Se trató del típico jugador del ascenso rosarino. Así se describe a Alejandro ‘Choca’ Fernández. Dentro del parquet, simple y honesto, supo querer y ser querido en el sur de Rosario. Luego, a base de convicción, como entrenador formó una identidad basada en la proyección.
A los ocho años de edad y como todo chico de barrio, ‘Choca‘, conoció el deporte a 50 metros de casa. Más precisamente, en 1988, CAOVA se cruzó por primera vez en su vida. A raíz de haber demostrado cualidades defendiendo al ‘Funebrero‘, desde 1994 comenzó un ida y vuelta constante con Saladillo.
«Siempre busqué la posibilidad de jugar, era lo único que me importaba», explicó sobre sus reiterados cambios de colores. De la mano de Gustavo Roig, se adentró más en zona sur. Allí, completó las categorías infantiles y cadetes. Para 1998, compartió juveniles y primera para el ‘Azul‘ de Av. San Martin.
En 1999, en gran medida por sus amistades y dirigido por César Machado, culminó la etapa juvenil nuevamente en Saladillo. Con el ‘Aurinegro‘ se mantuvo en la máxima categoría hasta sus 21 años. Paralelamente, comenzó a experimentar la categoría escuelita y la chispa de entrenador creció.
«Me quedó toda mi adolescencia. La pileta, mis amigos, tomar una gaseosa y jugar los 3×3. Estaba todo el día en el club», agregó respecto a su pasado en Saladillo.
Conforme pasó la nueva década, en 2002 retornó por tercera vez a CAOVA, ya como ficha mayor. Finalmente, tras varias campañas, se dio una alegría como jugador, donde después de seis campañas finalizó campeón de la Primera C y ascendió a la segunda división local.
Previo a entrar de lleno a manejar a los más chicos, entre 2004 y 2006, tuvo su primera experiencia en Newell’s Old Boys. Pese a una época institucional complicada, en ‘La Lepra’ fue artífice de la reconstrucción del básquet quedando así «satisfecho por el trabajo logrado».

Seguidamente, en 2007, comenzó a conducir a las categorías U13, U15 y U17 del ‘Funebrero’. Con la partida de Walter Pedemonte en 2009, se le ofreció a Alejandro el plantel de primera lo que restó de año. No obstante, pese a su inexperiencia, ese medio año mantuvo la categoría desde el repechaje.
Todavía como un protagonista del parquet, dentro de el, se separó de la institución de Avenida San Martin. En referencia al ‘Funebrero‘, dijo: «Del club tengo todos los recuerdos, continuos y hermosos. Al ser el mismo grupo de amigos, nos recordamos a día de hoy constantemente nuestra infancia y adolescencia».
Para 2009, continuó al mando de las formativas de su anterior equipo, pero aquel año defendió a Sportivo Federal. Tras una campaña regular en el ‘Galponero‘, un año después concluyó su ciclo como jugador en CAOVA. Y por otra parte, comenzó a florecer en el aspecto táctico, en Saladillo.
«Me llegó una propuesta del presidente, con un potencial enorme para trabajar. Había una camada formada por Hugo Domínguez que me encontró en pleno crecimiento y con todas las ganas», expresó tras su llegada en 2010. Durante cuatro años, obtuvo podios con las inferiores de Avenida Arijón.
Con aquellos juveniles, consiguió quedarse con el Federativo del 2012, llegando a disputar el Argentino de Clubes. Además, conoció canchas como las de Libertad de Sunchales, compitió contra Atenas de Córdoba y concluyó como el segundo mejor de Santa Fe.
Luego de esto, aseguró: «Me quedaron un montón de experiencias con esos chicos. Hoy en día, que los U13 que tuve estén compitiendo en U19 o la primera del club, es una satisfacción». Y culminó con una reflexión: «Tiene que ser el objetivo de todos los entrenadores, trabajar lo mejor posible para conseguir ese mismo objetivo».
A partir del 2014, alcanzó el techo deportivo y consideró que «logró un básquet impresionante y de gran nivel con aquellos chicos». Un año después, con un cambio de presidencia, ‘Choca’ se encontró trabajando en Provincial. Pese a recibir el contacto de ‘Coco’ Montanini, y entusiasmarse por la propuesta, durante dos años se encontró con otra realidad.
Arribó a un club multideportivo, por lo que nunca terminó de conseguir la comodidad con la que se consagró previamente. «Acostumbrado a un club de barrio, Provincial me avasalló. No terminé de sentirme a gusto», confesó. Terminó su contrato en 2016 y su ultimo destino estuvo en Fray Luis Beltrán.
Aunque hubo un momento que marcó a Alejandro para siempre y así lo recordó el mismo protagonista: «Apadriné a un chico que lamentablemente la madre no le prestó atención y el barrio no ayudó. Le hice comprar zapatillas por el club y lo transportaba todo el día. Se trataba de un chico con condiciones pero una educación limitada».
Casi sintiéndose culpable, agregó: «Cuando iniciamos el 2016, me enteré de algo que casi hace que deje de dirigir. El joven apareció muerto por un disparo en la cabeza, cuidando un bunker. Me costó asimilarlo y para mí fue un fracaso, no deportivo, sino personal. Fue intentar algo que no pude lograr».
«Me llamó Federico Rodríguez y me comentó que quería armar algo diferente, el básquet era muy recreativo», explicó Fernández. A partir del 2017, Garibaldi comenzó con un proceso de reorganización y masificación. Luego de fijar horarios, crear estímulos y administrar, completó la tira de intermedias.
Posteriormente a ese aumento exponencial de chicos, había que darle calidad. Armó un gimnasio, adquirió un profesor de Educación Física y los resultados saltaron a la vista. Al segundo año, tras el ascenso de la primera división a la ‘B’, se le planteó la posibilidad de dirigirla.
A falta de recursos económicos, se gestó un plantel austero. No obstante, con un mix de juventud y veteranía, el ‘Chacarero’ escribió una nueva página en su historia. Luego de derrotar a Atlantic Sportsmen, en un repechaje, Fernández y sus dirigidos ascendieron a la A2.
De forma esperable, con el mismo plantel, en 2019 perdió la categoría. No obstante el club terminó con 127 chicos en intermedias, por lo que enfatizó: «Terminar el año con tantos chicos, habiendo empezado con 50, es una sensación muy grata».
Actualmente, a pocos días de comenzado el 2021 y por un ajuste de presidencia, finalizó su vinculo con Garibaldi. Igualmente, el propio Alejandro Fernández, es un competidor nato y dejó todo de sí, dentro y fuera de la cancha, por lo que su historia no tendrá un fin en el corto plazo.

Trayectoria como jugador
- CAOVA (1988/1993); (1998); (2002/2007) y (2010)
- Saladillo (1994/1997) y (1999/2001)
- Sportivo Federal (2009)
Trayectoria como entrenador
- Saladillo (2000/2001) y (2010/2014)
- Newell’s Old Boys (2004/2006)
- CAOVA (2007/2009)
- Provincial (2015/2016)
- Garibaldi (2017/2020)