 años, te diría que todavía no estoy retirado definitivamente, triste noticia para el básquet (risas)», cerró Rodríguez.
Actualmente no forma parte de ningún plantel oficial, pero se encuentra en la lista de buena fe de su amado Club Red Star, esperando con ansias que la dramática situación que nos atraviesa pueda concluir y darle lo que resta de sus minutos como profesional al deporte y a los colores que tanto ama.