El año 2023 en la Asociación Rosarina de Básquet (ARB) tuvo altos y bajos desde el plano organizativo. Pero con aciertos y errores, se llegó al final de una larga temporada que tuvo la inclusión de una nueva copa en medio de la temporada.
El año marcó un hito con la expansión de la Superliga, que incorporó a 25 equipos. Este ambicioso paso buscaba fortalecer la competencia, pero sus repercusiones alteraron la dinámica de juego, afectando la Primera B, que vio modificado su papel tradicional.
Así mismo, se logró, luego de muchísimos intentos fallidos, la finalización de la Copa 95° Aniversario que quedó en manos de Atalaya. Lo que fue un apercibimiento en la organización, al no poder armar un torneo y que el mismo finalice en la misma temporada.

En el plano femenino, la inclusión de Sport de Cañada de Gómez a la última competencia del año aunque acertada, enfrentó algunos contratiempos. No obstante, resaltó la riqueza regional y la diversidad geográfica que puede aportar al básquet en esa área.
La organización de la Copa Amílcar Tamburri, en sus dos ramas, a pesar de realizarse hacia el final del año con cierta premura. Sin embargo, esto exhibió la capacidad de adaptación y respuesta rápida de los clubes para siempre jugar.

Este año ha enseñado valiosas lecciones sobre la importancia de la planificación estratégica y la flexibilidad en la toma de decisiones. Es imperativo revisar y ajustar el formato de la Superliga para mantener un equilibrio adecuado y el nivel que dicha competencia exige.
Se debe fortalecer la comunicación con los equipos, asegurando transparencia y participación en la toma de decisiones. Por lo tanto, se mira hacia el futuro con optimismo, confiando en que estos desafíos fortalecerán el deporte, construyendo así una liga más sólida y emocionante para los seguidores del básquet en la región.